La Toma de Caracas probó la capacidad organizativa y de movilización que tiene la Mesa de la Unidad Democrática. También probó que las protestas masivas pueden ser pacíficas.
Pero la jornada deja nuevos retos que la oposición deberá enfrentar de forma estratégica para evitar que su músculo social se desinfle antes de concretar la agenda de lucha que presentó al país.
El consultor político, Edgar Gutiérrez, enumera los desafíos después del 1 de septiembre
1. Debe mantener la ofensiva en materia de movilización.
2. Aumentar la presión social, política e internacional para que el referendo revocatorio se lleva a cabo este año.
3. Proteger a los suyos frente a la ola represiva que pudiera darse de parte de los cuerpos de seguridad o de grupos civiles armados.
“La protesta se mantiene viva ampliándola geográficamente, intercalándola para evitar el desgaste sin que se pierda el volumen y la intensidad y se debe integrar la protesta social de los sectores a la misma lucha”, explicó el experto.
En este punto coincide el sociólogo y analista político Daniel Fermín, quien advierte que el reto más importante es evitar que la manifestación se convierta en una actividad netamente partidista.
“Se debe mantener una convocatoria abierta a todos los venezolanos que cubra todos los sectores de la vida social porque es una tentación muy grande, incluso por el tema operativo, apelar a los músculos de los partidos. También se debe comunicar de forma efectiva lo que se ha logrado y se está logrando con estas manifestaciones”, apunta.
Para ambos analistas, la represión es el principal riesgo, pero coinciden en que la ciudadanía ha demostrado haber perdido el miedo.
“La MUD debe lidiar con las actuaciones y el discurso violento que vienen desde el oficialismo; hoy vemos como se detiene a un alcalde y estas acciones parece que no van a terminar. En este sentido, se debe insistir en la efectividad de la no violencia activa en las calles, está demostrado sociológicamente que los movimientos no violentos tienen mayor efectividad aun cuando son reprimidos porque logran desafecciones y cambios de lealtad dentro del régimen y no elevan tanto el costo del riesgo”, concluyó Fermín.
Foto: elnuevoherald.com
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La Toma de Caracas probó la capacidad organizativa y de movilización que tiene la Mesa de la Unidad Democrática. También probó que las protestas masivas pueden ser pacíficas.
Pero la jornada deja nuevos retos que la oposición deberá enfrentar de forma estratégica para evitar que su músculo social se desinfle antes de concretar la agenda de lucha que presentó al país.
El consultor político, Edgar Gutiérrez, enumera los desafíos después del 1 de septiembre
1. Debe mantener la ofensiva en materia de movilización.
2. Aumentar la presión social, política e internacional para que el referendo revocatorio se lleva a cabo este año.
3. Proteger a los suyos frente a la ola represiva que pudiera darse de parte de los cuerpos de seguridad o de grupos civiles armados.
“La protesta se mantiene viva ampliándola geográficamente, intercalándola para evitar el desgaste sin que se pierda el volumen y la intensidad y se debe integrar la protesta social de los sectores a la misma lucha”, explicó el experto.
En este punto coincide el sociólogo y analista político Daniel Fermín, quien advierte que el reto más importante es evitar que la manifestación se convierta en una actividad netamente partidista.
“Se debe mantener una convocatoria abierta a todos los venezolanos que cubra todos los sectores de la vida social porque es una tentación muy grande, incluso por el tema operativo, apelar a los músculos de los partidos. También se debe comunicar de forma efectiva lo que se ha logrado y se está logrando con estas manifestaciones”, apunta.
Para ambos analistas, la represión es el principal riesgo, pero coinciden en que la ciudadanía ha demostrado haber perdido el miedo.
“La MUD debe lidiar con las actuaciones y el discurso violento que vienen desde el oficialismo; hoy vemos como se detiene a un alcalde y estas acciones parece que no van a terminar. En este sentido, se debe insistir en la efectividad de la no violencia activa en las calles, está demostrado sociológicamente que los movimientos no violentos tienen mayor efectividad aun cuando son reprimidos porque logran desafecciones y cambios de lealtad dentro del régimen y no elevan tanto el costo del riesgo”, concluyó Fermín.
Foto: elnuevoherald.com