Una parte sustancial y sustantiva del imaginario colectivo se asienta en las efemérides, y las efemérides (del griego ἐφήμερος, ephémeros, «diario») son el registro periódico de las fechas importantes según los acontecimientos que las hayan marcado. Pongamos por caso el 5 de julio en Venezuela. Fue esa la fecha en la que quedó suscrita en 1811 el acta de nuestra independencia. Por lo tanto, se conmemora con una sesión solemne en el parlamento y también con un desfile (o parada) militar.
Este año, la conmemoración tuvo una marca particular, pues estuvo signada por la violencia. El día se inició con el llamado “madrugonazo” que dio el vicepresidente, Tarek El Aisami , al aparecer –a muy tempranas horas de la mañana y acompañado por un grupo de militares– en la sede el parlamento. A poco de retirarse, pues su estancia en el recinto fue breve, se armó la de San Quintín.
Ante la mirada indiferente de la Guardia Nacional, miembros de grupos afectos al gobierno –identificados como “colectivos”– agredieron a los diputados de la oposición que se encontraban en la sede de la Asamblea. Según se supo, José Regnault, Américo De Grazzia, Nora Bracho, Armando Armas y Luis Padilla llevaron la peor parte. Se habla también de que fueron heridos empleados del área de seguridad. La violencia trajo sangre.
La sangre salió solita
A pesar del registro fotográfico y del testimonio audiovisual, voceros del gobierno insisten en dar su muy particular versión de los hechos. Versión en la que, por supuesto, “el pueblo” fue victimizado por los parlamentarios electos el pasado 6 de diciembre de 2015 con el 56,2% de los votos escrutados.
Escuchar, por ejemplo, las “noticias” tal como las propone el vicepresidente del PSUV, señor Diosdado Cabello, hace evocar el microcuento de José Emilio Pacheco (Memorias de Juan Charrasqueado): “Yo no lo maté. Él solito se le atravesó a la bala”. Prácticamente, se le quiere dar a entender a la población y a la ciudadanía que los diputados solitos se les atravesaron a los tubazos, las pedradas y la pirotecnia.
A pesar de que, como se presume, una imagen dice más que mil palabras, se quiere hacer ver que la violencia vino de un lado distinto a lo que muestran los registros. Y ésa no es más que otra forma de envilecer lo que debió ser una conmemoración cívica y civilista. No es agua de borrajas conmemorar –incluso en las actuales circunstancias de nuestro país– 206 años de independencia.
Typical black beans
Doscientos seis años se dice rápido. Se dice fácil. La libertad se da por sentada porque dejamos de ser una colonia española. Sin embargo, habría que revisar las actuales circunstancias de nuestro país para ver hasta qué punto estamos honrando la memoria de quienes suscribieron el documento liberador.
Como dijera el diputado Pedro Carreño, en 2007, se ve impelido a vestir con prendas Gucci y Louis Vuitton porque “nada de eso se produce aquí”. La carne también es importada de Nicaragua, el pollo y el café vienen de Brasil, el papel higiénico viene de China, el pescado viene de Perú y Ecuador, y la mayoría de los cereales vienen de Colombia. Las caraotas del otrora pabellón criollo ¡vienen del imperio norteamericano!
Hay muchas maneras de ser colonia. De muchos modos los pueblos se dejan confiscar su libertad. No siempre se tienen la voluntad y los arrestos para romper las cadenas. No siempre el enemigo viene de afuera. A veces el enemigo está instalado en la propia casa y torpedea con tubos, palos y piedras la voz libertaria de la democracia.
Conmemorar es evocar con ánimo respetuosamente celebrativo. Después de lo que pasó este 5 de julio en la sede del Parlamento venezolano, esta fecha tendrá otro tenor. Quizás empiece a recordarse como el día en que llegaron los bárbaros, vestidos de colectivos, y agredieron a más de 12 millones de venezolanos representados en la tolda opositora de la Asamblea Nacional.
Si las fechas patrias se “celebran” con garrotazos y peñones se vuelven fechas pétreas… La sangre de Grazzia, por ejemplo, fue un golpe de gracia para los demócratas. ¿Somos independientes?
Foto: Efecto Cocuyo
el 5 de julio del año 2017 se decreta la invasión en Venezuela,,,,,,,,SI SE APLICA LA PROS—TI—TU–YEN–TE,,,,EL DAÑO A VENEZUELA SERÁ PEOR AL QUE VIVIMOS HOY DÍA,,,,,DONDE UN BILLETE DE 20.000 BS VALE 7 DOLARES CON 50 CENTAVOS DE DOLAR,,,
ESO ES UN ROBO AL PUEBLO,,,Y UN SAQUEO A VENEZUELA,,,,,,,VALE MAS UN DOLAR QUE UN KILO DE ORO,,,,,, POR ESO QUIEREN APLICAR ES PROSTITUYENTE COMUNISTA SOCIALISTA PARA PERMITIR LA INVASIÓN Y EL SAQUEO A LAS RIQUEZAS DE VENEZUELA,,
DONDE UN KILO DE ARROZ LE VA A COSTAR A UN POBRE MAS DE 15.000 BS,,,ESO ES ALGO ANTI HUMANO,,,,,JUGAR CON EL HAMBRE Y LAS ENFERMEDADES,,,,,,,,,,, DILE NO AL FRAUDE DE LA CONSTITUYENTE DE NICO,,,,
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