Colocación de una planta cultivada durante el experimento en un vial para su eventual análisis genético. Créditos: Foto de UF/IFAS por Tyler Jones

¿La vida podría brotar y crecer con éxito en la Luna? Recientemente, un equipo de científicos cultivó berro en muestras de polvo lunar (regolito) traído por las misiones Apolo, que es muy diferente al suelo que se encuentra en la Tierra. Sus resultados, publicados en la revista Communications Biology, sugieren que las futuras misiones a la Luna podrían cultivar alimentos, plantas depuradoras de dióxido de carbono y recicladores de agua en invernaderos lunares.

Cuando las primeras misiones Apolo trajeron muestras lunares a la Tierra, los investigadores de la NASA frotaron el regolito en las hojas, y esperaron para ver si afectaría a las plantas. En ese entonces, los científicos no estaban seguros de qué tipo de patógenos o toxinas podrían estar al acecho en la superficie lunar. El regolito no dañó ninguna planta y no se ahondó más en este tema hasta ahora.
Cuando los investigadores plantaron semillas de berro en el polvo lunar, no estaban seguros de sí ocurriría algo. Pero en un par de días, aparecieron plántulas en cada cápsula del laboratorio. “Había un diminuto verdor sobre el gris lunar, simplemente asombroso”, indicaron los autores del artículo científico.

El regolito lunar, el polvo de grano fino que cubre gran parte de la superficie de la Luna, no es técnicamente suelo. Aquí en la Tierra, el suelo es una mezcla de granos minerales y materia orgánica, y el regolito lunar es todo mineral. También tiene una escasez de nutrientes esenciales como carbono, nitrógeno y fósforo, sin mencionar la falta de agua.

Previamente se realizaron varios experimentos en regolito simulado. Estos hacen un gran trabajo al “imitar” las propiedades físicas del polvo lunar, generando información relevante para responder preguntas sobre la posibilidad de desarrollar la agricultura fuera de la Tierra. Pero el suelo simulado no es tan bueno para copiar la química del regolito porque su composición química es diferente a la que se pueda encontrar en la Tierra. Sin embargo, obtener muestras de polvo lunar es mucho más difícil, especialmente si se desea realizar un experimento que, contaminará esas muestras. Es por eso que nadie había intentado cultivar plantas en el regolito lunar hasta ahora, y los científicos tardaron unos 15 años en obtener el permiso.

Con las misiones Artemisa en el horizonte, las cosas cambiaron. Ahora, con el mundo preparándose para que los humanos regresen a la Luna en expediciones más largas, se volvió mucho más relevante la investigación. Así que el equipo pidió alrededor de un gramo del regolito del Apolo 17, específicamente, de un puñado de polvo que el astronauta Harrison Schmidt limpió del parachoques del vehículo lunar. El Apolo 17 aterrizó en un área geológicamente más joven de la Luna que las otras misiones Apolo, por lo que las muestras de polvo lunar que recolectó Schmidt pasaron menos tiempo expuestas a los rayos cósmicos, el viento solar y los impactos de meteoritos. Con el tiempo, todos esos procesos tienden a hacer que los granos de regolito sean más afilados y agregan más hierro metálico y oxígeno reactivo a la mezcla.

En comparación con las plantas cultivadas en la versión simulada de regolito, las que brotaron en el “suelo” lunar crecieron más lentamente. Las plantas también tenían raíces atrofiadas, tallos más cortos y grupos de hojas más pequeñas. Algunas incluso tenían extrañas hojas de color púrpura rojizo en lugar de las verdes y a algunas de las plantas les fue mejor que a otras. Para entender lo ocurrido, estudiaron al ARN mensajero (la molécula que ayuda a convertir las instrucciones codificadas en el ADN en proteínas reales) en las células de las plantas, revelando que todas ellas habían activado algunos genes que normalmente estarían apagados. En este caso, activaron unos genes que generalmente ayudan a las plantas aquí en la Tierra a manejar condiciones de crecimiento difíciles. Como ocurre en los suelos que son demasiado salobres, con elevados contenidos metálicos o que contienen las llamadas especies reactivas de oxígeno. Pero las plantas, a pesar de verse diminutas, moradas y frágiles, crecieron en el regolito lunar. No dejaron de crecer. ¡Y se adaptaron!

Las plantas probablemente serán una parte vital de cualquier futuro asentamiento lunar. Además de proporcionar una fuente de alimento que ayudará a reducir la dependencia de las misiones de suministro, las plantas también ayudarán a eliminar el dióxido de carbono del aire del hábitat, reemplazándolo por oxígeno limpio.

Además de demostrar que las plantas pueden crecer en el regolito lunar, agregando agua y una solución nutritiva, la resistente cosecha de berros reveló que las futuras misiones a la Luna podrían funcionar mejor, si se establecen en las áreas geológicamente más jóvenes del satélite.

Aun falta responder algunas cuestiones antes de que los colonos lunares estén listos para jugarse la vida en los jardines de regolito. La Luna es un lugar muy seco. ¿Cómo se obtendría el agua para los regadíos en los invernaderos? ¿Cómo responderán los minerales en el suelo lunar al tener una planta creciendo en ellos, con el agua y los nutrientes agregados? ¿Incorporar agua hará que los minerales sean más hospitalarios para las plantas? Los estudios de seguimiento se basarán en estas preguntas y más.

Todavía estamos aprendiendo mucho sobre la Luna con estas muestras de hace 50 años. Por ahora, los científicos están celebrando haber dado los primeros pasos para cultivar plantas en la Luna.

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