¿Soplan vientos de cambio?

No está para nada fácil la situación política, económica y social en Venezuela. Hemos tenido una semana cargada de acontecimientos importantes y de grandes impactos internos y externos que sigue en pleno desarrollo. Un enero altamente esperado por analistas políticos, gobiernos de la región y del mundo, amén de la población venezolana en general desesperada por su dramática cotidianidad.

Hagamos un balance de fuerzas. Nicolás Maduro ha tomado juramento para un segundo mandato presidencial. Esta vez lo ha hecho frente al TSJ y no ante la Asamblea Nacional. Soslayando el tema jurídico, nos concentraremos en los aspectos políticos. Maduro cuenta con el apoyo de la Fanb, al menos hasta ahora, el alto mando militar acoplado en la vocería del general Padrino López, le ha manifestado su respaldo y reconocimiento como su comandante en jefe.

El Psuv lo sigue teniendo como su máximo líder en la actualidad y monolíticamente le mantiene el respaldo. Aunque disminuido considerablemente en el apoyo popular, es un partido medianamente organizado que garantiza movilización. Rusia, China, Cuba, Nicaragua, Bolivia, entre otros países siguen respaldando al gobierno de Maduro, aunque financieramente, solo los chinos pudieran brindar ayuda adicional, pero últimamente han condicionado su respaldo financiero a reformas y garantías de los préstamos.

El diputado Juan Guaidó tiene el respaldo de la Asamblea Nacional, de un número importante de países de la región y del hemisferio que lo están promoviendo como el legítimo representante de la voluntad popular producto de la elección de diciembre de 2015. Los Estados Unidos, al más alto nivel diplomático (su secretario de Estado Pompeo) han reiterado su no reconocimiento a la juramentación de Maduro al igual que la Unión Europea.

Un número importante de países del hemisferio y del orbe que desconocieron las elecciones presidenciales del mes de mayo de 2018 y que se suman a las posturas diplomáticas de los EEUU y la UE. La OEA como organismo multilateral y hemisférico que ha venido votando en contra de las acciones del gobierno de Venezuela desde hace unos tres años, amén de toda la plataforma opositora que presenta un debilitamiento interno por las divisiones y posiciones individuales frente al conflicto político actual y que le ha valido el desapego a la gran mayoría social del país alineada con el descontento en contra del gobierno nacional.

Este balance de fuerzas nos da una muestra de un enfrentamiento entre el poder fáctico ejercido por Nicolás Maduro y el poder ciudadano tratando de aglutinarse en torno al logro del cambio político. En este escenario, ¿podrá entonces seguir ejerciendo el poder Nicolás Maduro? Pueden ser múltiples las respuestas, pero sin duda todas pasan por  la fórmula: “mayoría social o mayoría política”. Maduro no tiene la mayoría social, en este momento cuenta más con el apoyo militar y organizativo del Estado venezolano que el respaldo popular y la legitimidad.

Una vocería para el cambio

En este cuadro, difícilmente podrá mantenerse en el poder a menos que logre negociar una salida digna con la comunidad internacional y los interlocutores válidos de la plataforma opositora en el país. Si la oposición logra concentrar su vocería en una referencia para la mayoría social,  logrará articular el respaldo internacional con el nacional y hará irreversible cualquier proceso de cambio político en Venezuela.

Como vemos, entramos en un período realmente duro. Un período político-social de alta definición. Las próximas horas y semanas muy probablemente nos lleven a una escalada conflictiva de muy alto nivel. Maduro tendrá que moverse como peso pluma si no quiere ser avasallado por este nuevo momento-cumbre…

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