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Casi todos los negocios y residentes de El Paraíso tienen toque de queda. El centro comercial Multiplaza Paraíso cierra sus puertas a las 7:00 pm a pesar de que algunos establecimientos bajen las santamarías un poco más temprano. La panadería Las Magnolias, que queda al frente, cierra a las 9:00 pm y despacha a clientes y empleados. “Antes cerrábamos como a las 11:00 pm, pero es que esto es muy inseguro”, aseguró el parquero.

Cada tres o cuatro cuadras hay un módulo policial en alguna esquina o escoltas en motos V-Strom o Kawasaki que dan vueltas por la urbanización. A veces están hasta más cerca. Sin embargo, vecinos y trabajadores de la zona aseguran que las fuerzas de seguridad cuidan a “contadas personas, con nombre y apellido”. El nombre de pila cambia, pero el apellido es el mismo: Flores.

La calle Berrizbeitia, doblando en la esquina de la panadería Las Magnolias, probablemente sea la más custodiada de toda el área. Un módulo de la Guardia Nacional Bolivariana le antecede una cuadra, frente al centro comercial Multiplaza Paraíso. Bajando, hay una furgoneta con efectivos de seguridad, no porque haya un operativo en los alrededores, sino porque los oficiales están día y noche vigilando la entrada del edificio Ile de France. Al final de la calle, pasando la clínica Amay, hay otro puesto de la GNB.

Aunque haya decenas de agentes o escoltas, no es un despliegue de una OLP. El 12 de noviembre no hubo más seguridad de lo normal en El Paraíso, a pesar de que los sobrinos de Cilia Flores, Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, hayan sido capturados en Puerto Príncipe, Haití, por haber estado presuntamente implicados en un caso de narcotráfico. Todo lo contrario: la seguridad de la calle y la inseguridad de la zona, son las mismas.

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“Ésta es la misma vigilancia de todos los días. Hay la misma cantidad de policías que siempre”, insistió una trabajadora de un negocio cercano a las residencias de los Flores. Como si fuera poca la vigilancia, dos hombres esperan parados en la entrada del edificio, como conversando casualmente. Sin embargo, los sujetos prestan especial atención a curiosos que transiten por el sitio y que no sean de la zona. A los carros, aún más.

Vecinos y trabajadores de El Paraíso indican que la vigilancia siempre ha estado y que, anteriormente, era Cilia Flores la que vivía ahí, “de cuando estaba en el Parlamento”. Posteriormente, aseguran que su hijo Walter Jacob Gaviria Flores se quedó con el Pent House del edificio. Otros dicen que no es Walter, sino su hijo Yowal el que vive ahí, con el “hijo de crianza” de los Flores y hoy detenido en EEUU, Efraín Campo.

A pesar de no conocer sus nombres con absoluta certeza, todos los que los ven pasando por la zona afirman que son varios y saben que pertenecen a la familia Flores. “Cuando pasan son muy escandalosos”, se queja una muchacha por el ruido de las motos. Pasean con carros deportivos, con Merús o Camaros, por El Paraíso. “Antes los veía abajo del edificio fumando y bebiendo en la acera con sus escoltas ahí también, pero tengo tiempo sin verlos”, comenta una vecina.

También dicen que la familia frecuenta los lugares de la zona con una caravana de seguridad detrás. “Ellos vienen a la panadería con frecuencia. A veces se van para allá, por la plaza Washington, a comer en Pastas Morandi. Andan sin problema por la urbanización”, asegura un residente de la zona.

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Aunque era de día, había unos cuantos carros estacionados en las aceras de la calle Berrizbeitia, todos de por lo menos los tres últimos años. Un Corolla gris oscuro, una Grand Cherokee blanca y una Toyota pick up TRD estaban parados, por mencionar algunos. También había motos grandes entre calle y calle.

Vecinos cuentan que es común ver las aceras de la Berrizbeitia llena de vehículos desde hace alrededor cinco  años. “A veces había hasta camiones estacionados en la calle de noche”, cuenta una vecina.

Sin embargo, “se portan bien”, agrega una mujer, como diciendo que, a pesar del tubo de escape de las motos o el presunto escándalo de la DEA, no suelen hacer mucho ruido.

No obstante, ya a las 8:00 pm las calles están desiertas, excepto por los carros que quedan parados en la acera de la Berrizbeitia o los módulos de la GNB. En El Paraíso, la inseguridad acecha a parqueros, residentes, transeúntes y trabajadores de la zona; toca a todos, menos a los Flores.

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1 comentario

  1. Yo no veo problema que existan militares en esa zona, soy residente cerca del mismo edificio Ile de France y los militares han brindado seguridad y nunca he tenido inconvenientes ni nada por el estilo ya que los oficiales son amables y hasta he conversado con ellos cuando llego del trabajo. Ojala cada cuadra de Caracas, cada calle estuviera llena de oficiales y militares custodiando no solo familiares del Gobierno si no a toda la población en general.

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