Gato Negro y El Silencio
Credit: Mairet Chourio

Las paradas de Gato Negro y El Silencio pasan a ser en días feriados los mejores termómetros sociales de la ciudad. Desde allí salen los transportes públicos para ir de Caracas a las playas del estado Vargas en medio de un bululú de gente, colectores, vendedores y fiscales. Amén de la especulación con los pasajes.

Este Jueves Santo no fue diferente: por ambas paradas desfilaron personas ataviadas con sus ropas y enseres que anunciaban un día de cara al mar Caribe: desde sombreritos hasta cavas y sandalias, bolsos con toallas, bronceadores y comidas.

En esas mismas aceras estaban los choferes y colectores de los vehículos, y también como siempre no faltaron los reclamos de usuarios por el aumento del pasaje de 5 a 7 bolívares en las llamadas Encavas y de 2 a 3 bolívares en los conocidos como Sitssa.

En Gato Negro y El Silencio funcionarios del Instituto Nacional de Transporte Terrestre inspeccionaban que se cumpliera el cobro de 5 bolívares el pasaje para los destinos de Catia La Mar y Caribe y ponerle freno al llamado “pasaje playero”.

“Toda la vida ha existido un pasaje playero y uno habitual. Cobrar 5 bolívares hoy es una locura, porque hoy es feriado y todo el que trabaja cobra doble, menos nosotros”, dijo un conductor molesto de la ruta El Silencio-Caribe, que prefirió no dar su nombre.

Para Andreivis, trabajador de ruta en Gato negro, el precio del  pasaje es el mismo de todos los días. 

“Todo los días se cobra 5 bolívares. Si se cobra más, en alguna alcabala bajando te pueden agarrar”, contó.

A la playa todos

A las 10 de la mañana de este 14 de abril las paradas no tenían largas colas de personas, pero cuatro horas antes la escena fue otra muy distinta.

Gato Negro y El Silencio, asueto Semana Santa

“A las 6 de mañana las colas de personas daban la vuelta. Ahorita está más tranquilo, pero aun así para algunos transportistas este es su tercer viaje”, dijo para explicar la alta demanda del servicio de transporte en el primer día del asueto de Pascuas.

En El Silencio también estaban funcionarios del Intt, pero a las 11 de la mañana había pocas personas en colas para abordar las unidades; más bien transportistas retrasaban su salida a la espera de que se ocuparan todos los puestos. 

Bolsillos golpeados

La carestía de la vida y los bajos ingresos familiares son una combinación que atenta contra el esparcimiento y es un desafío para disfrutar del asueto de Semana Santa. 

Usuarios consultados en la mañana de hoy en Gato Negro y El Silencio coincidieron en afirmar que el pasaje para bajar a La Guaira no es lo costoso para pasar un día de playa. Explicaron que los gastos fuertes son la comida, la bebida y el alquiler de sillas y toldos.

Desde alimentos preparados hasta botellas de agua, más frutas y chucherías cargaban en los bolsos muchas de las personas que subían a los autobuses este jueves.

“Mi prima fue el sábado a Caribe y por un toldo con dos sillas cobran $10. Yo voy porque mi hermano vive en Macuto y sin embargo llevo comida y él tiene sombrillas, veremos si quedará un espacio en esas playas y montamos nuestro propio toldo”, contó una pasajera que se disponía a bajar a Vargas la mañana de hoy.

 

 

 

 

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