Algo extraño está sucediendo a bordo de una de las naves espaciales más icónicas del siglo XX: Voyager 1. Lanzada en 1977, salió del sistema solar hace 12 años y entró en el espacio interestelar. A pesar de su avanzada edad y de haber recorrido una distancia de 23 mil millones de kilómetros de la Tierra, la sonda continúa enviando datos científicos a medida que avanza, descubriendo las incógnitas del espacio profundo. Pero ahora los datos de telemetría que devuelve no son válidos, parece confundida acerca de su ubicación en el espacio. Adicionalmente, está transmitiendo un mensaje inverosímil, generando interminables filas de ceros o el número 377, y los científicos se esfuerzan por entender qué dice. ¿Algún mensaje extraterrestre?

Un misterio así es normal en esta etapa de la misión Voyager, la nave tiene casi 45 años, lo que va mucho más allá de lo que anticiparon los planificadores de la misión. También está en un entorno de alta radiación en el que ninguna nave espacial ha volado antes. Por si fuera poco, debido a la ubicación interestelar de la Voyager, cualquier mensaje dura 20 horas y 33 minutos en llegar al Planeta, así que una llamada y su respuesta tardan casi dos días. Por lo tanto, hay algunos desafíos para el equipo de ingeniería.

Según han indicado los especialistas desde la Universidad de California, el problema parece provenir de uno de los circuitos del sistema de control a bordo de la Voyager 1. Una de las tres computadoras es responsable de la orientación, así como de controlar sus propulsores y mantener la antena de alta ganancia apuntando hacia la Tierra, para que los datos sigan llegando. Por ello se cree que la falla se ubicaría en este sistema. Sin embargo, la nave aún se mantiene en el rumbo correcto y eso, junto con la fuerza de la señal que sugiere que la antena de alta ganancia permanece en su orientación prescrita y al hecho de no haberse activado el “modo contra fallas”, indica que la Voyager está funcionando en perfectas condiciones. Entonces, ¿qué está ocurriendo?

Mientras la Voyager 1 avanza por el borde del vecindario cósmico, donde el campo magnético del Sol interactúa con el medio interestelar en formas que aún no se comprende por completo, pueden suceder algunas cosas, aunque la sonda puede detectar cuando algo anda mal. Por lo tanto, la vieja maquinaria de la Voyager 1 debe poder cuidarse sola. Tiene mucha capacidad para detectar de forma autónoma lo que está mal y ponerse en modo contra fallas o modo seguro. Todos los signos sugieren que la nave sigue funcionando, pero los datos de telemetría que devuelve no son válidos. En algún lugar de la interfaz con el sistema de datos de vuelo, hay algo que está causando que la información de telemetría se mezcle, o no tenga sentido.

¿Cuál es el próximo paso para diagnosticar el problema? Existe una posibilidad de que no se sepa qué causó esta anomalía. Y en ese caso, se debe avanzar cuidadosamente, haciendo algunas cosas para restablecer las operaciones normales. Si encuentran la fuente de la falla, es posible que puedan resolver el problema mediante cambios en el software o, por el uso de uno de los sistemas de hardware de la nave espacial. No sería la primera vez que el equipo de la Voyager confía en el hardware de respaldo. En 2017, los propulsores principales de la nave espacial mostraron signos de degradación y los ingenieros cambiaron a otro conjunto de propulsores que se habían utilizado originalmente durante los encuentros planetarios de la Voyager. Sorprendentemente esos propulsores funcionaron, a pesar de haber estado sin uso durante 37 años.


La nave gemela de la Voyager 1, la Voyager 2 (actualmente a 19.500 millones de kilómetros de la Tierra), sigue funcionando con normalidad. Ambas fueron lanzadas en 1977, sin embargo han recorrido diferentes caminos. La información que proporcionan ha ayudado a impulsar una comprensión más profunda de la heliosfera, la barrera difusa o burbuja que el Sol crea alrededor de los planetas del sistema solar.


El equipo en Tierra de la Voyager está trabajando para mantener a las dos naves espaciales en funcionamiento y devolver esa data científica única más allá del 2025. Cada nave espacial produce alrededor de 4 vatios menos de energía eléctrica al año, lo que limita la cantidad de sistemas que las naves pueden ejecutar. El equipo de ingeniería de la misión ha apagado varios dispositivos y sistemas de calefacción, con el propósito de reservar energía para los instrumentos científicos y sistemas críticos.

Mientras los ingenieros continúan trabajando para resolver el misterio de los ceros, tres y sietes que les ha enviado la Voyager 1, los científicos de la misión cósmica continúan aprovechando al máximo los datos provenientes de esta formidable nave espacial.

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