La llegada de una nueva vida en territorio venezolano pasó de ser una alegría a casi un suplicio. Para Bárbara Salvatierra fue toda una sorpresa su embarazo, teniendo en cuenta la situación del país. Aseguró que “en otro tiempo yo estaría más tranquila y podría buscar un espacio para vivir con mi pareja”.
Con tres meses de embarazo, Salvatierra aseguró que “la mayor meta es conseguir pañales y leche (fórmula infantil)”. Aseguró que “mi pareja y yo no hemos comprado alimento para el bebé todavía porque en todos los establecimientos nos piden partida de nacimiento o el ecosonograma”.
Comentó que está pensando celebrar la bienvenida de su primogénito y lamenta no contar con la bonanza de épocas pasadas: “antes regalaban bañeras; ahorita, si pueden, regalan una ropa”.
La situación de escasez y desabastecimiento no le permite a Emigennys Meneses, con 7 meses de gestación, conseguir el alimento y los insumos necesarios que requiere un bebé al momento de nacer. “En la clínica me están pidiendo llevar fórmula infantil y no he podido comprar ni una sola”, aseguró a Efecto Cocuyo, a través de una llamada telefónica.
Meneses ha tenido que cambiar la comida que recibe del plan de gobierno Casa por Casa por paquetes de pañales. Agregó que «me han regalado ropa, gorritos y manoplas en la oficina donde trabajo».
Explicó que en el lugar donde labora como personal de limpieza, le harán un agasajo de bienvenida al bebé. “Mis jefes organizarán un baby shower en la oficina; si no fuera por ellos, no podría hacerlo porque el dinero no me alcanza”, dijo.
Josefina Gosto no ha corrido con la misma suerte. “Emocionalmente me siento bien, porque quiero a mi hijo, pero la ropa de bebé esta carísima. Tengo cinco paquetes de pañales porque al fin tengo el econosograma del embarazo, pero no he comprado más nada”.
Gosto asegura que en sus cinco meses de embarazo no ha tenido problemas en conseguir la vitamina B9 (Ácido Fólico); sin embargo las colas han hecho los días de lo que debería ser su «dulce espera» toda una complicación. “La he pasado mal por la situación del país, me toca hacer cola y a veces salgo sin comprar nada”.
Agregó que “antes era buenísimo porque uno podía tener un bebé y salir a comprar lo que uno necesitaba” ahora, “ni baby shower se puede hacer por la cantidad de dinero que se tiene que invertir”.
Dilmar Ruíz tiene siete meses de embarazo y asegura que sus vecinos y amigos en La Guaira son quienes le han regalado ropa y teteros para el bebé. “Me han regalado pañales y lo único que he encontrado son dos fórmulas lácteas”, afirmó.
Holanda Castro, consejera de Lactancia Materna de la organización Mujer Mandala, explica que «siempre había sido una celebración muy puntual la llegada de un hijo», en la actualidad, Castro asegura que la finalidad de este festejo ha cambiado: «ahora los amigos se reúnen para comprar pacas de leche, de pañales, etc.»
Agregó que lo que socialmente se conoce como baby shower, «hasta hace tres años era visto como un ritual ancestral; ahora, es una obligación«.
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La llegada de una nueva vida en territorio venezolano pasó de ser una alegría a casi un suplicio. Para Bárbara Salvatierra fue toda una sorpresa su embarazo, teniendo en cuenta la situación del país. Aseguró que “en otro tiempo yo estaría más tranquila y podría buscar un espacio para vivir con mi pareja”.
Con tres meses de embarazo, Salvatierra aseguró que “la mayor meta es conseguir pañales y leche (fórmula infantil)”. Aseguró que “mi pareja y yo no hemos comprado alimento para el bebé todavía porque en todos los establecimientos nos piden partida de nacimiento o el ecosonograma”.
Comentó que está pensando celebrar la bienvenida de su primogénito y lamenta no contar con la bonanza de épocas pasadas: “antes regalaban bañeras; ahorita, si pueden, regalan una ropa”.
La situación de escasez y desabastecimiento no le permite a Emigennys Meneses, con 7 meses de gestación, conseguir el alimento y los insumos necesarios que requiere un bebé al momento de nacer. “En la clínica me están pidiendo llevar fórmula infantil y no he podido comprar ni una sola”, aseguró a Efecto Cocuyo, a través de una llamada telefónica.
Meneses ha tenido que cambiar la comida que recibe del plan de gobierno Casa por Casa por paquetes de pañales. Agregó que «me han regalado ropa, gorritos y manoplas en la oficina donde trabajo».
Explicó que en el lugar donde labora como personal de limpieza, le harán un agasajo de bienvenida al bebé. “Mis jefes organizarán un baby shower en la oficina; si no fuera por ellos, no podría hacerlo porque el dinero no me alcanza”, dijo.
Josefina Gosto no ha corrido con la misma suerte. “Emocionalmente me siento bien, porque quiero a mi hijo, pero la ropa de bebé esta carísima. Tengo cinco paquetes de pañales porque al fin tengo el econosograma del embarazo, pero no he comprado más nada”.
Gosto asegura que en sus cinco meses de embarazo no ha tenido problemas en conseguir la vitamina B9 (Ácido Fólico); sin embargo las colas han hecho los días de lo que debería ser su «dulce espera» toda una complicación. “La he pasado mal por la situación del país, me toca hacer cola y a veces salgo sin comprar nada”.
Agregó que “antes era buenísimo porque uno podía tener un bebé y salir a comprar lo que uno necesitaba” ahora, “ni baby shower se puede hacer por la cantidad de dinero que se tiene que invertir”.
Dilmar Ruíz tiene siete meses de embarazo y asegura que sus vecinos y amigos en La Guaira son quienes le han regalado ropa y teteros para el bebé. “Me han regalado pañales y lo único que he encontrado son dos fórmulas lácteas”, afirmó.
Holanda Castro, consejera de Lactancia Materna de la organización Mujer Mandala, explica que «siempre había sido una celebración muy puntual la llegada de un hijo», en la actualidad, Castro asegura que la finalidad de este festejo ha cambiado: «ahora los amigos se reúnen para comprar pacas de leche, de pañales, etc.»
Agregó que lo que socialmente se conoce como baby shower, «hasta hace tres años era visto como un ritual ancestral; ahora, es una obligación«.