“Perdónalos señor porque no saben lo que hacen. Perdónalos señor porque no saben lo que hacen”, repetían los feligreses alrededor del Nazareno de San Pablo. Minutos antes, cerca de la 1:30 pm, quienes visitan religiosamente la Basílica Santa Teresa para marchar con la procesión todos los años vivieron un episodio inédito este miércoles 12 de abril: un grupo violento agredió al cardenal Jorge Urosa Savino mientras oficiaba la misa del mediodía.

Testigos vieron al grupo afecto al Gobierno con armas blancas. Abucheaban al arzobispo de Caracas cada vez que hacía referencia a los acontecimientos del país. Bastó que pidiera por la liberación de los presos políticos para que se armara el forcejeo. “Subieron al altar y lo agarraron (a Urosa Savino). Los cargadores del Nazareno fueron quienes lo defendieron”, contó Reynaldo, un monagillo, al equipo de Efecto Cocuyo.

Hubo golpes durante los minutos de tensión. Algunos feligreses salieron corriendo de la Iglesia, otros se escondieron en el despacho o la biblioteca del templo. Sin embargo, Enrique, uno de los asistentes, recuerda que muchos se quedaron cerca del altar dispuestos a defenderse y a no poner la otra mejilla como pedía Jesús a sus discípulos.

“Aquí iba a haber un enfrentamiento”, aseguró; pero las brigadas de seguridad de la Basílica, conformada por puros voluntarios, intervinieron. “Nosotros protegimos al cardenal y al Nazareno, que es lo más sagrado que tenemos aquí”, aseguró. A Urosa Savino lo resguardaron rápidamente en el despacho del sacristán y luego lo sacaron de la iglesia Santa Teresa escoltado.

La Policía que cuidaba que la cola de feligreses se mantuviera en orden no intervino sino después de que el grupo violento ya había arrojado varios golpes. Al final, los chavistas se marcharon entre risas y gritando “¡Viva Chávez! ¡Viva Maduro!“.

En ese momento, la confusión se apoderó de los feligreses. “Yo le dije a mi hija que teníamos que tener cuidado cuando saliéramos con la procesión porque pueden estar los colectivos”, advirtió Gladys, quien religiosamente asiste a caminar con su Nazareno todos los años.

Entre los monaguillos y los voluntarios del templo también se impuso la angustia por unos minutos. “La gente quiere salir a hacer su procesión, pero no sabemos cómo pueda estar eso. Dicen que hay colectivos esperando en la otra calle”, alertó Reynaldo. Tiene 31 años, pero es voluntario en la Iglesia desde los 5, y no quiere que la tradición se vea afectada por la violencia. “Yo quería defender a mi Iglesia, pero mi religión no me lo permite”, expresó impotente y con los ojos vidriosos.

Cerca de seis banderas de Venezuela contó Enrique dentro de la Iglesia. Todas de simpatizantes de la oposición que atendieron al llamado de los dirigentes de asistir este miércoles, 12 de abril, a la procesión del Nazareno con el símbolo nacional a manera de protesta.

No sintió que hubiera miedo por parte de los feligreses. Ni siquiera dentro del templo. Aseguró que estaban dispuestos a defender a su cardenal, a su Nazareno y a sus creencias. “Gracias a Dios aquí no hubo un enfrentamiento. Nos íbamos a caer a golpes. Y, aquí entre nos, ganas no nos faltaron”, expresó Enrique.

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