Estamos en un país en llamas. Así aseguró Marcelino Bisbal, investigador de la comunicación, al comparar la actualidad de Venezuela con la fotografía de Ronaldo Schemidt, ganadora del World Press Photo a la mejor fotografía de 2018, durante la inauguración de la exposición del mismo nombre, en el Centro Cultural de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) este 21 de febrero.
«Es una fotografía viva, una Venezuela en llamas. No ha habido grandes cambios de ese país al de ahora. Está la idea de que podríamos tener un país normal. El fotoperiodismo constituye una ventana al mundo», expresó en parte de sus palabras el también presidente del Consejo Asesor de Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys) Venezuela, organización colaboradora de la actividad.
En la gráfica de Schemidt un manifestante, de las protestas antigubernamentales de 2017, corre encendido en una llamarada roja y naranja en medio de enfrentamientos. Esta misma foto es la que recibe en la entrada de la exhibición que se extenderá hasta el 14 de marzo. Los matices cálidos de la fotografía asaltaban a la vista, al instante.
«Uno siente que el motivo de esta fotografía nos habla de alguna manera de lo que se está viviendo en el país. Un cambio de gobierno, lo que quieren los venezolanos, que permitan libertades como la de prensa», continuaba Bisbal, aún con la galería a puertas cerrada. En pocos minutos entraría el público.
Las paredes blancas de la sala Magi se vestían de los colores que impregnaban las 137 fotografías ganadoras, entre las 73 mil imágenes postuladas por más de 4 mil 500 fotógrafos en 2018. Las paredes hablaban y observan. Cada muro contaba distintas historias. Trágicas en su mayoría. Desastres, dramas, conflictos y tragedias capturadas al momento exacto. Entró el público a la sala.
«La fotografía es un lenguaje, y el lenguaje debe ser observado como un medio de comunicación. Y además, en estética, la fotografía es una obra de arte», hablaba de nuevo Bisbal, pero ahora frente a decenas de personas.
Entraban y entraban personas, en su mayoría estudiantes de esta universidad. Los ojos, jóvenes y curiosos, se recorrían la sala con minuciosa atención. Gastaban un par de minutos. Tomaban fotos. Luego seguían su viaje entre contrastes de colores junto a pálidos blancos y negros.
El fotoperiodismo no morirá. Al menos no para el fotógrafo venezolano Vasco Szinetar, quien colaboró en la producción del evento, tuvo la tarea de presentar junto a Bisbal la actividad. Recordó la importancia del fotoperiodismo como elemento para construir libertad y democracia.
«El fotoperiodismo va existir mientras exista vida y sociedad. Es un instrumento que tiene la sociedad para verse a sí misma y reflexionar», comentó entre sus primeras palabras Szinetar. Mientras hablaba las tragedias de los muros no le apartaban los ojos. Lo escoltaban a sus espalda. Continuaba:
«Mientras estemos aquí en la tierra (el fotoperiodismo) va a estar con nosotros. Estamos viviendo una tragedia a nivel mundial y el ámbito de creatividad, de resistencia y democracia se expresa en sus talentos», expresó.
Para el reconocido fotógrafo da aliento el recontamientos a los reporteros gráficos venezolanos. «Nos permite deslumbrar un futuro luminoso; nos permite salir de este oscuro túnel en que nos encontramos», dijo.
Desde 1955 se realiza el World Press Photo, con su origen en el reino de Los Países Bajos, en Europa. Por ello, se contó con la presencia del encargado de negocios del Reino de los Países Bajos en Venezuela, Jan-Willem Le Grand.
«Tenia que pasar por Caracas (la exposición). La turbulencia de 2017 justifica al ganador de esta edición. Hay muchísima atención con lo que pasa en el país», comentó Le Grand.
El diplomático recordó al fotógrafo galardonado, Ronaldo Schemidt, quien se encuentra en el exilio. «Por los mismos motivos de libertad de prensa (Ronaldo Schemidt) no puede estar aquí», expresó.
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Fotos: Cristofer García.
