El mármol rosado que cubría las aceras de La Hoyada, en la avenida Universidad, quedará en el recuerdo de la señora Lidia. Esta vendedora, con más de 30 años en la zona, caminó por ellas cuando recién las construyeron como parte del paisajismo del Metro de Caracas.
Una buena mañana, tres décadas después y a un mes del cumpleaños 451 de Caracas, su mirada tropezó con el material destruido por taladros para dar paso al cemento que cubrirá en adelante estas calles.
«Estos trabajos no eran prioridad para nada. Las aceras estaban en buen estado. Además no pusieron malla debajo del concreto, no creo que dure mucho», declaró la comerciante a Efecto Cocuyo, desde su local cerca de la estación del metro.
El pasado 5 de junio el Gobierno de Distrito Capital activó el plan Caracas Juntos Todo es Posible, que contempla la sustitución de brocales y aceras en los municipios del Área Metropolitana, incluyendo el centro de la ciudad.
Montoncitos de cemento y escombros comenzaron a aparecer en las esquinas, y las avenidas México, Bolívar, Urdaneta y Universidad que fueron demarcadas con cintas de seguridad. Al sonido de la ciudad se sumó la vibración de los taladros, el choque de los cinceles con el pavimento y los cornetazos de conductores impacientes confinados a un canal, en vez de dos.
Hannia Gómez, directora de la Fundación de la Memoria Urbana, alertó sobre una primera irregularidad de estos trabajos.
Refirió que la legislación venezolana establece que las obras públicas estén identificadas con la empresa e institución responsables y el monto de la inversión, pero en este caso no exponen la información. «Nadie sabe quienes están detrás de esos contratos», expresó.
La arquitecta recuerda, además, que los espacios intervenidos son patrimonio: «Están incurriendo en una falta. Cuando se quiere modificar esos lugares se debe hacer un proyecto y presentarlo al Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), que debe evaluarlo y aprobarlo, o no. Ese no fue el caso», explicó.
Gómez subraya que la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural contempla penalidades contra quién la incumple. Sería posible recurrir a un amparo para que los infractores paguen por el daño a los espacios, «pero como no hay responsables, todo está en las tinieblas».
Lamentó la tala indiscriminada de árboles en sectores del municipio Baruta como la avenida Río de Janeiro y el bulevar de El Cafetal. «Quitar los pisos que acaban de poner al Paseo Los Ilustres hace dos o tres años, eso es corrupción«, sentenció.
El 13 de julio, el Colegio de Arquitectos emitió un manifiesto en rechazo «a las intervenciones que dañan y hasta destruyen obras patrimoniales y espacios públicos adelantadas en diferentes zonas de Caracas» y pidió detener los trabajos.
Arturo Romero, residente de Parque Central, opinó que la acera de la avenida México «no estaba tan mal».
Lamentó la eliminación de la ciclovía que fue instalada hace apenas dos años y también opinó que existen «otras prioridades»en la ciudad.
Frente a la Galería de Arte Nacional, Marisela Castillo dijo a Efecto Cocuyo estar de acuerdo con los arreglos. «Me preocupa es el mantenimiento. La gente no tiene conciencia. Espero que recuperen los banquitos, aunque luego terminan convirtiéndose en la cama de los indigentes«, expresó.
Miguel, un artesano que vende sus piezas en la avenida Urdaneta cerca del Puente de las Fuerzas Armadas, valoró positivamente la renovación. «Llegué a ver a varias señoras señoras caerse mientras caminaban por aquí», aseguró.
En La Hoyada, Karen Zamora reprochó que no se gaste mejor el dinero en comida y medicinas y el señor Antonio Delgado consideró que «alguien del Gobierno debe estar beneficiándose de esto».
En ese sector, uno de los obreros señaló que luego de terminar la intervención de las aceras en la avenida Universidad continuarían con la avenida Baralt.
