La PNB esperó a que la oposición pisara la Cota Mil para lanzar las lacrimógenas

POLÍTICA · 1 MAYO, 2017 20:33

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Julett Pineda Sleinan | @JulePineda


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“Hacia el norte es la ruta”, exclamó la diputada Delsa Solórzano en la concentración de la avenida Francisco de Miranda de este lunes, 1 de mayo. Bastó y sobró para que los manifestantes subieran por la principal de La Castellana para tomar la avenida Boyacá hasta el Tribunal Supremo de Justicia. “Hay piquetes, pero ellos no son más que nosotros”, advirtió la parlamentaria. Tras insistir por unos minutos en la entrada de la Cota Mil, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cedió el paso a la marcha.

Por unos segundos parecía que la convocatoria había tomado su rumbo hacia el oeste para exigir al Poder Judicial que cese “el golpe de Estado continuado”. Con las manos arriba, los manifestantes dieron los primeros pasos mostrando que estaban desarmados. Quienes estaban atrás se apuraron para ir a la delantera y no perderse los detalles de estar al frente. La emoción parecía genuina. De repente, los disparos de las lacrimógenas empezaron a sonar.

Los opositores solo pusieron un pie en la Boyacá cuando la PNB empezó a reprimir. Quienes marcharon sintieron que pecaron de ingenuos ante la estrategia de los uniformados. Una, dos, tres, cuatro bombas dejaban la estela de humo en el parque La Mansión, en la entrada hacia la Cota Mil.

Las vías eran muy angostas para escapar de la represión. “¡Son unos malditos!”, gritó una joven con la bandera de Venezuela de capa. Los ojos rojos lloraban por la rabia y los efectos de los gases. A su alrededor, la gente la asistía con pañuelos empapados de agua con bicarbonato.

Bajaban y también volvían a subir, pero la marcha opositora que se extendía a aproximadamente cuatro cuadras de la Boyacá no se quería mover de La Castellana. La represión continuaba hacia el norte, pero abajo la gente esperaba para marchar al TSJ.

Desde nueve puntos en el este de la ciudad arrancó la marcha que quería llegar hasta la sede del Poder Judicial. Tarde, pero seguro, los opositores no llegaron a las 10:00 am, pero se fueron sumando en el camino. Ya para las 12:20 pm, los manifestantes habían llenado la avenida Francisco de Miranda, una de las dos principales arterias viales de la capital que pretendía tomar este 1M.

Era el Día del Trabajador, pero la oposición también celebró este lunes 30 días en la calle y el estreno del mes de mayo “pateando” el pavimento. A los pesimistas, la diputada Gaby Arellano dijo que ya eran notables los efectos de la presión. “Hemos visto como en 30 días los fiscales se han negado a cumplir lo que pide el dictador”, exclamó desde una tarima en la avenida Francisco de Miranda. “Aquí nadie se ha cansado. Los diputados estamos dispuestos hasta a dar la vida por la libertad de Venezuela”, añadió. La avenida estalló en aplausos.

La oposición quiso otra vez, pero no pudo llegar hasta la sede del Poder Judicial en el centro de Caracas. Ni las bombas ni los efectivos lo permitieron, ni siquiera probando por primera vez aventurarse por la Cota mil en lugar de la autopista Francisco Fajardo.

Aún así, los opositores prometieron seguir en la calle hasta conseguir llegar a su destino. “O bajan los escudos o los va a atravesar un pueblo. Si no es hoy, será mañana o pasado mañana, pero vamos a llegar”, aseguró el diputado Juan Requesens a los uniformados antes de que la marcha arrancara.

POLÍTICA · 1 MAYO, 2017

La PNB esperó a que la oposición pisara la Cota Mil para lanzar las lacrimógenas

Texto por Julett Pineda Sleinan | @JulePineda

“Hacia el norte es la ruta”, exclamó la diputada Delsa Solórzano en la concentración de la avenida Francisco de Miranda de este lunes, 1 de mayo. Bastó y sobró para que los manifestantes subieran por la principal de La Castellana para tomar la avenida Boyacá hasta el Tribunal Supremo de Justicia. “Hay piquetes, pero ellos no son más que nosotros”, advirtió la parlamentaria. Tras insistir por unos minutos en la entrada de la Cota Mil, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cedió el paso a la marcha.

Por unos segundos parecía que la convocatoria había tomado su rumbo hacia el oeste para exigir al Poder Judicial que cese “el golpe de Estado continuado”. Con las manos arriba, los manifestantes dieron los primeros pasos mostrando que estaban desarmados. Quienes estaban atrás se apuraron para ir a la delantera y no perderse los detalles de estar al frente. La emoción parecía genuina. De repente, los disparos de las lacrimógenas empezaron a sonar.

Los opositores solo pusieron un pie en la Boyacá cuando la PNB empezó a reprimir. Quienes marcharon sintieron que pecaron de ingenuos ante la estrategia de los uniformados. Una, dos, tres, cuatro bombas dejaban la estela de humo en el parque La Mansión, en la entrada hacia la Cota Mil.

Las vías eran muy angostas para escapar de la represión. “¡Son unos malditos!”, gritó una joven con la bandera de Venezuela de capa. Los ojos rojos lloraban por la rabia y los efectos de los gases. A su alrededor, la gente la asistía con pañuelos empapados de agua con bicarbonato.

Bajaban y también volvían a subir, pero la marcha opositora que se extendía a aproximadamente cuatro cuadras de la Boyacá no se quería mover de La Castellana. La represión continuaba hacia el norte, pero abajo la gente esperaba para marchar al TSJ.

Desde nueve puntos en el este de la ciudad arrancó la marcha que quería llegar hasta la sede del Poder Judicial. Tarde, pero seguro, los opositores no llegaron a las 10:00 am, pero se fueron sumando en el camino. Ya para las 12:20 pm, los manifestantes habían llenado la avenida Francisco de Miranda, una de las dos principales arterias viales de la capital que pretendía tomar este 1M.

Era el Día del Trabajador, pero la oposición también celebró este lunes 30 días en la calle y el estreno del mes de mayo “pateando” el pavimento. A los pesimistas, la diputada Gaby Arellano dijo que ya eran notables los efectos de la presión. “Hemos visto como en 30 días los fiscales se han negado a cumplir lo que pide el dictador”, exclamó desde una tarima en la avenida Francisco de Miranda. “Aquí nadie se ha cansado. Los diputados estamos dispuestos hasta a dar la vida por la libertad de Venezuela”, añadió. La avenida estalló en aplausos.

La oposición quiso otra vez, pero no pudo llegar hasta la sede del Poder Judicial en el centro de Caracas. Ni las bombas ni los efectivos lo permitieron, ni siquiera probando por primera vez aventurarse por la Cota mil en lugar de la autopista Francisco Fajardo.

Aún así, los opositores prometieron seguir en la calle hasta conseguir llegar a su destino. “O bajan los escudos o los va a atravesar un pueblo. Si no es hoy, será mañana o pasado mañana, pero vamos a llegar”, aseguró el diputado Juan Requesens a los uniformados antes de que la marcha arrancara.

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