Este martes, 14 de diciembre, los habitantes de la parroquia La Vega, en el oeste capitalino, salieron a las calles a protestar para que les envíen el agua potable por tuberías.
Lo hicieron de forma creativa usando los elementos de la Navidad para hacerse sentir: sacaron al Niño Jesús de su pesebre y, llevándolo en brazos, las madres y abuelas, escenificaron la sed que sienten miles de infantes ante la carestía del servicio.
Los vecinos de la parte alta, en el sector Las Casitas, no trancaron la calle, sino que hicieron una corta procesión que acompañaron cantos al ritmo de los aguinaldos, cuyos coros denunciaban el cobro de las cisternas dolarizadas.
En las pancartas se leía «el Niño Jesús tiene sed» y «María y José no pueden cocinar porque no tienen agua«, en referencia a los infantes de la parroquia que, de acuerdo a los testimonios, padecen enfermedades estomacales por la falta de agua, y a los padres, madres y abuelos cuidadores que hacen maromas a diario para poder preparar la comida.
Dijeron que cargan los pipotes de agua por empinadas escaleras y por terrenos irregulares, y que esto suma otras enfermedades a la población, principalmente a la tercera edad.
«Sin contar el hecho de que se viola un derecho humano, y no se pueden cumplir ni siquiera las normas de bioseguridad para protegernos de la pandemia», alertaron.
Pablo González dijo que antes de las elecciones les ofrecieron enviar el servicio por lo menos tres días a la semana. «Pasaron los comicios y el agua desapareció de las tuberías. Ahora, nos quieren mandar cisternas, para quitarnos los pocos ingresos que tenemos».
González además se quejó por el colapso de las redes hídricas en la parte alta de la parroquia.
En la acción, en la que participó el padre Alfredo Infante, párroco de San Alberto Hurtado en la parte alta de La Vega, se leyó una carta simbólica que el Niño Jesús dirige a las autoridades de Hidrocapital, y en la que se resume parte de las crisis por la escasez de agua potable:
✅ Enfermedades estomacales, e infecciones en la piel,
✅ Interrupción de las actividades escolares,
✅ Problemas para la operatividad de los comedores. Actualmente funcionan porque son las mamás quienes levan el agua para la elaboración de los alimentos.
En esa misma carta reclaman que el agua se usara como campaña electoral y para comprar votos; denuncian el negocio de las cisternas, al que califican como «jugoso negocio dolarizado» que beneficia a poca gente. También exhortan a Hidrocapital a proteger la vida, a garantizar el derecho al agua y a no convertirse en el Herodes de la comunidad, en especial para los niños, niñas y adolescentes y para la tercera edad que habita en la popular parroquia La Vega.
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 568 protestas durante el mes de septiembre de 2021, equivalente a un promedio de 19 diarias.
Aunque esta cifra representa una disminución de 5 2% en comparación con el mismo mes del año pasado, los principales reclamos siguen siendo sociales y económicos, y guardan relación con el colapso de los servicios de agua potable, electricidad, gas doméstico y la crisis de gasolina.
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Este martes, 14 de diciembre, los habitantes de la parroquia La Vega, en el oeste capitalino, salieron a las calles a protestar para que les envíen el agua potable por tuberías.
Lo hicieron de forma creativa usando los elementos de la Navidad para hacerse sentir: sacaron al Niño Jesús de su pesebre y, llevándolo en brazos, las madres y abuelas, escenificaron la sed que sienten miles de infantes ante la carestía del servicio.
Los vecinos de la parte alta, en el sector Las Casitas, no trancaron la calle, sino que hicieron una corta procesión que acompañaron cantos al ritmo de los aguinaldos, cuyos coros denunciaban el cobro de las cisternas dolarizadas.
En las pancartas se leía «el Niño Jesús tiene sed» y «María y José no pueden cocinar porque no tienen agua«, en referencia a los infantes de la parroquia que, de acuerdo a los testimonios, padecen enfermedades estomacales por la falta de agua, y a los padres, madres y abuelos cuidadores que hacen maromas a diario para poder preparar la comida.
Dijeron que cargan los pipotes de agua por empinadas escaleras y por terrenos irregulares, y que esto suma otras enfermedades a la población, principalmente a la tercera edad.
«Sin contar el hecho de que se viola un derecho humano, y no se pueden cumplir ni siquiera las normas de bioseguridad para protegernos de la pandemia», alertaron.
Pablo González dijo que antes de las elecciones les ofrecieron enviar el servicio por lo menos tres días a la semana. «Pasaron los comicios y el agua desapareció de las tuberías. Ahora, nos quieren mandar cisternas, para quitarnos los pocos ingresos que tenemos».
González además se quejó por el colapso de las redes hídricas en la parte alta de la parroquia.
En la acción, en la que participó el padre Alfredo Infante, párroco de San Alberto Hurtado en la parte alta de La Vega, se leyó una carta simbólica que el Niño Jesús dirige a las autoridades de Hidrocapital, y en la que se resume parte de las crisis por la escasez de agua potable:
✅ Enfermedades estomacales, e infecciones en la piel,
✅ Interrupción de las actividades escolares,
✅ Problemas para la operatividad de los comedores. Actualmente funcionan porque son las mamás quienes levan el agua para la elaboración de los alimentos.
En esa misma carta reclaman que el agua se usara como campaña electoral y para comprar votos; denuncian el negocio de las cisternas, al que califican como «jugoso negocio dolarizado» que beneficia a poca gente. También exhortan a Hidrocapital a proteger la vida, a garantizar el derecho al agua y a no convertirse en el Herodes de la comunidad, en especial para los niños, niñas y adolescentes y para la tercera edad que habita en la popular parroquia La Vega.
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 568 protestas durante el mes de septiembre de 2021, equivalente a un promedio de 19 diarias.
Aunque esta cifra representa una disminución de 5 2% en comparación con el mismo mes del año pasado, los principales reclamos siguen siendo sociales y económicos, y guardan relación con el colapso de los servicios de agua potable, electricidad, gas doméstico y la crisis de gasolina.