“¡Abran los edificios, abran los edificios, por favor ayuda!”, gritaban cientos de manifestantes en las calles de la urbanización Campo Alegre del este de Caracas, quienes solicitaban protección a los vecinos mientras eran perseguidos por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

La tarde de este martes 30 de mayo, opositores fueron emboscados en urbanizaciones pertenecientes al municipio Chacao (opositor), al intentar marchar a la sede del Ministerio de Interior Justicia y Paz en el centro de Caracas.

A la 1:47 pm la movilización convocada por el Movimiento Estudiantil partió desde la Plaza Francia de Altamira, uno de los puntos de concentración, y solo pudo llegar hasta Chacaíto, frontera con el municipio Libertador (chavista) donde los manifestantes fueron reprimidos en la entrada del bulevar de Sabana Grande.

A pesar de la arremetida  de los funcionarios con bombas lacrimógenas, las personas que protestaban se quedaron en la Avenida Francisco de Miranda, a la altura del Centro Lido, allí gritaban consignas en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro y algunos se enfrentaban a los PNB.

En momentos en que el gobernador del estado Miranda Henrique Capriles daba declaraciones a los medios de comunicación, la represión arreció. Un grupo de la PNB se movilizó en motos para dispersar a los manifestante mediante bombas lacrimógenas. “Corran ahí vienen (los PNB)”, gritaban los manifestantes mientras retrocedían a toda velocidad.

#Ahora PNB dispara bombas lacrimógenas contra manifestantes opositores mientras los persiguen en motos #30Mayo 3:20pm pic.twitter.com/RgJMQH4Xmk

— Efecto Cocuyo (@EfectoCocuyo) May 30, 2017

Otro grupo de opositores corría por la segunda avenida de Campo Alegre, para resguardarse de los funcionarios policiales, que seguían lanzando gas lacrimógeno. “¡Abran las puertas por favor!”, gritaban los manifestantes a quienes residen en la urbanización. Al oír el clamor, un joven abrió el sótano de un edificio, donde se refugiaron un centenar de manifestantes.

Al entrar al estacionamiento subterráneo, los manifestantes, exhaustos por la huida, se alejaron del portón y se sentaron en el piso para descansar. “Dame agua, échame malox o bicarbonato”, se pedían. Algunos se montaron en los ascensores y otros bajaban al otro nivel del estacionamiento y se escondían entre los vehículos.

“Tenemos que estar callados que ahí viene la PNB y nos puede lanzar gas o atrapar aquí”, murmuraban algunas personas, mientras gas penetraba poco a poco desde la entrada. “Mi pana, no sé cómo voy a hacer, pero si vienen (la policía) y rompen el portón, prefiero enfrentarme, aunque me maten, a que me lleven preso”, dijo un joven que se resguardaba en el lugar.

Al estacionamiento también llegó el diputado José Manuel Olivares, quien fue el primero en salir del lugar y verificar si cerca de la zona se encontraban los efectivos de seguridad. “Salgan poco a poco, yo seré el primero en salir para asegurarme que a ustedes no les pase nada”, dijo.

Al percatarse de que no había efectivos de la PNB en los alrededores, los manifestantes salieron en pequeños grupos, tal como habían acordado, y caminaron por la segunda avenida de Campo Alegre, para dirigirse a sus hogares. El sótano salvó a muchos manifestantes de ser detenidos o heridos. Estaba fresco el recuerdo del día anterior, cuando la represión de los uniformados dejó un saldo de 275 heridos.

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