Tras la victoria electoral en Barinas por parte de Sergio Garrido, con un abstencionismo de 48% -significativamente menor que el registrado en las regionales del 21N- nos percatamos una vez más, que el voto es la forma de ganar espacio político, sin necesidad de posiciones extremas ni artilugios golpistas.
En navidades, nos dimos a la tarea de ir al Mercado de Quinta Crespo preguntando en cada uno de los puestos de hortalizas, frutas, pescado, carnes, lácteos y otros, cómo les había ido en 2021, respecto al año anterior. Las respuestas fueron muy diferentes:
—¡Mucho mejor!, este año hay más movimiento que el año pasado.
—¡Fatal!, el país va en caída franca, doctor.
—“Ni fu ni fa”, igual que en el 2020.
—No sé, creo que por una parte mejor y, por otra parte, peor.
Ante tales diferencias de opinión, me paré en la mitad del mercado y vociferé:
—¡Coño pónganse de acuerdo!
Una reacción tan primitiva como esa, hizo que el productor de mis RRSS, pidiera a un vendedor, un trozo de tocineta cruda y un ají picante, y se los zampó sin pensarlo mucho. Claro, el mencionado es gordito, y así, con el ahumado de la tocineta y la cara enrojecida soltando lágrimas de puro picor, calmó la vergüenza que sentía por mis lecos. ¡Reacciones extrañas del ser humano, que sé yo!
Hacia el cierre de 2021, 30 grandes generadoras de opinión económica, nacionales e internacionales, se pronunciaron sobre el crecimiento del país durante 2021 y 2022.
Con un promedio del PIB de -0,4 en 2021 y +4,4 en 2022, encontramos diferencias tan grandes hacia el polo positivo y negativo, que hacen palidecer las opiniones de los vendedores de Quinta Crespo.
Por ejemplo, Credit Swisse, Moody’s, y CESLA nos hablan de crecimientos económicos al cierre de 2021 que oscilarían entre 2% y 5%, proyectando un cierre de 2022, con expansiones económicas que podrían acercarse a un 10%.
Contrariamente, el FMI publica crecimientos negativos de 5% y 3%, en 2021 y 2022, respectivamente.
No hay lugar a dudas que el gobierno el año pasado sobrevivió, contra todo pronóstico político, a la gravísima crisis económica, social y política que venimos arrastrando desde el 2016, así como a las perversas sanciones de los gringos.
Durante el segundo semestre del año, en el contexto de una insostenible economía subterránea de bodegas y bodegones, vimos resurgir movimiento de calle, gente comprando, y hasta tráfico automotor en las principales ciudades del país. En lo personal, no veía colas desde el inicio de la pandemia.
¿Cómo puede explicarse una pequeña reactivación de esta naturaleza?
La nueva tendencia del gobierno a convertirse en una economía de libre mercado, evidenciada por la liberación de precios de facto, con una importante atenuación de los controles centrales, se suma a las altas tasas de desempleo e informalidad de la economía, así como a una incipiente dolarización de los ingresos del venezolano.
Lo mencionado ha derivado en el surgimiento de una suerte de economía del rebusque y del día a día, que en virtud del libre ejercicio de oficios y profesiones, así como un caleidoscopio de emprendimientos, ha permitido a la gente a hacerse de unos «dolaritos» mensuales, que le permiten mejorar su capacidad adquisitiva.
La dolarización informal de la economía, cuya extensión ya supera el 85%, en conjunto con la masa de dólares en cash, presos dentro de nuestras fronteras por las sanciones financieras -que hoy superan la cifra de los 5 millardos de dólares-, hacen que las divisas roten de mano en mano, en un intercambio comercial circular e interminable, que, si bien tiene carácter de burbuja, genera una sensación de bienestar en el colectivo.
A lo anterior, se suman mayores ingresos por remesas, superando durante el 2021 los 2 millardos de dólares, así como el incremento de la producción y exportación petrolera y de los precios internacionales del crudo, que confirieron ingresos extraordinarios al país.
Este año el gobierno enfrenta retos en materia económica comparables con los que vive cualquier otro país sancionado y bloqueado, además de desbastado en sus estructuras más básicas de producción.
Aunque muchos actores de la oposición extrema desprecian una y otra vez, la capacidad de adaptación de la revolución a situaciones críticas, en 2022, nos podemos llevar la sorpresa de una notable recuperación económica nacional.
Entre los retos mencionados, el gobierno nacional debe aumentar la producción y exportación petrolera, lo que sigue siendo la principal fuente de ingresos de Venezuela.
Recordemos que, hacia el mes de noviembre, se logró una producción pico de 920 mil barriles diarios, con una generación promedio de 700 mil en el último trimestre del año. Nada mal, en comparación con los 350 mil barriles vistos a principios de 2021.
