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restricciones Credit: Roison Figuera

En una terminal marítima que en el año 2010 llegó a recibir casi 700 barcos, entre cargas y pasajeros y que en lo que va de 2020 apenas recibe dos buques de carga a la semana, se instaló un hospital de campaña para atender los casos positivos o sospechosos de coronavirus en Vargas.

Cuando han transcurrido 14 días de la cuarentena impuesta por el gobierno de Nicolás Maduro, este 27 de marzo, el hospital, ubicado en las instalaciones del puerto de La Guaira, se une a los cuatro centros hospitalarios centinelas que atenderán a los pacientes con la COVID-19.

Las cifras ofrecidas por Maduro indican que en el Litoral Central se han registrado diez casos de coronavirus hasta este 27 de marzo. El centro médico móvil que está ubicado en las instalaciones del puerto de La Guaira dispone de 9 módulos y cuenta con una capacidad de atención simultánea a 50 pacientes, según reseña la gobernación de Vargas en una nota de prensa.

Este hospital también dispondrá de un área de aislamiento, sala de emergencia, hospitalización, rayos X, Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), laboratorio clínico y área de esterilización de suministros.

“Son acciones para fortalecer el sistema de atención a los pacientes sintomáticos respiratorios. Estamos trabajando en el despliegue del Despistaje Ampliado Personalizado (DAPE), ordenado por el presidente Maduro para cortar de raíz la cadena de contagio y propagación del virus en la entidad”, dijo Yadira Castillo, autoridad única de salud del estado Vargas.

Efecto Cocuyo contactó a Castillo para que aportara detalles del funcionamiento del hospital, pero la médica se negó a declarar por no “estar autorizada”. Se desconoce si el hospital de campaña empezó a atender a pacientes con COVID-19 o casos sospechosos.

Restricciones por parroquias

Para frenar la propagación de la COVID-19, el gobierno regional de Vargas dividió el estado en cuatro zonas para cumplir con el distanciamiento social. El Litoral Central figura entre las regiones con más casos de coronavirus en Venezuela, ante esto el gobierno de Maduro decidió “radicalizar” la cuarentena en el estado, además de Miranda y Caracas.

La primera medida de radicalización que se implementó en Vargas fue dividir las 11 parroquias que conforman el estado costero.

“Guiareños prepárense para la restricción total de la movilidad. Se planifica cerrar el municipio en tres grandes bloques”, reza un estado de WhatsApp del director de la policía municipal de Vargas, difundido la noche del 24 de marzo.

En el bloque este entrarán las parroquias Caraballeda, Naiguatá y Caruao. Mientras que el bloque central: Macuto, La Guaira, Maiquetía, Carlos Soublette y Urimare; el eje oeste lo integra la parroquia Catia la Mar y en el último bloque, llamado por las autoridades regionales como frío, están Carayaca y El Junko.

La medida comenzó a implementarse la mañana del 25 de marzo y funcionarios de seguridad de Vargas se desplegaron en diversos puntos de control para restringir la movilidad entre parroquias.

Algunos ciudadanos han denunciado que las autoridades no respetan los bloques de movilidad ya que en ocasiones impiden que la gente se traslade de Maiquetía a La Guaira, que se supone comprenden el mismo grupo.

“Yo vivo en La Guaira y hago mercado en Maiquetía, porque es más económico. La policía no me quería dejar pasar porque era una orden. Se que está la cuarentena, pero yo necesito comprar comida y voy de La Guaira a Maiquetía porque allá es más barato”, dijo Yelitza Freites a Efecto Cocuyo.

La misma situación vivió Rafael León. El hombre oriundo de la parroquia La Guaira se dirigía a la casa de su mamá, en Carlos Soublette, para llevarle alimentos y tuvo que rogarle a las autoridades para que lo dejaran pasar. “Mi mamá vive sola, yo le tengo que llevar todo para que ella no salga”, contó León.

Sin agua en cuarentena

Desde que comenzó la cuarentena Raúl Injosa ha gastado 20 dólares americanos para llenar dos veces su tanque de 1.000 mililitros de agua potable. En su casa, ubicada en Montesano, no llega agua de las tuberías desde hace casi un mes y por eso debe comprar las pequeñas cisternas.

“Hace como una semana llegó un poquito de agua, duró como dos horas y luego se fue. Yo siempre guardo dinero para comprar el agua, porque imagínate cómo haría para lavarme las manos, bañarme o incluso cocinar”, dijo.

Las comunidades de Catia La Mar también están afectadas por el suministro de agua. En Las Tunitas, Yolimar Bravo no tiene el servicio desde hace 20 días. En su casa hay tres tanques, pero tras la falta prolongada del agua, están a punto de quedarse sin reservas.

“No sé cómo vamos a hacer para comprar una cisterna en medio de esta crisis. Una cisterna nos puede cobrar 15 dólares por llenar un solo tanque”, aseguró.

Las medidas de seguridad para que los varguenses cumplan la cuarentena se han intensificado desde que el régimen de Maduro radicalizó el aislamiento. Sin embargo, son muchos los lugraeños que caminan por las calles en busca de agua con un jarrón encima de los hombros.

Me dedico al periodismo con enfoque en derechos humanos. Hago cobertura sobre violencia en un país con pocas garantías