El Centro Comercial Palo Verde estaba literalmente rodeado a lo ancho de su circunferencia por la cola de gente que esperaba en las afueras para ingresar y comprar en el Abasto Bicentenario. Por un lado, la fila preferencial con un sinfín de viejitos, mujeres con notables embarazos y algunas personas con discapacidad y por el otro la clásica, que casi llegaba a la entrada del edificio. Así empezó el recorrido hecho por Efecto Cocuyo en los supermercados del este caraqueño durante el miércoles 5 de agosto.
El martes 4, uno de los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que resguardaba la entrada del establecimiento hizo un tiro al aire para calmar los ánimos de quienes se disponían a acceder, según reportaron medios de comunicación nacionales. Al día siguiente los compradores todavía hablaban del hecho: «Pero ni con eso la gente se controla, tú pasas para allá y eso es un despelote«, dijo Yetzimar que había salido a las 9:30 am luego de realizar su compra. Hizo cola desde las 11:00 de la noche del 4 de agosto.
En su opinión, desde que eliminaron las ventas por terminal de cédula se dispararon las colas. «Antes había, sí, pero nunca como ahora que son todos los días y a veces uno llega y ya se acabaron los productos», señaló. Este miércoles 5, la joven pudo comprar hasta tres pollos, una bolsa de carne «que es pura costilla», una bolsa de dos kilos de jabón en polvo, harina de maíz, harina de trigo, azúcar y champú. «La última vez que había varios cortes de carne fue el de las elecciones (del Partido Socialista Unido de Venezuela -Psuv)», recordó.
«Mi tía tuvo más suerte; le dieron pulpa negra», dijo la muchacha y detalló que le entregaban una bolsa de cuatro kilos ya previamente seleccionada. Yetzimar calificó de una «locura» lo que se vive dentro del abasto al momento de adquirir el resto de los productos. «La gente anda desesperada», describió. Mencionó también que ciertamente hay presencia de funcionarios dentro del abasto, pero en su opinión no hacen nada. «Yo le dije a uno que se estaban matando por la Harina Pan y no hizo nada. Me dijo que le avisara a otro«, aseguró.
En el Día Día del Unicentro El Marqués había también una cola larguísima, que, según testimonios de vecinos de la zona, estaba más extensa de lo usual. Llegaba más allá de la esquina de la tienda Reinaldo. De los productos básicos vendían arroz, pasta y Harina Pan. También había margarina repostera en barra a poco más de 80 bolívares. Carmen llegó a las 6:30 am y salió a las 10:10 am, pero no le vendieron la pasta. «Cuando yo entré había un cartel que decía No Tocar y yo no agarré, pero ahora sí las están llevando y voy a hablar con el gerente para que me las venda», dijo.
En ese momento un trabajador del supermercado salió: «Orden en la cola«, gritó. Uno de los dos GNB que custodiaban el local lo apoyó desde la puerta: «No quiero ver gente por aquí en la entrada, la cola es por allá», dijo. Salió en medio de la discusión una mujer con su compra en brazos, debido a que no había bolsas. «Lleve su bolsa a 30 bolívares», ofertaba un muchacho apoyado sobre reja de entrada.
En el Central Madeirense del Centro Comercial Los Ruices, a las 10:00 am, reinaba la paz. A esa hora eran cortas las colas dentro del establecimiento, ya que no habían puesto a la venta los productos regulados y muy poca gente compraba el resto. Los pasillos estaban vacíos y los estantes tenían poca variedad. En el pasillo de los aderezos la salsa de tomate La Giralda ocupaba casi todo el anaquel. De la carne de res o pollo ni su sombra; el metal de las neveras brillaba.
Cerca de las 10:30 am las cajeras se daban apoyo entre ellas: «Ya vienen los bachaqueros», le dijo una a su compañera. A esa hora empezaron a despachar cerca del depósito los ansiados productos: 4 harinas de maíz, 4 bolsas de café de 250g, 4 bolsas de jabón en polvo pequeño y 2 bolsas de arroz. «Yo llegué como a las 7:00 am , hice como tres horas de cola más o menos», explicó un hombre que trabaja como vigilante y pidió permiso a su jefe para comprar café. «Tengo tiempo sin el guayoyo mañanero», confesó entre risas.
Al salir, se veía la fila de las personas que aspiraban a comprar los productos regulados, sentadas en los muros y paradas en las escaleras fuera del edificio. Al igual que en el recorrido por los establecimientos del oeste, destacó en esta zona la poca variedad de alimentos y la gran cantidad de gente a la espera para comprarlos.
Desde la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) se maneja la cifra de un déficit en los inventarios de alimentos en un 75%. Esto influiría en la desaparición de los productos del mercado y en las grandes colas que se forman para adquirir los pocos que hay.
