Los indicadores socioeconómicos que estamos viendo en estos últimos meses son espeluznantes. Los niveles de inflación más la cantidad de hogares cuyos ingresos no pueden soportar la rudeza de la situación actual han crecido en paralelo a un ritmo avasallante.
Aunado a ello, el fenómeno migratorio que está afectando a la sociedad venezolana no se detiene ni aminora, todo lo contrario, en las últimas semanas se aprecia cómo aumentan las colas para apostillar y gestionar los documentos necesarios para salir del país.
Es una especie de éxodo masivo compuesto mayoritariamente por jóvenes entre los dieciocho y veintitrés años. El dato que nos aporta el último estudio de la firma Datincorp sobre este tema es verdaderamente dramático. Casi un sesenta por ciento de los hogares venezolanos se ha visto impactado por la migración y si le sumamos el porcentaje que quiere irse prácticamente vivimos un proceso de desmembramiento de la sociedad venezolana como nunca antes lo habíamos tenido.
A este cuadro falta agregarle las señales claras y no tan claras que vienen del liderazgo político. La tratativa de diálogo en República Dominicana, aun cuando se ha llevado a cabo con bajas expectativas por parte de la opinión pública nacional, no deja de ser una esperanza frente a la creciente desesperación que vive la población para cubrir sus necesidades. Sin embargo, desde el gobierno se endurecen las posiciones y se siguen lanzando insultos a los líderes de oposición sin que se note algún resquicio de reconciliación.
Todo este cuadro de inicios del 2018 nos ubica en una coyuntura particularmente compleja que pudiera desencadenar en lo que llamo “una salida a la venezolana” es decir, que no se parezca en lo absoluto a cualquier situación parecida que haya vivido otra nación en el continente o inclusive, alrededor del mundo.
Esta viabilización pragmática a la polarización y el hundimiento de nuestra economía puede estar asociada a la idiosincrasia del pueblo venezolano que frente al conflicto existencial que padece se pudiera activar masivamente con una orientación absolutamente flexible en lo que respecta a visiones ideológicas.
Faltaría ver cómo reaccionarían Rusia y China frente a un fenómeno de esta naturaleza que impactaría sobremanera el ajedrez internacional y la reaparición de una especie de “neo-guerra fría” que se mueve sutil y no tan sutilmente en nuestra región. Esta salida a la “venezolana” puede convertirse en modelo y referencia para la resolución de conflictos en el plano internacional, incluyendo el caso Siria. Esperemos que sea pronto y para bien…
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de la entera responsabilidad de sus autores.
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Los indicadores socioeconómicos que estamos viendo en estos últimos meses son espeluznantes. Los niveles de inflación más la cantidad de hogares cuyos ingresos no pueden soportar la rudeza de la situación actual han crecido en paralelo a un ritmo avasallante.
Aunado a ello, el fenómeno migratorio que está afectando a la sociedad venezolana no se detiene ni aminora, todo lo contrario, en las últimas semanas se aprecia cómo aumentan las colas para apostillar y gestionar los documentos necesarios para salir del país.
Es una especie de éxodo masivo compuesto mayoritariamente por jóvenes entre los dieciocho y veintitrés años. El dato que nos aporta el último estudio de la firma Datincorp sobre este tema es verdaderamente dramático. Casi un sesenta por ciento de los hogares venezolanos se ha visto impactado por la migración y si le sumamos el porcentaje que quiere irse prácticamente vivimos un proceso de desmembramiento de la sociedad venezolana como nunca antes lo habíamos tenido.
A este cuadro falta agregarle las señales claras y no tan claras que vienen del liderazgo político. La tratativa de diálogo en República Dominicana, aun cuando se ha llevado a cabo con bajas expectativas por parte de la opinión pública nacional, no deja de ser una esperanza frente a la creciente desesperación que vive la población para cubrir sus necesidades. Sin embargo, desde el gobierno se endurecen las posiciones y se siguen lanzando insultos a los líderes de oposición sin que se note algún resquicio de reconciliación.
Todo este cuadro de inicios del 2018 nos ubica en una coyuntura particularmente compleja que pudiera desencadenar en lo que llamo “una salida a la venezolana” es decir, que no se parezca en lo absoluto a cualquier situación parecida que haya vivido otra nación en el continente o inclusive, alrededor del mundo.
Esta viabilización pragmática a la polarización y el hundimiento de nuestra economía puede estar asociada a la idiosincrasia del pueblo venezolano que frente al conflicto existencial que padece se pudiera activar masivamente con una orientación absolutamente flexible en lo que respecta a visiones ideológicas.
Faltaría ver cómo reaccionarían Rusia y China frente a un fenómeno de esta naturaleza que impactaría sobremanera el ajedrez internacional y la reaparición de una especie de “neo-guerra fría” que se mueve sutil y no tan sutilmente en nuestra región. Esta salida a la “venezolana” puede convertirse en modelo y referencia para la resolución de conflictos en el plano internacional, incluyendo el caso Siria. Esperemos que sea pronto y para bien…
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