Cuàles son las tarjetas electorales afectadas por sentencias del TSJ
A continuación presentamos una lista de tarjetas electorales en manos de sectores acusados por dirigentes de los partidos afectados, de ser “colaboracionistas” del gobierno de Nicolás Maduro Credit: CNE

El extenso océano que representa la oposición democrática tiene diferentes “modos” de superar la tragedia nacional. Y, por supuesto, todos los “modos” quieren tener la razón. Sin embargo, así como cualquier comunidad se organiza para tomar decisiones que beneficien mutuamente a todos sus integrantes, de la misma manera la oposición democrática debe diseñar un camino que resuelva las incompatibilidades para lograr el objetivo final que los aglutina. 

Así pues, ya es conocido que tenemos al menos cuatro formas de desplazar al régimen autoritario de Maduro & Cía: 1) Vía Electoral para ganar espacios; 2) Vía Abstención para manifestar el no reconocimiento; 3) Vía Intervención Extranjera para que dobleguen a los autoritarios; 4) Una combinación a su gusto. No obstante, se ha demostrado que no todas las vías de solución pueden ponerse en marcha, pues, varias de ellas son opuestas y no pueden operar con éxito en paralelo con otras.

Ahora bien, ¿cuántas veces los líderes opositores se han sentado a conversar sobre la necesidad de meditar las reglas que permitan dirimir sus diferentes “modos” de recuperar la democracia? Parece que no se hace con la suficiente regularidad, porque aún no puede borrarse ese empeño malsano de descalificar al otro y acusar por twitterlandia.

Por otro lado, ¿cuántas veces, en medio de los alborotados debates internos, han intentado poner en votación las razones y argumentos de unos y otros? Creo que ninguna. Y en este punto puede abrirse una pregunta elemental que nos señale un posible arreglo a nuestras disparidades: ¿por qué los líderes opositores no son capaces de reunirse solemnemente para escuchar razones, contrastar ideas, deliberar con pruebas y fundamentar con evidencias sus respectivas estrategias, de manera que pueda demostrarse la factibilidad de unas frentes a las otras y, finalmente, decidir una determinada dirección? Este ejercicio es fundamental.

Sinceramente, es el entendimiento lo que nos ayudará a solventar nuestras diferencias. Porque, lamentablemente, hoy esa imposibilidad de comprensión y buen juicio nos tiene faltamente anclados en un punto inútil. Y, por cierto, la tarifa por el uso de ese muelle sigue multiplicándose en dolor, calvario y sufrimiento nacional. 

En definitiva, estamos estacionados en un juego de suma cero, pero sabiendo que hay mil razones para cambiar hacia un juego de suma positiva porque, con total franqueza, ¿quién de los líderes opositores no quiere salir de esta pesadilla autoritaria? Asumo que todos. 

Pero seguimos abstraídos y enfrascados en imponer las visiones o creencias particulares sin debatirlas siquiera. Es decir, omitimos la oportunidad de escucharnos, y con ella también se nos va la ocasión de darnos cuenta de que tenemos dos mil razones que nos mejoran virtuosamente a todos para lograr el propósito final. En otras palabras, no se entiende por qué insistimos en hacernos daño entre nosotros si al mismo tiempo tenemos muchos estímulos para ayudarnos mutuamente.

Esta situación  —en parte— podría explicarla ese comportamiento que ha dejado vacía a la política. Es decir, hace algún tiempo que insistimos en desechar a la política para consensuar las decisiones, y eso lo estamos pagando excesivamente caro. En lugar de poner a la política para mirarnos a la cara y concretar soluciones, hicimos todo lo contrario: la apartamos, ahora nos desconocemos y hemos generado innumerables problemas innecesarios. 

Por tanto, retomemos la política, canalicemos los intereses personales en mérito de los colectivos y evaluemos construir normas y reglas adecuadas para que todas las posturas sean escuchadas, debatidas, meditadas y, por último, enlazadas en una propuesta estratégica-táctica unitaria. Porque, así como Maduro & Cía no nos puede exterminar por sí solo, de la misma forma la oposición no podrá invisibilizar o anular al disidente interno. 

En resumidas cuentas, se requiere una simbiosis política para detener la destrucción nacional. Empecemos por conversar con el otro. Tal vez con eso salgamos gradualmente del dique seco en el cual nos encontramos ahora.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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