Durante nueve años, el vehículo Curiosity de la NASA ha estado vagando por un cráter de Marte. Mientras a unos 3.700 kilómetros de distancia, su sucesor, el Perseverance, está recolectando muestras del cráter Jezero y guardándolas para una futura misión de regreso a la Tierra. Un mismo objetivo une a los dos vehículos robóticos: descubrir signos de vida antigua en Marte. Sin embargo, la diferencia es que están equipados con distintos dispositivos de análisis químico, que ayudarán a armar el rompecabezas de la historia del enigmático Planeta Rojo.
En 2017, cuando el Curiosity recolectaba una muestra de polvo en la duna Bagnold en el cráter Gale, el vehículo espacial experimentó una falla inesperada: su taladro dejó de funcionar repentinamente, impidiendo que se pudieran pulverizar las muestras. En lugar de descartar la misión, los científicos de la NASA ajustaron la técnica de muestreo de modo que el vehículo colocara la muestra de suelo en recipientes que contenían un “cóctel químico”, esos compuestos orgánicos reaccionaron e ingresaron a un cromatógrafo de gases con espectrometría de masas para su análisis. Sorprendentemente, este tipo de muestreo ayudó a los científicos a identificar moléculas orgánicas que aún no se habían visto. Si bien Curiosity puede detectar moléculas, su análisis detallado es limitado. El laboratorio a bordo que utiliza el instrumento Sample Analysis at Mars (SAM), descompone principalmente moléculas grandes en piezas más pequeñas utilizando calor, aunque también se pueden realizar algunas pruebas adicionales empleando química por vía húmeda.
En la actualidad, Marte está compuesto principalmente de roca, polvo y gas, pero hace mucho, mucho tiempo pudo haber albergado lagos y ríos, e incluso vida microbiana. Las moléculas orgánicas se consideran los componentes básicos de la vida en la Tierra, que podrían trasladarse a otras partes del Sistema Solar. La muestra que Curiosity recolectó de la duna Bagnold no tenía firmas biológicas, es decir: evidencia de vida. Pero, sí identificó dos compuestos de gran relevancia como lo son el amoníaco y el ácido benzoico. Los científicos no esperaban que la muestra tuviera moléculas orgánicas bien conservadas, ya que la radiación proveniente del sol ha golpeado durante mucho tiempo al suelo marciano.
El amoníaco es muy importante porque, aunque no es un compuesto orgánico, los investigadores lo consideran un posible indicador de una firma biológica, debido a que es un bloque de construcción importante para la vida, tal como la conocemos. Por su parte, las moléculas orgánicas, como el ácido benzoico, son indicadores particularmente buenos de biofirmas, que son sustancias químicas que podrían proporcionar pruebas científicas de vidas remotas en Marte. El ácido benzoico se encuentra naturalmente en muchas plantas y frutos, fue descrito originalmente por Nostradamus (sí, el señor de las profecías) en 1556.
Ninguna de las moléculas orgánicas identificadas en la arena tiene signos inequívocos de vida, pero sugieren que la nueva técnica de análisis es una herramienta eficaz cuando se trata de buscar evidencia de moléculas basadas en carbono. “Todavía estoy tratando, por supuesto, de encontrar esas biofirmas”, dice Maëva Millán, autora principal del estudio. “Pero las moléculas orgánicas podrían decirnos más sobre la historia de Marte y su vida pasada”. Ahora, un par de años después del análisis de la muestra, los resultados se publicaron el lunes, hace una semana, en un estudio del equipo científico de la NASA en la revista Nature Astronomy.
Esta no es la primera vez que Curiosity encuentra moléculas orgánicas. En 2018, se habían conseguido materiales orgánicos en rocas sedimentarias de tres mil millones de años de antigüedad, siendo estos tiofenos, benceno, tolueno y metano. Estos compuestos se detectaron al utilizar los equipos especializados del Curiosity que se usan para calentar los sedimentos y liberar estas moléculas. Sin embargo, nunca antes se habían encontrado amoníaco y ácido benzoico por este método.
Los investigadores aún necesitan averiguar dónde y cómo se originaron exactamente estas moléculas. El estudio indica que estas podrían proceder de los procesos geológicos en el planeta, pero también serían indicadores de vida en el pasado. La duna donde se recolectó la muestra se encuentra en el cráter Gale, un lugar en Marte que se sospecha estuvo lleno de agua, un buen sitio para buscar signos de vida antigua. Los investigadores esperan el lanzamiento de la expedición ExoMars de la Agencia Espacial Europea, que traerá a la Tierra las muestras que ha estado recolectando el vehículo Perseverance, para tener más rocas con las que trabajar.