Para 2022, el ejecutivo se trazó el ambicioso objetivo de lograr 1,5 millones de barriles diarios. Aunque esto, lo vemos muy difícil de lograr, si llega a alcanzarse, garantizaría ingresos al país cércanos a 30 millardos de dólares. Lo mencionado, significaría una duplicación de la balanza comercial en términos de exportaciones, sólo por concepto de hidrocarburos.
Otra difícil e importante tarea que tiene el gobierno por delante es fomentar la inversión nacional y extranjera, para activar el sector secundario de la economía, el cual se encuentra casi obliterado. Ya comienzan a verse atisbos de inversiones privadas y públicas, no sin reservas de los inversionistas por obvios asuntos de seguridad jurídica.
Quizás uno de los restos mas complejos, es la necesaria resurrección del financiamiento y crédito bancario, para que el sector productivo cuente con el capital de trabajo que requiere para activarse y satisfacer la demanda nacional.
Este aspecto, es un verdadero problema, ya que, aunque la banca custodia gran cantidad de divisas, las mismas no pueden ser otorgadas a manera de préstamos, ya que no es permitido por el Estado.
Más allá de la restricción legal mencionada, el sistema financiero venezolano no cuenta con el capital real requerido, para respaldar los “fiaos” a costa de los dólares custodiados de los depositantes.
Por otra parte, dar créditos en bolívares, seria alimentar la hiperinflación, de la que parece estamos a punto de salir.
En la siguiente entrega, veremos cómo otros países sancionados y actuales aliados de Venezuela, como es el caso de Irán, han logrado a lo largo de la historia, una recuperación económica razonable, a pesar de las guerras, aislamiento y bloqueos.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Un particular Año Nuevo
Numerosas razones convergen sobre la brecha que hay entre la política y la educación. El abordaje de este temas desde la perspectiva académico–universitaria adquiere un mejor sentido para concienciar no sólo acerca de la importancia que implica, sino sobre el efecto que generan en el ejercicio profesional. Incluso, en medio de la actitud que, en […]
Un tempestuoso día de marzo de 1827, a los 56 años, falleció el compositor alemán Ludwig van Beethoven. Estaba en cama desde diciembre, fue atacado por ictericia, sus miembros y abdomen se hincharon, cada respiración era una lucha. Luego de fallecer, sus amigos se dedicaron a la tarea de clasificar las pertenencias personales, descubriendo un documento […]
La democracia es el régimen de gobierno que más garantiza el ejercicio pleno de los derechos humanos. Aunque, evidentemente, la historia se ha encargado de mostrarnos sus fallas, carencias y desviaciones, que en no pocas oportunidades han causado cansancio por parte de poblaciones enteras. Todo esto no significa que no sea perfectible y en el […]
El poder de las mujeres crece cada vez más en todo el mundo, aún en países donde a ellas se les prohíbe mostrar la cara. La presión de las mujeres identificadas como feministas ha logrado, con el apoyo de algunos hombres, aprobar leyes a su favor, alcanzar puestos destacados en el gobierno, aumentar el número […]
Tras la victoria electoral en Barinas por parte de Sergio Garrido, con un abstencionismo de 48% -significativamente menor que el registrado en las regionales del 21N- nos percatamos una vez más, que el voto es la forma de ganar espacio político, sin necesidad de posiciones extremas ni artilugios golpistas.
En navidades, nos dimos a la tarea de ir al Mercado de Quinta Crespo preguntando en cada uno de los puestos de hortalizas, frutas, pescado, carnes, lácteos y otros, cómo les había ido en 2021, respecto al año anterior. Las respuestas fueron muy diferentes:
—¡Mucho mejor!, este año hay más movimiento que el año pasado.
—¡Fatal!, el país va en caída franca, doctor.
—“Ni fu ni fa”, igual que en el 2020.
—No sé, creo que por una parte mejor y, por otra parte, peor.
Ante tales diferencias de opinión, me paré en la mitad del mercado y vociferé:
—¡Coño pónganse de acuerdo!
Una reacción tan primitiva como esa, hizo que el productor de mis RRSS, pidiera a un vendedor, un trozo de tocineta cruda y un ají picante, y se los zampó sin pensarlo mucho. Claro, el mencionado es gordito, y así, con el ahumado de la tocineta y la cara enrojecida soltando lágrimas de puro picor, calmó la vergüenza que sentía por mis lecos. ¡Reacciones extrañas del ser humano, que sé yo!
Hacia el cierre de 2021, 30 grandes generadoras de opinión económica, nacionales e internacionales, se pronunciaron sobre el crecimiento del país durante 2021 y 2022.
Con un promedio del PIB de -0,4 en 2021 y +4,4 en 2022, encontramos diferencias tan grandes hacia el polo positivo y negativo, que hacen palidecer las opiniones de los vendedores de Quinta Crespo.