Fotos: Iván Ernesto Reyes – @IvanEReyes
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El mármol rosado que cubría las aceras de La Hoyada, en la avenida Universidad, quedará en el recuerdo de la señora Lidia. Esta vendedora, con más de 30 años en la zona, caminó por ellas cuando recién las construyeron como parte del paisajismo del Metro de Caracas.
Una buena mañana, tres décadas después y a un mes del cumpleaños 451 de Caracas, su mirada tropezó con el material destruido por taladros para dar paso al cemento que cubrirá en adelante estas calles.
«Estos trabajos no eran prioridad para nada. Las aceras estaban en buen estado. Además no pusieron malla debajo del concreto, no creo que dure mucho», declaró la comerciante a Efecto Cocuyo, desde su local cerca de la estación del metro.
El pasado 5 de junio el Gobierno de Distrito Capital activó el plan Caracas Juntos Todo es Posible, que contempla la sustitución de brocales y aceras en los municipios del Área Metropolitana, incluyendo el centro de la ciudad.
Montoncitos de cemento y escombros comenzaron a aparecer en las esquinas, y las avenidas México, Bolívar, Urdaneta y Universidad que fueron demarcadas con cintas de seguridad. Al sonido de la ciudad se sumó la vibración de los taladros, el choque de los cinceles con el pavimento y los cornetazos de conductores impacientes confinados a un canal, en vez de dos.
Hannia Gómez, directora de la Fundación de la Memoria Urbana, alertó sobre una primera irregularidad de estos trabajos.
Refirió que la legislación venezolana establece que las obras públicas estén identificadas con la empresa e institución responsables y el monto de la inversión, pero en este caso no exponen la información. «Nadie sabe quienes están detrás de esos contratos», expresó.
La arquitecta recuerda, además, que los espacios intervenidos son patrimonio: «Están incurriendo en una falta. Cuando se quiere modificar esos lugares se debe hacer un proyecto y presentarlo al Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), que debe evaluarlo y aprobarlo, o no. Ese no fue el caso», explicó.
Gómez subraya que la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural contempla penalidades contra quién la incumple. Sería posible recurrir a un amparo para que los infractores paguen por el daño a los espacios, «pero como no hay responsables, todo está en las tinieblas».
Lamentó la tala indiscriminada de árboles en sectores del municipio Baruta como la avenida Río de Janeiro y el bulevar de El Cafetal. «Quitar los pisos que acaban de poner al Paseo Los Ilustres hace dos o tres años, eso es corrupción«, sentenció.
El 13 de julio, el Colegio de Arquitectos emitió un manifiesto en rechazo «a las intervenciones que dañan y hasta destruyen obras patrimoniales y espacios públicos adelantadas en diferentes zonas de Caracas» y pidió detener los trabajos.
Arturo Romero, residente de Parque Central, opinó que la acera de la avenida México «no estaba tan mal».
Lamentó la eliminación de la ciclovía que fue instalada hace apenas dos años y también opinó que existen «otras prioridades»en la ciudad.
Frente a la Galería de Arte Nacional, Marisela Castillo dijo a Efecto Cocuyo estar de acuerdo con los arreglos. «Me preocupa es el mantenimiento. La gente no tiene conciencia. Espero que recuperen los banquitos, aunque luego terminan convirtiéndose en la cama de los indigentes«, expresó.
Miguel, un artesano que vende sus piezas en la avenida Urdaneta cerca del Puente de las Fuerzas Armadas, valoró positivamente la renovación. «Llegué a ver a varias señoras señoras caerse mientras caminaban por aquí», aseguró.
En La Hoyada, Karen Zamora reprochó que no se gaste mejor el dinero en comida y medicinas y el señor Antonio Delgado consideró que «alguien del Gobierno debe estar beneficiándose de esto».
En ese sector, uno de los obreros señaló que luego de terminar la intervención de las aceras en la avenida Universidad continuarían con la avenida Baralt.
Fotos: Iván Ernesto Reyes – @IvanEReyes