Mientras tanto, este hallazgo inesperado ayuda a comprender mejor la historia de Marte, ya que poco a poco, los científicos continúan descubriendo los secretos del Planeta Rojo. Como dijo Carl Sagan, “las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria”. Creo que la prueba realmente requerirá que enviemos personas allí y un astronauta mire a través del microscopio, pudiendo llegar a ver un microbio en movimiento.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Júbilo para la ciencia, la salud infantil y el control de la malaria
Se ha considerado que los movimientos feministas son solo de mujeres, pero hay hombres feministas que lo expresan sumándose a las reivindicaciones femeninas, incidiendo en las decisiones que favorecen a este sector y sobretodo, asimilando los cambios y la equidad en los roles de género cotidianos entre mujeres y hombres. Así, como hay hombres feministas, […]
En los últimos 15 días, el escándalo de corrupción de PDVSA ha ocupado los titulares de los medios. Todo ello da cuenta del deterioro que vivimos en Venezuela. Aunque la corrupción administrativa como otros desmanes de orden político y social deben ser atendidos por el gobierno y por todos nosotros, ahora mismo lo que importa […]
El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman advierte recientemente sobre una realidad más dantesca: el impacto que tiene la imposibilidad de estar solos. «Pero la desconexión con la gente también es una dificultad. Según las últimas investigaciones, la persona promedio pasa siete horas y media -la mitad del día despierto- frente a una pantalla, no frente […]
En medio de una crisis energética, disputas geopolíticas, sequías, incremento de precios de los alimentos, pandemia, etc., hay una industria que no ha detenido su crecimiento y a nadie se le ocurriría declarar que hay una escasez: drogas. A decir verdad —salvo algunos años excepcionales—, desde la famosa declaración de la «guerra contra las drogas» […]
Durante nueve años, el vehículo Curiosity de la NASA ha estado vagando por un cráter de Marte. Mientras a unos 3.700 kilómetros de distancia, su sucesor, el Perseverance, está recolectando muestras del cráter Jezero y guardándolas para una futura misión de regreso a la Tierra. Un mismo objetivo une a los dos vehículos robóticos: descubrir signos de vida antigua en Marte. Sin embargo, la diferencia es que están equipados con distintos dispositivos de análisis químico, que ayudarán a armar el rompecabezas de la historia del enigmático Planeta Rojo.
En 2017, cuando el Curiosity recolectaba una muestra de polvo en la duna Bagnold en el cráter Gale, el vehículo espacial experimentó una falla inesperada: su taladro dejó de funcionar repentinamente, impidiendo que se pudieran pulverizar las muestras. En lugar de descartar la misión, los científicos de la NASA ajustaron la técnica de muestreo de modo que el vehículo colocara la muestra de suelo en recipientes que contenían un “cóctel químico”, esos compuestos orgánicos reaccionaron e ingresaron a un cromatógrafo de gases con espectrometría de masas para su análisis. Sorprendentemente, este tipo de muestreo ayudó a los científicos a identificar moléculas orgánicas que aún no se habían visto. Si bien Curiosity puede detectar moléculas, su análisis detallado es limitado. El laboratorio a bordo que utiliza el instrumento Sample Analysis at Mars (SAM), descompone principalmente moléculas grandes en piezas más pequeñas utilizando calor, aunque también se pueden realizar algunas pruebas adicionales empleando química por vía húmeda.
En la actualidad, Marte está compuesto principalmente de roca, polvo y gas, pero hace mucho, mucho tiempo pudo haber albergado lagos y ríos, e incluso vida microbiana. Las moléculas orgánicas se consideran los componentes básicos de la vida en la Tierra, que podrían trasladarse a otras partes del Sistema Solar. La muestra que Curiosity recolectó de la duna Bagnold no tenía firmas biológicas, es decir: evidencia de vida. Pero, sí identificó dos compuestos de gran relevancia como lo son el amoníaco y el ácido benzoico. Los científicos no esperaban que la muestra tuviera moléculas orgánicas bien conservadas, ya que la radiación proveniente del sol ha golpeado durante mucho tiempo al suelo marciano.
El amoníaco es muy importante porque, aunque no es un compuesto orgánico, los investigadores lo consideran un posible indicador de una firma biológica, debido a que es un bloque de construcción importante para la vida, tal como la conocemos. Por su parte, las moléculas orgánicas, como el ácido benzoico, son indicadores particularmente buenos de biofirmas, que son sustancias químicas que podrían proporcionar pruebas científicas de vidas remotas en Marte. El ácido benzoico se encuentra naturalmente en muchas plantas y frutos, fue descrito originalmente por Nostradamus (sí, el señor de las profecías) en 1556.
Ninguna de las moléculas orgánicas identificadas en la arena tiene signos inequívocos de vida, pero sugieren que la nueva técnica de análisis es una herramienta eficaz cuando se trata de buscar evidencia de moléculas basadas en carbono. “Todavía estoy tratando, por supuesto, de encontrar esas biofirmas”, dice Maëva Millán, autora principal del estudio. “Pero las moléculas orgánicas podrían decirnos más sobre la historia de Marte y su vida pasada”. Ahora, un par de años después del análisis de la muestra, los resultados se publicaron el lunes, hace una semana, en un estudio del equipo científico de la NASA en la revista Nature Astronomy.
Esta no es la primera vez que Curiosity encuentra moléculas orgánicas. En 2018, se habían conseguido materiales orgánicos en rocas sedimentarias de tres mil millones de años de antigüedad, siendo estos tiofenos, benceno, tolueno y metano. Estos compuestos se detectaron al utilizar los equipos especializados del Curiosity que se usan para calentar los sedimentos y liberar estas moléculas. Sin embargo, nunca antes se habían encontrado amoníaco y ácido benzoico por este método.
Los investigadores aún necesitan averiguar dónde y cómo se originaron exactamente estas moléculas. El estudio indica que estas podrían proceder de los procesos geológicos en el planeta, pero también serían indicadores de vida en el pasado. La duna donde se recolectó la muestra se encuentra en el cráter Gale, un lugar en Marte que se sospecha estuvo lleno de agua, un buen sitio para buscar signos de vida antigua. Los investigadores esperan el lanzamiento de la expedición ExoMars de la Agencia Espacial Europea, que traerá a la Tierra las muestras que ha estado recolectando el vehículo Perseverance, para tener más rocas con las que trabajar.
Mientras tanto, este hallazgo inesperado ayuda a comprender mejor la historia de Marte, ya que poco a poco, los científicos continúan descubriendo los secretos del Planeta Rojo. Como dijo Carl Sagan, “las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria”. Creo que la prueba realmente requerirá que enviemos personas allí y un astronauta mire a través del microscopio, pudiendo llegar a ver un microbio en movimiento.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Júbilo para la ciencia, la salud infantil y el control de la malaria