Primero fueron tres los días que el gobierno decidió reducir el horario escolar hasta las 12 del mediodía tras el asueto de Semana Santa, como parte de un plan para la «consolidación» del Sistema Eléctrico Nacional. Luego, a través de un tuit publicado la noche del 24 de abril a las 9:56 pm, se anunció la extensión de la medida para el jueves 25 y este viernes, 26 de abril.
«Me parece un insulto a los padres, maestros, al personal y a los estudiantes la manera en que se informa sobre esa decisión a las 9 pm de la noche anterior», manifestó Olga Ramos, coordinadora del Observatorio Educativo de Venezuela, quien además rechazó la falta de una comunicación oficial por parte del Ministerio de Educación y la ausencia de orientaciones para recuperar el tiempo perdido.
Los más afectados, recalcó, son alumnos de primaria y educación media de aquellas escuelas que tienen clases solo en las tardes, y aquellas con turnos integrales, donde usualmente hay una matrícula alta con secciones que tienen clases de algunas asignaturas después del mediodía.
«Esto se traduce en un tipo de discriminación, en este caso por el tipo de escuela en la que está el estudiante», dijo.
Efecto Cocuyo conoció de al menos dos planteles privados que esta semana fueron visitados por supervisores del Ministerio de Educación para cerciorarse de que se estuviera cumpliendo la medida anunciada por el ministro de Comunicación e Información de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez.
Ramos, quien también es miembro de la ONG Asamblea de Educación, calificó a esta práctica como un contrasentido: «Quien tiene la obligación de garantizar el derecho a la educación es el Estado a través del ministerio. Es irracional que este despacho no pelee con el resto del Estado para exigir el cumplimiento de este derecho, en vez de ir a las escuelas para ver quienes estén restringiendo los horarios».
Israel Rodríguez, presidente de la Unión Venezolana de Liceístas, expuso la preocupación de los estudiantes sobre «el destino del año escolar en curso», bajo estas condiciones y sumado al contexto de los días perdidos del clase tras los megaapagones del pasado mes de marzo.
«Mientras tratamos de reiniciar nuestro proceso de formación, en medio de problemas de transporte y falta del agua, ahora nos encontramos con un recorte de la jornada diaria educativa», expresó.
También rechazó que las instituciones afectadas «se ven obligadas a replantear los planes y cronogramas constantemente», lo que a su juicio ocasiona «inestabilidad y falta de orientación en los estudiantes».
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Primero fueron tres los días que el gobierno decidió reducir el horario escolar hasta las 12 del mediodía tras el asueto de Semana Santa, como parte de un plan para la «consolidación» del Sistema Eléctrico Nacional. Luego, a través de un tuit publicado la noche del 24 de abril a las 9:56 pm, se anunció la extensión de la medida para el jueves 25 y este viernes, 26 de abril.
«Me parece un insulto a los padres, maestros, al personal y a los estudiantes la manera en que se informa sobre esa decisión a las 9 pm de la noche anterior», manifestó Olga Ramos, coordinadora del Observatorio Educativo de Venezuela, quien además rechazó la falta de una comunicación oficial por parte del Ministerio de Educación y la ausencia de orientaciones para recuperar el tiempo perdido.
Los más afectados, recalcó, son alumnos de primaria y educación media de aquellas escuelas que tienen clases solo en las tardes, y aquellas con turnos integrales, donde usualmente hay una matrícula alta con secciones que tienen clases de algunas asignaturas después del mediodía.
«Esto se traduce en un tipo de discriminación, en este caso por el tipo de escuela en la que está el estudiante», dijo.
Efecto Cocuyo conoció de al menos dos planteles privados que esta semana fueron visitados por supervisores del Ministerio de Educación para cerciorarse de que se estuviera cumpliendo la medida anunciada por el ministro de Comunicación e Información de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez.
Ramos, quien también es miembro de la ONG Asamblea de Educación, calificó a esta práctica como un contrasentido: «Quien tiene la obligación de garantizar el derecho a la educación es el Estado a través del ministerio. Es irracional que este despacho no pelee con el resto del Estado para exigir el cumplimiento de este derecho, en vez de ir a las escuelas para ver quienes estén restringiendo los horarios».
Israel Rodríguez, presidente de la Unión Venezolana de Liceístas, expuso la preocupación de los estudiantes sobre «el destino del año escolar en curso», bajo estas condiciones y sumado al contexto de los días perdidos del clase tras los megaapagones del pasado mes de marzo.
«Mientras tratamos de reiniciar nuestro proceso de formación, en medio de problemas de transporte y falta del agua, ahora nos encontramos con un recorte de la jornada diaria educativa», expresó.
También rechazó que las instituciones afectadas «se ven obligadas a replantear los planes y cronogramas constantemente», lo que a su juicio ocasiona «inestabilidad y falta de orientación en los estudiantes».
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