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El Centro Comercial Palo Verde estaba literalmente rodeado a lo ancho de su circunferencia por la cola de gente que esperaba en las afueras para ingresar y comprar en el Abasto Bicentenario. Por un lado, la fila preferencial con un sinfín de viejitos, mujeres con notables embarazos y algunas personas con discapacidad y por el otro la clásica, que casi llegaba a la entrada del edificio. Así empezó el recorrido hecho por Efecto Cocuyo en los supermercados del este caraqueño durante el miércoles 5 de agosto.
El martes 4, uno de los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que resguardaba la entrada del establecimiento hizo un tiro al aire para calmar los ánimos de quienes se disponían a acceder, según reportaron medios de comunicación nacionales. Al día siguiente los compradores todavía hablaban del hecho: «Pero ni con eso la gente se controla, tú pasas para allá y eso es un despelote«, dijo Yetzimar que había salido a las 9:30 am luego de realizar su compra. Hizo cola desde las 11:00 de la noche del 4 de agosto.
En su opinión, desde que eliminaron las ventas por terminal de cédula se dispararon las colas. «Antes había, sí, pero nunca como ahora que son todos los días y a veces uno llega y ya se acabaron los productos», señaló. Este miércoles 5, la joven pudo comprar hasta tres pollos, una bolsa de carne «que es pura costilla», una bolsa de dos kilos de jabón en polvo, harina de maíz, harina de trigo, azúcar y champú. «La última vez que había varios cortes de carne fue el de las elecciones (del Partido Socialista Unido de Venezuela -Psuv)», recordó.
«Mi tía tuvo más suerte; le dieron pulpa negra», dijo la muchacha y detalló que le entregaban una bolsa de cuatro kilos ya previamente seleccionada. Yetzimar calificó de una «locura» lo que se vive dentro del abasto al momento de adquirir el resto de los productos. «La gente anda desesperada», describió. Mencionó también que ciertamente hay presencia de funcionarios dentro del abasto, pero en su opinión no hacen nada. «Yo le dije a uno que se estaban matando por la Harina Pan y no hizo nada. Me dijo que le avisara a otro«, aseguró.
En el Día Día del Unicentro El Marqués había también una cola larguísima, que, según testimonios de vecinos de la zona, estaba más extensa de lo usual. Llegaba más allá de la esquina de la tienda Reinaldo. De los productos básicos vendían arroz, pasta y Harina Pan. También había margarina repostera en barra a poco más de 80 bolívares. Carmen llegó a las 6:30 am y salió a las 10:10 am, pero no le vendieron la pasta. «Cuando yo entré había un cartel que decía No Tocar y yo no agarré, pero ahora sí las están llevando y voy a hablar con el gerente para que me las venda», dijo.
En ese momento un trabajador del supermercado salió: «Orden en la cola«, gritó. Uno de los dos GNB que custodiaban el local lo apoyó desde la puerta: «No quiero ver gente por aquí en la entrada, la cola es por allá», dijo. Salió en medio de la discusión una mujer con su compra en brazos, debido a que no había bolsas. «Lleve su bolsa a 30 bolívares», ofertaba un muchacho apoyado sobre reja de entrada.
En el Central Madeirense del Centro Comercial Los Ruices, a las 10:00 am, reinaba la paz. A esa hora eran cortas las colas dentro del establecimiento, ya que no habían puesto a la venta los productos regulados y muy poca gente compraba el resto. Los pasillos estaban vacíos y los estantes tenían poca variedad. En el pasillo de los aderezos la salsa de tomate La Giralda ocupaba casi todo el anaquel. De la carne de res o pollo ni su sombra; el metal de las neveras brillaba.
Cerca de las 10:30 am las cajeras se daban apoyo entre ellas: «Ya vienen los bachaqueros», le dijo una a su compañera. A esa hora empezaron a despachar cerca del depósito los ansiados productos: 4 harinas de maíz, 4 bolsas de café de 250g, 4 bolsas de jabón en polvo pequeño y 2 bolsas de arroz. «Yo llegué como a las 7:00 am , hice como tres horas de cola más o menos», explicó un hombre que trabaja como vigilante y pidió permiso a su jefe para comprar café. «Tengo tiempo sin el guayoyo mañanero», confesó entre risas.
Al salir, se veía la fila de las personas que aspiraban a comprar los productos regulados, sentadas en los muros y paradas en las escaleras fuera del edificio. Al igual que en el recorrido por los establecimientos del oeste, destacó en esta zona la poca variedad de alimentos y la gran cantidad de gente a la espera para comprarlos.
Desde la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) se maneja la cifra de un déficit en los inventarios de alimentos en un 75%. Esto influiría en la desaparición de los productos del mercado y en las grandes colas que se forman para adquirir los pocos que hay.