Para que las capas vegetales del Ávila, después de ser arrasadas por las llamas de los incendios forestales, se recuperen totalmente, tardarían alrededor cien años. Cada incendio, al no ser atendido a tiempo, genera pérdidas de fauna y flora casi irrecuperables. Y actualmente la atención sobre el ecosistema es tardía.

“Recuperar es que regrese a ser un bosque. No hay certeza que esas sabanas incendiadas regresen a ser a bosques. Pueden demorar un siglo si sigue su proceso natural. Los incendios retrasan los avances ecológicos”, indicó Edgard Yerena, profesor del Departamento de Estudios Ambientales Universidad Simón Bolívar (USB).

Cuando las llamas cesan sobre las capas vegetales, lo que resta es una sabana chamuscada, entre negra y amarillenta. Sin embargo, hay zonas del Ávila que cada año sufren incendios y su proceso de recuperación se paraliza y se mantienen en sabanas con modestas vegetaciones.

“El parque tiene como misión retornar a la condición más natural posible: que la sabana vuelva a ser bosque. Todas las zonas deberían tener bosque. Sin embargo, en sabanas como Galindo y Estribo de Duarte la recuperación es lenta, porque cada año se incendia”, dijo.

Cuando los daños no alcanzan a incinerar complemente al bosque, ni sus capas vegetales y los árboles, firmes, resisten la batalla contra las brasas, la recuperación de la vegetación menor (grama y arbustos) es en un lapso más corto.

“Siempre y cuando se mantenga el bosque, debería estar recuperado en 10 años. El fuego a veces es capaz de matar a un árbol y otras veces no”, manifestó.

En lo que va de año se han registrado al menos siete incendios en este cerro, principal pulmón de la capital. No obstante, señaló que en algunos de los sectores que resultaron afectados, tenían bosques curados con largo tiempo sin sufrir daños.

“La Florida (donde se incendió a principios de abril) tenía 30 o 40 años sin quemarse, es  apreciable lo que había avanzado. El Ávila, a la altura de La Florida desde 1950 a hoy es muy distinta. En 70 años después se genera el bosque”, señaló.

El sector de Cachimbo está junto a Estribo de Duarte y Galindo como frecuentes víctimas de incendios. Según explicó, porque en estas zonas las llamas crecen fácilmente y corren por la vegetación a gran velocidad.

“Se incendian todos los años. Donde quiera que hayan sabanas, hay mayor riesgo de los incendios. Por eso, cada año que no hay incendio es un año más en recuperación, un paso más para llegar a un bosque”, manifestó.

Prevenir y combatir

Aún está presente la temporada de sequía. La falta de lluvias se extiende desde noviembre hasta mayo. Sin embargo, los trabajos para prevenir incendios en esta temporada fueron pobres. No hay cortafuegos completos, hay poco personal de bomberos forestales: poca vigilancia y una capacidad de respuesta reducida.

“Lo que se debe procurar es que esos incendios no ocurran, porque no deberían ocurrir. Es muy difícil que el fuego se genere por accidente: una fogata o colilla, no producen esto. Debería haber mayor vigilancia”, manifestó Yerena.

El ambientalista criticó la precarias condiciones con que se protege al Ávila.  Insistió en que hace falta un brigada bien equipada, además de mantenimiento a las vías fluviales para atender los incendios.

“Hay que mantener los cortafuegos limpios. Pero los cortafuegos no funcionaron. Deben trabajarse desde diciembre. El suelo debe estar desnudo, sino no sirve. Además, el sistema de puntos de agua y tuberías está totalmente desmantelado. El Ávila lo tuvo hace 20 años”.

Yerena aseguró que los proceso de recuperación de las capas vegetales son lentas por eso se debe hacer un esfuerzo para prevenir que no se quemen.

“Los procesos de este tipo son a largo plazo. Por eso lo más rentable es combatir y prevenir los incendios. Trabajar para que no aparezcan y sino actuar rápidamente. El esfuerzo está concentrado en que no se queme de nuevo”, dijo.

Consecuencias

El Ávila es el principal pulmón de Caracas. Además de la afectación a la fauna, la amenaza de los incendios es un problema para especies animales que habitan en este cerro.

“Después de los incendios se encuentran cadáveres de cachicamos, roedores, venados; hay una fauna que muere en estos incendios. Se afectan madrigueras y nidos en la tierra,; la intensidad del calor los mata. Tarda en recuperarse la condición que tenían”, expresó Yerena.

Para el especialista, la pérdida de estas capas vegetales genera consecuencias negativas en los caraqueños. La salud se ve perjudicada por las partículas pequeñas de polvo en la atmósfera que genera el incendio.

“Se enrarece la atmósfera, alborota alergias y genera un impacto sobre la gente: molestia en los ojos, humo atmosférico, cenizas… también hay una afectación psicológica; produce un efecto depresivo en el ánimo de la gente”.

Aseguró que los daños que sufre esta montaña son mayores a lo que se percibe desde la ciudad. Es una extensión de alrededor de 80 kilómetros que se pierde entre los tres estados de la región: Distrito Capital, Miranda y Vargas.

“El Ávila es tan grande, solo vemos un pedazo de los problemas frente a Caracas. Se quema de Terrazas hasta Guatire. Todo eso le repercute a Caracas enrarece la atmósfera de la ciudad. La idea es que no se queme el Ávila en ningún lado”, reiteró.

Falta de políticas

Falta de inversión y pérdida de las instituciones. El resguardo del Ávila, así como de los parques nacionales del país se responsabilidad del Instituto Nacional de Parques (Inparques) y del Ministerio de Ecosocialismo. Sin embargo, la acción de estos organismos es cada vez más pobre.

“Se ha perdido la institucionalidad: eliminaron el ministerio del ambiente, destruyeron Inparques; los parques nacionales y monumentos naturales están desprotegidos”, expresó María Gabriela Hernández, presidente de la subcomisión de Cambio Climático de la Asamblea Nacional (AN).

“Los incendios siempre van ocurrir en épocas de sequía, lo importante es que se prevengan y los combatan de manera inmediata. No tenemos una institución bomberil fuerte en el país: no tienen equipos para combatir de manera efectiva”, agregó Hernández.

El Ávila sufre las consecuencias de la desatención y se deteriora. También aseguró que ha habido malversación de los fondos que se han destinado para atender al área ambiental en el país.

“El Ávila está descuidada. No se le ha hecho mantenimiento,se han hecho construcciones ilegales del Ávila, carreteras, teleférico de carga que no están adecuados y que permiten la destrucción”, expresó la también miembro de la comisión permanente de ambiente.

“No ha habido inversión, el dinero termina desapareciendo. Un ejemplo fue la recuperación del río Guaire, cuánto no se invirtió y dónde está ese recurso. Los embalses que se tenían que haber construido. Las plantas de tratamiento: este gobierno es destructor de la naturaleza”, añadió.

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Foto referencial: Iván Reyes.

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