El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1 de octubre de 1958) es bien conocido como destacado cuentista, novelista y articulista. En un reciente artículo de opinión publicado en el diario El País de España, titulado Ya no me siento víctima, Abad celebra y dice estar feliz por el acuerdo de paz alcanzado entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos.

Acaso el libro más conocido de Héctor Abad es El olvido que seremos, una novela autobiográfica en la que  recrea a su padre Héctor Abad Gómez, destacado activista por los derechos humanos, asesinado por la violencia instalada en Colombia.

A pesar de esta circunstancia, Abad Faciolince se manifiesta dispuesto a votar por el Sí en el próximo referendo que hará el Gobierno de Santos para avalar el acuerdo de paz.

Fiel a su pensamiento de interpretar la historia de su país a través de las historias familiares, porque “cuando uno tiene una familia numerosa, la ficción es casi innecesaria: en una familia grande, todas las cosas han ocurrido alguna vez”, el escritor explica su polémica posición narrando la historia de su excuñado, mediano productor agropecuario secuestrado dos veces por las Farc y quien a causa de esto hoy en día se opone al acuerdo de paz.

Abad caracteriza que “las Farc han sido una guerrilla despiadada, sanguinaria, sin duda. Una guerrilla que cree firmemente y con fanatismo mesiánico en la última religión del siglo XX, el comunismo marxista leninista. En la lucha armada, en su ideología, en sus actos de terror, creo que la guerrilla se equivocó de un modo atroz. Pero en más de medio siglo de desafío al Estado no ha podido ser derrotada por las armas”, a pesar de que Colombia tiene el presupuesto de seguridad más alto de América Latina y tuvo un presidente, Álvaro Uribe, “cuya mayor obsesión durante ocho años fue exterminar a la guerrilla que había matado a su padre”.

Ante las objeciones de lectores, especialmente españoles que hacen un paralelo entre la situación colombiana y la que vivió España con el terrorismo de ETA, señala que son situaciones distintas, pues en el caso de Colombia, las Farc llegaron a tener 20 mil hombres en pie de guerra y controlar importantes zonas, incluso capitales de provincia, donde instauraban sus propios juzgados para resolver conflictos.

De todos modos, “Si en el caso de los asesinos de mi padre yo estaba de acuerdo con un pacto de impunidad, con la única condición de que los paramilitares contaran la verdad y dejaran de matar, creo tener autoridad moral para decir que también estoy de acuerdo con el Acuerdo de Paz con las FARC, los secuestradores de mi cuñado. En el caso de las Farc, también acepto una alta dosis de impunidad a cambio de verdad”, explica HAF.

Explica además que no es cierto que en el acuerdo de paz haya impunidad total. Por delitos atroces entre los cuales se incluye el secuestro, “los responsables pagarán hasta ocho años (si lo confiesan todo antes de que empiece el juicio) de “restricción efectiva de la libertad”, no en una cárcel corriente, sino en condiciones que el Tribunal Especial para la Paz decidirá. Y si la confesión ocurre durante el juicio, esos ocho años los pasarán en una cárcel normal. Y si no confiesan y son derrotados en juicio, la pena será de 20 años en cárceles del Estado”.

Héctor Abad finaliza su artículo de la siguiente manera: “y ahora que he explicado mi posición para un periódico español, yo le preguntaría a mi excuñado lo siguiente: ¿no es mejor un país donde tus mismos secuestradores estén libres haciendo política, en vez de un país en que esos mismos tipos estén cerca de tu finca, amenazando a tus hijos, mis sobrinos, y a los hijos de tus hijos, a tus nietos? La paz no se hace para que haya una justicia plena y completa. La paz se hace para olvidar el dolor pasado, para disminuir el dolor presente y para prevenir el dolor futuro”.

Deja un comentario