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Estamos en un país en llamas. Así aseguró Marcelino Bisbal, investigador de la comunicación, al comparar la actualidad de Venezuela con la fotografía de Ronaldo Schemidt, ganadora del World Press Photo a la mejor fotografía de 2018, durante la inauguración de la exposición del mismo nombre, en el Centro Cultural de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) este 21 de febrero.
«Es una fotografía viva, una Venezuela en llamas. No ha habido grandes cambios de ese país al de ahora. Está la idea de que podríamos tener un país normal. El fotoperiodismo constituye una ventana al mundo», expresó en parte de sus palabras el también presidente del Consejo Asesor de Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys) Venezuela, organización colaboradora de la actividad.
En la gráfica de Schemidt un manifestante, de las protestas antigubernamentales de 2017, corre encendido en una llamarada roja y naranja en medio de enfrentamientos. Esta misma foto es la que recibe en la entrada de la exhibición que se extenderá hasta el 14 de marzo. Los matices cálidos de la fotografía asaltaban a la vista, al instante.
«Uno siente que el motivo de esta fotografía nos habla de alguna manera de lo que se está viviendo en el país. Un cambio de gobierno, lo que quieren los venezolanos, que permitan libertades como la de prensa», continuaba Bisbal, aún con la galería a puertas cerrada. En pocos minutos entraría el público.
Las paredes blancas de la sala Magi se vestían de los colores que impregnaban las 137 fotografías ganadoras, entre las 73 mil imágenes postuladas por más de 4 mil 500 fotógrafos en 2018. Las paredes hablaban y observan. Cada muro contaba distintas historias. Trágicas en su mayoría. Desastres, dramas, conflictos y tragedias capturadas al momento exacto. Entró el público a la sala.
«La fotografía es un lenguaje, y el lenguaje debe ser observado como un medio de comunicación. Y además, en estética, la fotografía es una obra de arte», hablaba de nuevo Bisbal, pero ahora frente a decenas de personas.
Entraban y entraban personas, en su mayoría estudiantes de esta universidad. Los ojos, jóvenes y curiosos, se recorrían la sala con minuciosa atención. Gastaban un par de minutos. Tomaban fotos. Luego seguían su viaje entre contrastes de colores junto a pálidos blancos y negros.
El fotoperiodismo no morirá. Al menos no para el fotógrafo venezolano Vasco Szinetar, quien colaboró en la producción del evento, tuvo la tarea de presentar junto a Bisbal la actividad. Recordó la importancia del fotoperiodismo como elemento para construir libertad y democracia.
«El fotoperiodismo va existir mientras exista vida y sociedad. Es un instrumento que tiene la sociedad para verse a sí misma y reflexionar», comentó entre sus primeras palabras Szinetar. Mientras hablaba las tragedias de los muros no le apartaban los ojos. Lo escoltaban a sus espalda. Continuaba:
«Mientras estemos aquí en la tierra (el fotoperiodismo) va a estar con nosotros. Estamos viviendo una tragedia a nivel mundial y el ámbito de creatividad, de resistencia y democracia se expresa en sus talentos», expresó.
Para el reconocido fotógrafo da aliento el recontamientos a los reporteros gráficos venezolanos. «Nos permite deslumbrar un futuro luminoso; nos permite salir de este oscuro túnel en que nos encontramos», dijo.
Desde 1955 se realiza el World Press Photo, con su origen en el reino de Los Países Bajos, en Europa. Por ello, se contó con la presencia del encargado de negocios del Reino de los Países Bajos en Venezuela, Jan-Willem Le Grand.
«Tenia que pasar por Caracas (la exposición). La turbulencia de 2017 justifica al ganador de esta edición. Hay muchísima atención con lo que pasa en el país», comentó Le Grand.
El diplomático recordó al fotógrafo galardonado, Ronaldo Schemidt, quien se encuentra en el exilio. «Por los mismos motivos de libertad de prensa (Ronaldo Schemidt) no puede estar aquí», expresó.
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Fotos: Cristofer García.