Por ejemplo, Credit Swisse, Moody’s, y CESLA nos hablan de crecimientos económicos al cierre de 2021 que oscilarían entre 2% y 5%, proyectando un cierre de 2022, con expansiones económicas que podrían acercarse a un 10%.
Contrariamente, el FMI publica crecimientos negativos de 5% y 3%, en 2021 y 2022, respectivamente.
No hay lugar a dudas que el gobierno el año pasado sobrevivió, contra todo pronóstico político, a la gravísima crisis económica, social y política que venimos arrastrando desde el 2016, así como a las perversas sanciones de los gringos.
Durante el segundo semestre del año, en el contexto de una insostenible economía subterránea de bodegas y bodegones, vimos resurgir movimiento de calle, gente comprando, y hasta tráfico automotor en las principales ciudades del país. En lo personal, no veía colas desde el inicio de la pandemia.
¿Cómo puede explicarse una pequeña reactivación de esta naturaleza?
La nueva tendencia del gobierno a convertirse en una economía de libre mercado, evidenciada por la liberación de precios de facto, con una importante atenuación de los controles centrales, se suma a las altas tasas de desempleo e informalidad de la economía, así como a una incipiente dolarización de los ingresos del venezolano.
Lo mencionado ha derivado en el surgimiento de una suerte de economía del rebusque y del día a día, que en virtud del libre ejercicio de oficios y profesiones, así como un caleidoscopio de emprendimientos, ha permitido a la gente a hacerse de unos «dolaritos» mensuales, que le permiten mejorar su capacidad adquisitiva.
La dolarización informal de la economía, cuya extensión ya supera el 85%, en conjunto con la masa de dólares en cash, presos dentro de nuestras fronteras por las sanciones financieras -que hoy superan la cifra de los 5 millardos de dólares-, hacen que las divisas roten de mano en mano, en un intercambio comercial circular e interminable, que, si bien tiene carácter de burbuja, genera una sensación de bienestar en el colectivo.
A lo anterior, se suman mayores ingresos por remesas, superando durante el 2021 los 2 millardos de dólares, así como el incremento de la producción y exportación petrolera y de los precios internacionales del crudo, que confirieron ingresos extraordinarios al país.
Este año el gobierno enfrenta retos en materia económica comparables con los que vive cualquier otro país sancionado y bloqueado, además de desbastado en sus estructuras más básicas de producción.
Aunque muchos actores de la oposición extrema desprecian una y otra vez, la capacidad de adaptación de la revolución a situaciones críticas, en 2022, nos podemos llevar la sorpresa de una notable recuperación económica nacional.
Entre los retos mencionados, el gobierno nacional debe aumentar la producción y exportación petrolera, lo que sigue siendo la principal fuente de ingresos de Venezuela.
Recordemos que, hacia el mes de noviembre, se logró una producción pico de 920 mil barriles diarios, con una generación promedio de 700 mil en el último trimestre del año. Nada mal, en comparación con los 350 mil barriles vistos a principios de 2021.
Para 2022, el ejecutivo se trazó el ambicioso objetivo de lograr 1,5 millones de barriles diarios. Aunque esto, lo vemos muy difícil de lograr, si llega a alcanzarse, garantizaría ingresos al país cércanos a 30 millardos de dólares. Lo mencionado, significaría una duplicación de la balanza comercial en términos de exportaciones, sólo por concepto de hidrocarburos.
Otra difícil e importante tarea que tiene el gobierno por delante es fomentar la inversión nacional y extranjera, para activar el sector secundario de la economía, el cual se encuentra casi obliterado. Ya comienzan a verse atisbos de inversiones privadas y públicas, no sin reservas de los inversionistas por obvios asuntos de seguridad jurídica.
Quizás uno de los restos mas complejos, es la necesaria resurrección del financiamiento y crédito bancario, para que el sector productivo cuente con el capital de trabajo que requiere para activarse y satisfacer la demanda nacional.
Este aspecto, es un verdadero problema, ya que, aunque la banca custodia gran cantidad de divisas, las mismas no pueden ser otorgadas a manera de préstamos, ya que no es permitido por el Estado.
Más allá de la restricción legal mencionada, el sistema financiero venezolano no cuenta con el capital real requerido, para respaldar los “fiaos” a costa de los dólares custodiados de los depositantes.
Por otra parte, dar créditos en bolívares, seria alimentar la hiperinflación, de la que parece estamos a punto de salir.
En la siguiente entrega, veremos cómo otros países sancionados y actuales aliados de Venezuela, como es el caso de Irán, han logrado a lo largo de la historia, una recuperación económica razonable, a pesar de las guerras, aislamiento y bloqueos.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Un particular Año Nuevo