Por Andrew Soper Embajador del Reino Unido en Venezuela
El Día Internacional de la Mujer es una fecha para detenerse a reconocer los avances históricos y reflexionar sobre el camino que queda por recorrer en favor de los derechos de las mujeres. Ningún país es ajeno a la desigualdad de género y el COVID-19 ha sido un combustible para aumentar esa brecha.
Aunque no existe una fórmula perfecta para acabar con la desigualdad, sí hay consenso en el papel fundamental de la educación en la construcción de un mundo más justo y próspero. Los efectos positivos de la educación incluyen la mejora de la salud materna, la reducción de la mortalidad infantil, mayor prevención contra el VIH y el SIDA, así como un aumento en general de las oportunidades para las mujeres y las niñas. De acuerdo con cifras de la Cancillería británica, una niña cuya madre pueda leer y escribir tiene cincuenta por ciento más posibilidades de superar los cinco años de vida y más del doble de posibilidades de asistir a la escuela. Asimismo, cada año adicional de educación que logre una mujer puede incrementar sus ingresos en un veinte por ciento lo cual, a su vez, tendría un impacto positivo en el PIB global.
Es por estas razones que actualmente la promoción de la igualdad de género y de los derechos de las mujeres y las niñas son una parte fundamental de la política exterior del Reino Unido: es no solamente justo, sino que es esencial para lograr mayor estabilidad y desarrollo. Desde el 2015, el Reino Unido ha apoyado a alrededor de 15,6 millones de niños, incluyendo más de ocho millones de niñas, para que reciban una educación digna y de calidad. Asimismo, ha asumido el compromiso de promover esfuerzos a nivel internacional para escolarizar a 40 millones de niñas más en los países de renta baja y media para 2025. En julio de este año el Reino Unido y Kenia serán coanfitriones de una Cumbre Global de Educación para recaudar fondos para ayudar a escolarizar a niños y niñas, apoyar a las comunidades vulnerables a salir de la pobreza y combatir el matrimonio infantil en países en desarrollo.
Para el Reino Unido, estos esfuerzos también han representado parte de nuestro trabajo reciente en Venezuela. Desde 2019 la Embajada Británica ha estado trabajando con la organización Deporte para el Desarrollo en She Plays Safe, una iniciativa que nos hace sentir orgullosos y que ha capacitado hasta la fecha a más de 300 niñas y adolescentes venezolanas en temas como la prevención del embarazo adolescente, derechos sexuales y reproductivos, el diseño y desarrollo de su proyecto de vida, liderazgo femenino en el deporte e igualdad de género. Este proyecto ha utilizado el deporte como una herramienta para jornadas educativas intensivas. Debido a la pandemia de COVID-19 y las dificultades que plantea para las actividades deportivas y educativas, hemos adaptado esta propuesta con la creación de una academia virtual que nos permite continuar con las sesiones de capacitación a pesar del distanciamiento social.
Algunas atletas de la primera cohorte se han convertido en “Embajadoras” del programa y replican la metodología de aprendizaje con sus compañeras de equipo y entrenadores. Pude conocer a las participantes del estado Miranda y quedé impresionado con las historias donde personas de sus entornos, incluyendo familiares, les decían que no podían ser deportistas por ser niñas; afortunadamente eso no las detuvo para seguir luchando por su sueño de convertirse en deportistas profesionales y continuar estudiando. Tenemos el caso de María Mercedes, de la Isla de Margarita, quien sueña con poder convertir su carrera en el basquetbol en una vía para poder invertir en su país, y así convencer y ayudar a más niñas deportistas y de bajos recursos a forjar su camino como atletas y como mujeres.
Por otro lado, la pandemia no solo ha afectado el acceso a la educación, sino que ha generado un aumento de la violencia de género al obligar a muchas mujeres y niñas a permanecer encerradas con su agresor. Desde la Embajada Británica decidimos tomar acción junto a dos organizaciones locales, Mulier y Proyecto Mujeres, e impulsamos la campaña “Aisladas, pero no solas” para alertar sobre la “la segunda pandemia”, la violencia doméstica, visibilizando los servicios de atención gratuitos disponibles en Venezuela para acercarlos tanto a las víctimas como a su entorno familiar y comunitario. El servicio de atención psicológica gratuita de Mulier presentó un aumento de llamadas de un 33% durante la campaña y algunas usuarias comentaron haberse enterado sobre la disponibilidad de estos servicios gracias a los spots informativos.
Asimismo, además de las becas Chevening, que han beneficiado a muchas excelentes profesionales venezolanas y que en lo personal es uno de mis programas preferidos de la Cancillería británica, no puedo dejar de mencionar una iniciativa del British Council, que está ofreciendo actualmente becas para mujeres en carreras STEM. Este programa se ofrece en ocho países latinoamericanos, incluyendo Venezuela, y ofrece apoyo financiero a las mujeres que desean estudiar ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas en universidades británicas, considerando la posibilidad de asistencia especial para aquellas candidatas que sean madres o necesiten fortalecer su dominio del idioma inglés.
Antes de que se produjera la pandemia de coronavirus, alcanzar la igualdad de género y garantizar la educación de calidad para las niñas y mujeres jóvenes ya era un reto monumental. Ahora existe el riesgo real de que una generación de niñas no vuelva nunca a la escuela, puesto que el COVID-19 ha generado una crisis educativa sin precedentes a nivel internacional. Millones de potenciales doctoras, maestras, empresarias, deportistas y científicas no están desarrollando todo su potencial ni rompiendo el ciclo de la pobreza. Apostar por las mujeres y niñas no solo es lo correcto, sino es la decisión más inteligente para buscar soluciones efectivas a muchos de los problemas que enfrentamos actualmente en todo el mundo.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Por Andrew Soper Embajador del Reino Unido en Venezuela
El Día Internacional de la Mujer es una fecha para detenerse a reconocer los avances históricos y reflexionar sobre el camino que queda por recorrer en favor de los derechos de las mujeres. Ningún país es ajeno a la desigualdad de género y el COVID-19 ha sido un combustible para aumentar esa brecha.
