La piel no solo se arruga y cuelga del cuerpo con el paso de los años, también lo hace por la pérdida de peso después de pasar hambre. Esto quisieron plasmar al desnudar su torso, los adultos mayores voceros de un grupo de pensionados que marchó este martes, 28 de mayo, entre Parque Carabobo y la sede de la Defensoría del Pueblo. Exigen «una vejez digna».
Al frente de la manifestación estuvo, con su bastón en ristre, Valentín López, de 68 años de edad. Dijo sentir desesperación por la angustia de sus parientes al no poder conseguir las medicinas que él necesita. Contó que es paciente oncológico y debe recibir una quimioterapia de mantenimiento para evitar que las células cancerígenas reaparezcan.
Actualmente tiene una hernia en el abdomen pero no pueden operarlo porque tiene las plaquetas bajas. Sus médicos le indicaron una dieta que incluye moras, vainitas y remolacha, pero con su pensión de 40 mil bolívares mensuales no puede costear esos alimentos.
«Los gobernantes tienen que tener más humanidad, más interés por resolver los problemas. No tienen compasión y lo que nosotros queremos es vivir una vejez con dignidad, sin maltrato», expresó López. Concluyó que esta crisis afecta especialmente a la unión familiar: «Más nunca he sabido qué es salir a comerme una barquilla con mi esposa».
Con megáfono en mano el coordinador del Frente Unido Amplio en Defensa de los Jubilados y Pensionados (Ufajup), Luis Cano, enumeró el precio de los productos y medicamentos que no se pueden adquirir con la mensualidad que reciben. «No nos pueden condenar a una muerte anticipada, nos queremos morir de viejos y no que nos sigan lanzando por un barranco», dijo.
Reprochó que Venezuela se convierta en un país de remesas: «Yo quiero la Venezuela de antes, la Venezuela productiva». Consideró que además de una grave crisis económica existe un deterioro de los valores y pidió al Gobierno «elevar el discurso» al tiempo que criticó la creación del programa Chamba Mayor.
Por su parte el presidente de la Asociación Nacional de Trabajadores Jubilados del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss), Carlos Julio Rivera, señaló que para poder alimentarse y adquirir sus medicamentos un pensionado requiere de al menos 48 salarios mínimos.
También denunció que el Estado venezolano tiene 41 meses sin pagar la pensión a los venezolanos en el exterior.
En la movilización de adultos mayores de este martes también estuvo presente Beatriz Boudewyn, de 70 años de edad, y extrabajadora del Banco Central de Venezuela. Manifestó que, por fortuna, recibe apoyo de sus hijos que están fuera del país para costear sus medicamentos para la hipertensión, porque la pensión «no le alcanza para nada».
También le toca reunir algunos alimentos no perecederos y viajar a Falcón para apoyar a sus familiares, e incluso le ha tocado compartir su tratamiento.
Pasadas las 10:00 de la mañana, siguiéndole el paso a la marcha, Dora Arias de 77 años de edad, aún no había desayunado. Calculó que con su pensión puede comprar «unos tres tomaticos y un poquito de aliño», pero no leche, ni carne, ni pollo. «Trabajé por 25 años como enfermera auxiliar del turno nocturno en el Hospital del Llanito para esto», expresó.
Al llegar la protesta a su destino, Arias emprendería el regreso a su casa en Caricuao con solo mil bolívares en el bolsillo y la esperanza de no sufrir, como en otras tantas ocasiones, el maltrato de los choferes del transporte público superficial.
Fotos: Miguel Rodríguez – @migueldrescher
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La piel no solo se arruga y cuelga del cuerpo con el paso de los años, también lo hace por la pérdida de peso después de pasar hambre. Esto quisieron plasmar al desnudar su torso, los adultos mayores voceros de un grupo de pensionados que marchó este martes, 28 de mayo, entre Parque Carabobo y la sede de la Defensoría del Pueblo. Exigen «una vejez digna».
Al frente de la manifestación estuvo, con su bastón en ristre, Valentín López, de 68 años de edad. Dijo sentir desesperación por la angustia de sus parientes al no poder conseguir las medicinas que él necesita. Contó que es paciente oncológico y debe recibir una quimioterapia de mantenimiento para evitar que las células cancerígenas reaparezcan.
Actualmente tiene una hernia en el abdomen pero no pueden operarlo porque tiene las plaquetas bajas. Sus médicos le indicaron una dieta que incluye moras, vainitas y remolacha, pero con su pensión de 40 mil bolívares mensuales no puede costear esos alimentos.
«Los gobernantes tienen que tener más humanidad, más interés por resolver los problemas. No tienen compasión y lo que nosotros queremos es vivir una vejez con dignidad, sin maltrato», expresó López. Concluyó que esta crisis afecta especialmente a la unión familiar: «Más nunca he sabido qué es salir a comerme una barquilla con mi esposa».
Con megáfono en mano el coordinador del Frente Unido Amplio en Defensa de los Jubilados y Pensionados (Ufajup), Luis Cano, enumeró el precio de los productos y medicamentos que no se pueden adquirir con la mensualidad que reciben. «No nos pueden condenar a una muerte anticipada, nos queremos morir de viejos y no que nos sigan lanzando por un barranco», dijo.
Reprochó que Venezuela se convierta en un país de remesas: «Yo quiero la Venezuela de antes, la Venezuela productiva». Consideró que además de una grave crisis económica existe un deterioro de los valores y pidió al Gobierno «elevar el discurso» al tiempo que criticó la creación del programa Chamba Mayor.
Por su parte el presidente de la Asociación Nacional de Trabajadores Jubilados del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss), Carlos Julio Rivera, señaló que para poder alimentarse y adquirir sus medicamentos un pensionado requiere de al menos 48 salarios mínimos.
También denunció que el Estado venezolano tiene 41 meses sin pagar la pensión a los venezolanos en el exterior.
En la movilización de adultos mayores de este martes también estuvo presente Beatriz Boudewyn, de 70 años de edad, y extrabajadora del Banco Central de Venezuela. Manifestó que, por fortuna, recibe apoyo de sus hijos que están fuera del país para costear sus medicamentos para la hipertensión, porque la pensión «no le alcanza para nada».
También le toca reunir algunos alimentos no perecederos y viajar a Falcón para apoyar a sus familiares, e incluso le ha tocado compartir su tratamiento.
Pasadas las 10:00 de la mañana, siguiéndole el paso a la marcha, Dora Arias de 77 años de edad, aún no había desayunado. Calculó que con su pensión puede comprar «unos tres tomaticos y un poquito de aliño», pero no leche, ni carne, ni pollo. «Trabajé por 25 años como enfermera auxiliar del turno nocturno en el Hospital del Llanito para esto», expresó.
Al llegar la protesta a su destino, Arias emprendería el regreso a su casa en Caricuao con solo mil bolívares en el bolsillo y la esperanza de no sufrir, como en otras tantas ocasiones, el maltrato de los choferes del transporte público superficial.
Fotos: Miguel Rodríguez – @migueldrescher