Mi amigo y compadre Andrés Cañizález, reconocido experto en comunicación y recientemente llegado de Argentina, me ha sugerido el título del presente artículo. Y es que con lo ocurrido en ese estado llanero, más allá de lo emblemático en términos electorales y su asociación directa con la figura del expresidente Hugo Chávez, este lugar del país puede convertirse en el centro de atención y actuación del liderazgo político del país en los próximos días.
Sí, sin duda alguna. Más allá de una decisión judicial -que es un verdadero insulto a la inteligencia de los venezolanos y que le da argumentos a quienes asumen posiciones inflexibles, de cara a procurar entendimientos para resolver la situación política y humanitaria del país- Barinas puede convertirse en un pívot para mostrar de qué tamaño está hecho nuestro liderazgo. Con la convocatoria a nuevas elecciones para este mes de enero, se abre una posibilidad de reaccionar rápidamente y convertir este evento en un reimpulso a la determinación popular alineada con el liderazgo para articular fuerza social y fuerza política.
En tal sentido, son dos las posibilidades de actuación posibles en este nuevo escenario de carácter regional, pero con repercusiones nacionales e internacionales. La primera tiene que ver con mantener la narrativa de fraude asociada a la abstención y a la parálisis reactiva de un amplio sector de la población. Con ello, se facilitaría el trabajo del Psuv que desarmaría institucionalmente una derrota en las urnas y la convertiría en victoria épica si logra desalentar la participación popular en ese estado llanero; amén de las repercusiones ideológicas asociadas a la figura de Hugo Chávez. La segunda, que el liderazgo opositor anteponga el interés regional, nacional e internacional por sobre los egos individuales y las aspiraciones fragmentadas que tanto daño han causado en los últimos años, por una posición de unidad verdaderamente afectiva y efectiva que convierta este hecho en una plataforma emocional para reencontrarse con el enorme descontento popular que caracteriza al país por estos días.
Si María Corina Machado, Juan Guaidó, Henrique Capriles, Henri Falcón, Henry Ramos, Bernabé Gutiérrez, Timoteo Zambrano, Manuel Rosales, Alberto Galíndez, Morel Rodríguez, David Uzcateguí, Claudio Fermín, entre otros dirigentes, se van a Barinas, apartan sus posturas personales y se alinean para producir un apoyo unitario contundente que prevalezca por sobre sus aspiraciones personales, se podría generar una avalancha social que impulse potencialmente en un marco absolutamente democrático, los anhelos de una población agobiada por la situación económica y el deterioro de sus condiciones de vida. Aunque debo ser muy sincero en ello, en la real politik, es extremadamente difícil que ello ocurra, pero no por ello se debe expresar lo que pudiera significar esta actitud del liderazgo en un momento tan trascendental para el país y para los venezolanos.
¡Todos a Barinas! Debería ser el lema central de la reconciliación y la reunificación del país. Enero sería un mes que serviría de catapulta a México y al porvenir de los venezolanos. Aunque “soñar no cuesta nada” y escribir sobre potenciales escenarios, no garantiza que vayan a ocurrir…
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: El «cuotismo» y la despolarización, claves el 21N
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Mi amigo y compadre Andrés Cañizález, reconocido experto en comunicación y recientemente llegado de Argentina, me ha sugerido el título del presente artículo. Y es que con lo ocurrido en ese estado llanero, más allá de lo emblemático en términos electorales y su asociación directa con la figura del expresidente Hugo Chávez, este lugar del país puede convertirse en el centro de atención y actuación del liderazgo político del país en los próximos días.
Sí, sin duda alguna. Más allá de una decisión judicial -que es un verdadero insulto a la inteligencia de los venezolanos y que le da argumentos a quienes asumen posiciones inflexibles, de cara a procurar entendimientos para resolver la situación política y humanitaria del país- Barinas puede convertirse en un pívot para mostrar de qué tamaño está hecho nuestro liderazgo. Con la convocatoria a nuevas elecciones para este mes de enero, se abre una posibilidad de reaccionar rápidamente y convertir este evento en un reimpulso a la determinación popular alineada con el liderazgo para articular fuerza social y fuerza política.
En tal sentido, son dos las posibilidades de actuación posibles en este nuevo escenario de carácter regional, pero con repercusiones nacionales e internacionales. La primera tiene que ver con mantener la narrativa de fraude asociada a la abstención y a la parálisis reactiva de un amplio sector de la población. Con ello, se facilitaría el trabajo del Psuv que desarmaría institucionalmente una derrota en las urnas y la convertiría en victoria épica si logra desalentar la participación popular en ese estado llanero; amén de las repercusiones ideológicas asociadas a la figura de Hugo Chávez. La segunda, que el liderazgo opositor anteponga el interés regional, nacional e internacional por sobre los egos individuales y las aspiraciones fragmentadas que tanto daño han causado en los últimos años, por una posición de unidad verdaderamente afectiva y efectiva que convierta este hecho en una plataforma emocional para reencontrarse con el enorme descontento popular que caracteriza al país por estos días.
Si María Corina Machado, Juan Guaidó, Henrique Capriles, Henri Falcón, Henry Ramos, Bernabé Gutiérrez, Timoteo Zambrano, Manuel Rosales, Alberto Galíndez, Morel Rodríguez, David Uzcateguí, Claudio Fermín, entre otros dirigentes, se van a Barinas, apartan sus posturas personales y se alinean para producir un apoyo unitario contundente que prevalezca por sobre sus aspiraciones personales, se podría generar una avalancha social que impulse potencialmente en un marco absolutamente democrático, los anhelos de una población agobiada por la situación económica y el deterioro de sus condiciones de vida. Aunque debo ser muy sincero en ello, en la real politik, es extremadamente difícil que ello ocurra, pero no por ello se debe expresar lo que pudiera significar esta actitud del liderazgo en un momento tan trascendental para el país y para los venezolanos.
¡Todos a Barinas! Debería ser el lema central de la reconciliación y la reunificación del país. Enero sería un mes que serviría de catapulta a México y al porvenir de los venezolanos. Aunque “soñar no cuesta nada” y escribir sobre potenciales escenarios, no garantiza que vayan a ocurrir…
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