Aunque no existe una fórmula perfecta para acabar con la desigualdad, sí hay consenso en el papel fundamental de la educación en la construcción de un mundo más justo y próspero. Los efectos positivos de la educación incluyen la mejora de la salud materna, la reducción de la mortalidad infantil, mayor prevención contra el VIH y el SIDA, así como un aumento en general de las oportunidades para las mujeres y las niñas. De acuerdo con cifras de la Cancillería británica, una niña cuya madre pueda leer y escribir tiene cincuenta por ciento más posibilidades de superar los cinco años de vida y más del doble de posibilidades de asistir a la escuela. Asimismo, cada año adicional de educación que logre una mujer puede incrementar sus ingresos en un veinte por ciento lo cual, a su vez, tendría un impacto positivo en el PIB global.
Es por estas razones que actualmente la promoción de la igualdad de género y de los derechos de las mujeres y las niñas son una parte fundamental de la política exterior del Reino Unido: es no solamente justo, sino que es esencial para lograr mayor estabilidad y desarrollo. Desde el 2015, el Reino Unido ha apoyado a alrededor de 15,6 millones de niños, incluyendo más de ocho millones de niñas, para que reciban una educación digna y de calidad. Asimismo, ha asumido el compromiso de promover esfuerzos a nivel internacional para escolarizar a 40 millones de niñas más en los países de renta baja y media para 2025. En julio de este año el Reino Unido y Kenia serán coanfitriones de una Cumbre Global de Educación para recaudar fondos para ayudar a escolarizar a niños y niñas, apoyar a las comunidades vulnerables a salir de la pobreza y combatir el matrimonio infantil en países en desarrollo.
Para el Reino Unido, estos esfuerzos también han representado parte de nuestro trabajo reciente en Venezuela. Desde 2019 la Embajada Británica ha estado trabajando con la organización Deporte para el Desarrollo en She Plays Safe, una iniciativa que nos hace sentir orgullosos y que ha capacitado hasta la fecha a más de 300 niñas y adolescentes venezolanas en temas como la prevención del embarazo adolescente, derechos sexuales y reproductivos, el diseño y desarrollo de su proyecto de vida, liderazgo femenino en el deporte e igualdad de género. Este proyecto ha utilizado el deporte como una herramienta para jornadas educativas intensivas. Debido a la pandemia de COVID-19 y las dificultades que plantea para las actividades deportivas y educativas, hemos adaptado esta propuesta con la creación de una academia virtual que nos permite continuar con las sesiones de capacitación a pesar del distanciamiento social.
Algunas atletas de la primera cohorte se han convertido en “Embajadoras” del programa y replican la metodología de aprendizaje con sus compañeras de equipo y entrenadores. Pude conocer a las participantes del estado Miranda y quedé impresionado con las historias donde personas de sus entornos, incluyendo familiares, les decían que no podían ser deportistas por ser niñas; afortunadamente eso no las detuvo para seguir luchando por su sueño de convertirse en deportistas profesionales y continuar estudiando. Tenemos el caso de María Mercedes, de la Isla de Margarita, quien sueña con poder convertir su carrera en el basquetbol en una vía para poder invertir en su país, y así convencer y ayudar a más niñas deportistas y de bajos recursos a forjar su camino como atletas y como mujeres.
Por otro lado, la pandemia no solo ha afectado el acceso a la educación, sino que ha generado un aumento de la violencia de género al obligar a muchas mujeres y niñas a permanecer encerradas con su agresor. Desde la Embajada Británica decidimos tomar acción junto a dos organizaciones locales, Mulier y Proyecto Mujeres, e impulsamos la campaña “Aisladas, pero no solas” para alertar sobre la “la segunda pandemia”, la violencia doméstica, visibilizando los servicios de atención gratuitos disponibles en Venezuela para acercarlos tanto a las víctimas como a su entorno familiar y comunitario. El servicio de atención psicológica gratuita de Mulier presentó un aumento de llamadas de un 33% durante la campaña y algunas usuarias comentaron haberse enterado sobre la disponibilidad de estos servicios gracias a los spots informativos.
Asimismo, además de las becas Chevening, que han beneficiado a muchas excelentes profesionales venezolanas y que en lo personal es uno de mis programas preferidos de la Cancillería británica, no puedo dejar de mencionar una iniciativa del British Council, que está ofreciendo actualmente becas para mujeres en carreras STEM. Este programa se ofrece en ocho países latinoamericanos, incluyendo Venezuela, y ofrece apoyo financiero a las mujeres que desean estudiar ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas en universidades británicas, considerando la posibilidad de asistencia especial para aquellas candidatas que sean madres o necesiten fortalecer su dominio del idioma inglés.
Antes de que se produjera la pandemia de coronavirus, alcanzar la igualdad de género y garantizar la educación de calidad para las niñas y mujeres jóvenes ya era un reto monumental. Ahora existe el riesgo real de que una generación de niñas no vuelva nunca a la escuela, puesto que el COVID-19 ha generado una crisis educativa sin precedentes a nivel internacional. Millones de potenciales doctoras, maestras, empresarias, deportistas y científicas no están desarrollando todo su potencial ni rompiendo el ciclo de la pobreza. Apostar por las mujeres y niñas no solo es lo correcto, sino es la decisión más inteligente para buscar soluciones efectivas a muchos de los problemas que enfrentamos actualmente en todo el mundo.
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