El título de este artículo suena a fiesta, lo contrario a lo que quiero invitar. Sin embargo, lo uso porque hace una semana fue el Día Internacional de la Mujer y el tema tiene vigencia. Y no por el lugar común de que el día de la mujer, o de lo que sea, son todos, sino por el significado de ese día, por su trascendencia, a pesar del esfuerzo de alguna gente en banalizarlo o por ignorar su razón de ser.
A diferencia del día de la madre, del padre, el niño, la amistad, cualquier profesión, que son conmemoraciones creadas por razones simbólicas o, lo que es peor, comerciales que distorsionan todo; el día de la mujer es una fecha que rememora una lucha, un combate de más de un siglo.
El día de la mujer es el día para recordar y fortalecer la lucha de las mujeres por lograr sus derechos como persona al igual que los hombres.
Por supuesto que el día de la mujer es una fecha para celebrar, pues muchas reivindicaciones ha logrado ese sector social desde que decidió luchar por ellas. En el último centenar de años, las mujeres han alcanzado más derechos que en los diecinueve siglos anteriores.
La decisión, perseverancia y peso de las razones de las exigencias de las mujeres cada vez más extendidas en el mundo, han sido determinantes en sus logros.
La clave para comprender la razón de ser del Día Internacional de la Mujer está en un adjetivo que se perdió con el pasar del tiempo. Desde que comenzó a conmemorarse fue el día de la mujer trabajadora. Al quitarle el adjetivo clave, la denominación de trabajadora, el día se hizo más amplio, pero también fue perdiendo su esencia, su razón de ser.
Mujer trabajadora no necesariamente es mujer obrera, aunque allí haya estado el origen de las luchas. Mujer trabajadora encarna a millones de mujeres que, asalariadas o no, trabajan, se fajan, todos los días para la manutención de un sector fundamental de la sociedad: la familia, particularmente, los niños, niñas y adultos mayores.
Si hay un trabajo exigente, inagotable y mal pagado (por supuesto, no remunerado) es el trabajo doméstico y ese todavía está, en gran parte del mundo, asignado, casi exclusivamente, a las mujeres. Esto, a pesar de que ellas tengan que desenvolverse, paralelamente, en los más diversos campos productivos.
El día de la mujer no es para recordar lo hermosas, abnegadas, afectuosas, dulces, queribles, apetecibles que ellas son. Algunas pudieran ser así, pero esa no es la razón de ser de ese día. Tampoco es para mandarles tarjetas virtuales con flores, letras rosadas y estrellitas que caen. Ese estereotipo, esa visión edulcorada de la mujer, inclusive como autoimagen de algunas, es parte de lo que aún las tiene jodidas en todo el mundo.
El día de la mujer es para decirle a la sociedad que ellas tienen derecho no solo a cargos de importancia, públicos o privados, en igualdad de salarios y condiciones que sus homólogos hombres.
El día de la mujer es para decirle a la sociedad que la mujer es un factor fundamental en los procesos sociales y políticos y su posición no puede ser menoscabada por los hombres que siguen viéndolas como objetos no solo de deseo sino de manipulación, de usarlas y desecharlas a su conveniencia política.
El día de la mujer es para decirle a la sociedad que ellas tienen derecho a andar solas por las calles, a la hora que lo necesiten o decidan, vestidas como les provoque, sin que eso implique riesgo a ser agredida, menos a ser violada sexualmente.
El día de la mujer es para decirle a la sociedad que la mujer tiene derecho a disponer de su cuerpo, de sentir orgasmos en pareja o con su mano, a tener los hijos que quiera y cuando quiera, a abortar cuando el embarazo sea forzado o sea un peligro para su salud, o no lo quiera.
El día de la mujer es para decirle a la sociedad que a la mujer le faltan muchos derechos no solo en términos legales sino conceptuales. Que la mujer no es propiedad (no lo digo en términos legales sino simbólicos) del padre, ni de los hermanos, ni del novio, ni de los hijos, ni del marido. Que la mujer tiene que ser respetada como el ser humano que es.
El día de la mujer es para decirle a la sociedad que ellas no pueden seguir siendo usadas, humilladas, abusadas, maltratadas, ultrajadas, violentadas, heridas o asesinadas por ser mujer.
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