Felicidad y confusión. Cuando Antonieta Mendoza llegó a la residencia de su hijo aseguró que aún no lo había visto. Tampoco tenía certeza sobre la salud del líder. Eran aproximadamente las 8 y 20 am de este sábado 8 de julio y la madre del dirigente opositor recién llegaba a la casa número 21, ubicada en una de las transversales de la urbanización Los Palos Grandes. Más tarde llegaba la tía Edith López Gil, quien no podía ocultar la emoción, aunque como otros, afirmó que se enteró del traslado de su sobrino como a las 7 am, al igual que la mayoría de los venezolanos. López fue transferido durante la madrugada ( a eso de las 3 am) de la prisión militar de Ramo Verde hasta su casa, luego de que le fuera otorgada una medida sustitutiva de cumplimiento de pena. El dirigente político ha purgado 3 años, 4 meses y 20 días de una condena de trece años, nueve meses y siete días de prisión. Las razones políticas de esta medida aún están por clarificarse, pero de acuerdo con la ponencia del presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, “la Sala Penal del TSJ se avocó de oficio a la causa contra el dirigente Leopoldo López, en virtud que existían serios señalamientos de irregularidades sobre la distribución del expediente a un Tribunal de Ejecución, asimismo y en virtud de información recibida sobre la situación de salud del dirigente político”.

Su padre, Leopoldo López Gil fue el primer familiar en informar que había hablado con Leopoldo. Lo hicieron por 40 minutos, contó desde Madrid. También reveló que a su hijo le habían colocado un dispositivo electrónico para monitorear sus movimientos.

Poco a poco fueron llegando dirigentes, periodistas y seguidores de López a la calle donde está ubicada su casa. Algunos transeúntes no tenían idea de lo que ocurría.

La noticia fue divulgada por la prensa española que reseñaron el tuit del abogado español Javier Cremades, quien a las 6:52 am, hora de Venezuela, publicó: “Leopoldo López está en su casa de Caracas con Lilian y sus hijos. Aún no es libre, sigue bajo arresto domiciliario. Le sacaron de madrugada”.

Enseguida comenzaron los rumores y especulaciones sobre el alcance de esta decisión, especialmente porque el 5 de junio pasado, la esposa de López había confirmado que al dirigente político le habían ofrecido casa por cárcel y no lo había aceptado.

Uno de los primeros en entrar a la casa de López fue Freddy Guevara. Llegó aproximadamente a las 6: 53 am. También sus abogados, entre ellos Juan Carlos Gutiérrez y el dirigente de Voluntad Popular Roberto Marrero, ex secretario  de la Asamblea Nacional y una de las personas más proclives a la negociación a favor de la libertad condicionada de López.

Afuera de la casa se apostaron otros dirigentes, en espera de una oportunidad para ingresar, pero tal privilegio solo lo tuvieron los más cercanos. Roberto Smith, fundador de Venezuela de Primera, el partido precursor de Voluntad Popular se contaba entre los que pacientemente esperaban. También el concejal Alfredo Jimeno y el exalcalde Emilio Graterón. Para las 9 am ya habían llegado otros dirigentes y activistas, entre ellos Alfredo Romero, de Foro Penal, que prontamente recordó que en Venezuela hay 413 personas presas por razones políticas.

Los alrededores de la cuadra estaban en relativa calma, solo dos funcionarios de la Policía de Chacao y una patrulla de este cuerpo policial escoltaban las afueras. Antes de ellos, fueron avistados varios efectivos de la policía política del gobierno, Sebin. Sin embargo, se conoció que la custodia de la casa le fue otorgada a Polichacao

La cuadra se fue llenando de seguidores y amigos de López. Una de sus asistentes, Nelly Rivas abrazaba a la abogada Ana  Leonor Acosta, consultora jurídica de Voluntad Popular. Otros intentaban desplegar una bandera de Venezuela.

La alegría de muchos se mezclaba con el escepticismo de otros.

Para las 10 de la mañana ya habían cerrado los accesos laterales a la calle. Dirigentes del partido conversaban sobre qué hacer para celebrar lo que ven como una victoria.

Una lluvia ligera comenzó a caer y ni aun así la gente se movía. Poco a poco otros fueron ingresando al hogar, entre ellos los miembros del equipo de prensa de Lilian Tintori y del partido Voluntad Popular. Adentro, se preparaba la declaración a la prensa que leería a la una de la tarde Freddy Guevara.

Cuando le tocó su turno, Guevara salió de la casa, seguido, entre otros, por el alcalde David Smolansky y el diputado Juan Guaidó. Comenzó una declaración de prensa que culminó con un mensaje de López:

“Este es un paso hacia la libertad. No tengo resentimiento alguno, ni tampoco voluntad de claudicar a mi lucha. Mantengo firme mi oposición a este régimen y firme mi convicción de luchar por una verdadera paz, convivencia, cambio y libertad. Palabras que aspira ver hechas  realidad el pueblo y palabras que hago mía. Si mantener mi convicción de lucha por la libertad, significa correr el riesgo de volver a una celda en Ramo Verde, estoy más que dispuesto a asumirlo. Hoy estoy preso en mi casa, pero también está así el pueblo de Venezuela. Lo que me mantuvo más firme en los días duros era saber que por más sufrimiento por el que yo pasaba, no era nada comparado al de nuestro pueblo. Por eso hermanas y hermanos reitero mi compromiso de luchar hasta conquistar la libertad. Pueblo de Venezuela, que este paso, este avance se convierta en mayor convicción. Y en ese sentido reiteramos que el dia de mañana a cien días de la resistencia, volvemos a la calle a luchar por el cambio… y los llamo a participar en el gran plebiscito para decidir el futuro del país, el próximo 16 de julio”.

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Si hubo aplausos por este mensaje, la locura vendría minutos después. Cuando ya se disponía Guevara a reingresar a la casa, un ágil Leopoldo López se asomó por la cerca eléctrica que corona el muro de la entrada de su hogar. Vestía una franela blanca, el cabello canoso y agitaba una bandera de Venezuela.

“Si se puede, Si se puede” gritaban los seguidores. Hombres y mujeres lloraban. Era la primera vez, desde su entrega el 18 de febrero de 2014, que López tenía una aparición pública.

Menos de un minuto duró su gesto, pero fue suficiente.

Pese a las dudas, el madrugonazo y las caras de sorpresa, algo fue muy común este 8 de julio en los alrededores de la casa de Leopoldo López: una gran alegría por saberle en su hogar, junto a su esposa Lilian, su hija Manuela Rafaela y su hijo Leopoldo Santiago.

¿Qué lectura darle a esta acción del gobierno a favor de López?

Uno de los analistas cercanos al dirigente comentaba que tal medida podía incidir en la ya fraccionada Mesa de la Unidad. Otros especulan sobre el fondo político de la medida como parte de la guerra que mantiene el TSJ con la fiscal Luisa Ortega Díaz, quien lideró el proceso contra López. Pero la historia no termina allí. No solo fueron madrugados los dirigentes de oposición, en el oficialismo tampoco vieron con buenos ojos la decisión. Una de las ministras emblemáticas del gobierno, Iris Varela, dijo que acataba la medida, pero no la apoya.

Fotos: Iván Ernesto Reyes

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