Vestidos de fiestas, zapatos, chaquetas de cuero de marcas reconocidas y enseres para el hogar son algunos de los objetos que están a la venta en espacios improvisados de vendedores que proliferan cada vez más por el centro de la ciudad de Barquisimeto, y que confirman que sus clientes provienen de todas las clases sociales.

“La gente de clase alta, si va acompañada, le da pena comprar, pero sin van solos lo hacen con gusto”, dice entre risas Yancy Rojas, quien empezó en el negocio cuando tomó la decisión de sacar lo que ya no usaba de su closet. Ella y su hermana pusieron todo a la venta (en su casa) en temporada navideña y lograron reunir 50 mil Bs. Lo que al principio fue una idea, ahora es una realidad ya que todos sus conocidos le llevan lo que ya no es tan importante en sus hogares.

Rojas manifiesta que los padres de familia prefieren comprar indumentaria usada para ellos y utilizar el poco dinero que tienen para lo que necesitan sus hijos. Comentó que una familia que la visito hace unos meses con diez mil bolívares adquirió lo que requerían. “En el mercado normal ellos pudieron haber gastado 40 mil bolívares”, dice.

Rosana Mendoza tiene diez años comprando ropa usada que es llevada a los campos de Lara. La entrevistada, que tiene como estrategia tener un aviso en los clasificados de la prensa local, confiesa que la gente más necesitada no puede pagar un pantalón en 15 mil bolívares como lo ofrecen las tiendas de los centros comerciales. Por eso, recurren a esta mercancía que tiene jean y blusas en 100 y 150.

No sólo comercializa con ropa, también ha vendido muebles usados, lámparas, cortinas, ollas, entre otras cosas que la gente ya no quiere. “Yo le doy todos los artículos a mi socio y él va por los municipios más lejanos ofreciéndole a la gente necesitada”. Sin embargo, añadió que en vista de los exorbitantes precios de las tiendas, la gente está renuente a salir tan fácilmente de sus pertenencias.

Rosana Del Orco, profesora universitaria, reúne un dinero extra con esta modalidad de venta los jueves, viernes y sábados en local “El Checherero”, adyacente a la  avenida 20 en el centro de Barquisimeto. Manifestó que comenzó hace dos años, cuando decidió reunir dinero para un viaje. Luego una amiga le vendió casi todas sus pertenencias, porque se iba del país. De allá hasta ahora es una referencia para clientes de todas las edades, de bajo y alto poder adquisitivo.

Ante de la interrogante de cómo calcula los precios de su mercancía, asegura que debe evaluar la calidad de las telas, si no están manchados, rotos o desgastados. Ella les compra a sus proveedores y luego coloca los precios. Ofrece vestidos de noche a 2.000 Bs, una suma irrisoria, pues a solo dos cuadras de su negocio, en una tienda de lujo ubicada dentro de un centro comercial, un vestido similar ronda entre los 22 y 26 mil Bs.

La gran cantidad de piezas en exposición, son revisadas con minuciosidad por los clientes. “Aquí ha venido a comprar el que tiene una fiesta retro o que está armando el vestuario de una obra de teatro. También hay personas que por ejemplo se llevan una falda no para usarla, sino para utilizar la tela para otra cosa”, dice.

Los precios de la mercancía de Rojas y Del Orco son similares. Un conjunto de chaqueta y falda para una dama mayor oscila en los 800 Bs. Piden la misma cantidad por una chaqueta de vestir y los pares de zapatos están entre 200 y 1.500 Bs. Las blusas y pantalones van desde 50 a 400 Bs. Todo depende del estado en que esté la pieza.

César Sánchez, cliente de  la tienda de Yancy Rojas, asegura que este modo de negocio es una alternativa ante la crisis económica que cada día se acrecienta. Afirmó que ésta es una práctica de reciclaje en “el que ganamos todos”, finalizó.

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