La mañana del miércoles 11 de mayo, Diego Hernández se levantó con la firme convicción de ir a marchar. Lo que no sabía es que la convocatoria hecha por políticos, y que contó con la participación de un gobernador, varios diputados y un grupo de personas, se quedaría atrás, en los piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana, y que le tocaría ir a él solo hasta el Consejo Nacional Electoral (CNE) para ser la única voz en pedir el revocatorio frente al organismo comicial. Así fuera por unos minutos nada más. “Si tú dices que hoy vas a salir a marchar al CNE, tienes que hacerlo“, dijo a Efecto Cocuyo, tajante.

El joven de 36 años logró escabullirse de los cuerpos policiales que bloquearon la movilización hacia la sede del Poder Electoral, pero no de la represión. Sin bombas lacrimógenas ni perdigones, un GNB arrebató a Diego su pancarta que exigía el referendo revocatorio. Fue uno solo. Pero otros más, lo felicitaron puertas adentro, donde estaba detenido, por sus actos y su determinación. “Ellos también están pasando lo mismo que nosotros“, expresó vía telefónica tras ser liberado.

Residenciado en las cercanías de La Guaira, y con dos hijos, Diego Hérnandez salió a las 5:00 am de su casa para ir a la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde estudia Derecho. Con estudios en Administración, subió a la misma hora de siempre para llegar a su clase de Derecho Procesal Civil II.

“Cuando llegué, ya las puertas estaban cerradas porque era tarde”, contó. Esperó a la siguiente materia, a las 8:30 am, pero el profesor no fue y aprovechó para salir más temprano a la marcha de la oposición.

Junto a dos amigos de la carrera, Diego tomó un autobús para llegar a Bello Monte. Luego de un par de minutos en el sitio, notó que cordones de efectivos de seguridad bloqueaban las vías.

“La calle de la estación del metro de Bello Monte estaba cerrada. Seguimos caminando y vimos que los puentes también estaban trancados. Seguimos hasta el siguiente puente, que está antes de llegar a la UCV y nada”, relató la noche de este miércoles.

Más adelante, junto a un grupo de gente, se aventuró por un camino de árboles y de tierra que daba a la autopista Francisco Fajardo. Minutos después, más gente se iría sumando al trayecto. “Atravesamos todo ese bosque tipo película medieval. Los policías buscaron la forma para reagruparse en el sitio, pero llegamos antes de que lo hicieran“, aseguró el joven.

Los efectivos intentaron frenar la movilización y formar un piquete. El volumen de carros ya había disminuido, pero el estudiante alcanzó a montarse en la parte trasera de una camioneta para escabullirse de los cuerpos de seguridad. Ocupados con el resto de los manifestantes, Diego, de 36 años de edad, se quedó esperando al otro lado de la pared policial, para ver si otro compañero lograba correr con su misma suerte. Nadie más pudo.

En la espera de un acompañante, sacó de su morral una carpeta de aros, tomó una hoja de adentro y con resaltador amarillo escribió la frase de su detención: “Revocatorio ya“. Desde ese punto de la autopista, empezó a marchar él solo hasta el CNE. El resto de los manifestantes se quedó forcejeando con la policía. Los diputados, se retiraron del sitio.

Sin camioneta ni cola, Diego llegó a la sede del Poder Electoral, tal como decía la convocatoria. Con los brazos extendidos, mostrando la pancarta, caminó por el hombrillo hasta llegar al final de la avenida Bolívar. En el camino, los carros le tocaban corneta y le daban frases de aliento. “¡Sí se puede!“, “Sigue caminando“, dijeron algunos conductores. Otro señor, recuerda Diego, gritó “¡Viva Maduro!” echando broma.

Cuando llegó a la avenida Bolívar, vio grupos del oficialismo que se dirigían a Miraflores. En ese momento, optó por guardar su pancarta temporalmente. “Mi meta era llegar al CNE, no enfrentarme con los chavistas a mitad de camino. Podían tomarlo como una provocación”, contó.

Aunque el CNE estaba custodiado y cercado hasta los “tequeteques”, pudo colarse a través de una pequeña entrada entre las rejas en la sede del Poder Electoral. Ahí fue donde dijo la frase que se volvería viral después de su detención: “Queremos elecciones para que no haya derramamiento de sangre en Venezuela, estamos en un punto crítico…”. Ahí fue también cuando, de golpe, un funcionario de apellido Lugo le arrancó la pancarta.

Unas 10 horas pasó el estudiante de derecho en un sótano de la GNB en las cercanías del Palacio de Justicia. Sentado y esposado, le dieron comida y esperó a que fueran las 9:00 pm, momento en el que se hizo su presentación. A pesar del trato de Lugo, Diego aseguró que los demás guardias lo trataron bien durante su detención.

“Los mismos guardias me felicitaban”, relató. “Me decían ‘chamo, no tengas las manos atrás que tú no eres ningún delincuente. Me felicitaron por mis actos y por mi forma de protesta pacífica”.

Le hubiese gustado que más gente llegara junto a él al CNE, quería que fueran unas 50 personas que, al igual que él, marcharan al sitio a ratificar su firma por el referendo revocatorio. “Resulta que expresarse es un derecho. Transitar por todo el territorio es un derecho“, expresó. “Nadie va a venir a reconocer tu derecho; tienes que ir a ejercerlo tú”.

Resistencia a la autoridad y agresión a un guardia fueron los cargos que iban a imputarle por haber sido el único en marchar hasta el CNE. Al final del día, logró cumplir lo que se planteó; fue aupado durante su trayecto hasta la avenida Bolívar y recibió felicitaciones por parte de los mismos cuerpos de seguridad.

Sin embargo, lo único que Diego Hernández lamenta de su detención es que el GNB nunca le devolvió su carpeta con la frase que logró escribir apenas se escapó de los cuerpos policiales: “Revocatorio ya”. Si llega a ver al funcionario otra vez, no se lo pensará dos veces: “Si lo veo por ahí, se la voy a pedir”, dijo entre risas.

</div>