Tras el fuerte terremoto que sacudió Fukushima (Japón) este 16 de marzo, unos 2,2 millones de hogares llegaron a quedar puntualmente sin electricidad, según el proveedor de la región, Tokyo Electric Power (Tepco), que informó de la reanudación progresiva del servicio, aunque unas 3.000 viviendas del noreste siguen sin abastecimiento.
Con la luz del día, los medios locales emitieron imágenes de fachadas de edificios dañados, tejas caídas y productos en tiendas desperdigados por el suelo, lo que ha llevado a unos dos centenares de tiendas de comestibles en Miyagi y Fukushima a no operar debido a las pérdidas materiales y cortes energéticos.
El Gobierno central ha desplegado tropas en la ciudad de Soma y localidades aledañas para ayudar con el reparto de agua. El terremoto registró allí una intensidad de seis superior en la escala sísmica japonesa de 7 niveles, centrada en medir la agitación en la superficie y los daños.
Al menos cuatro personas murieron y más de 200 resultaron heridas por el fuerte terremoto que ha dejado desperfectos en infraestructuras e interrupciones en el transporte y la actividad comercial que continúan bajo evaluación.
El temblor, que sacudió el este y centro del archipiélago durante medio minuto, comenzó a las 23:36 del jueves (14:36 GMT) a 57 kilómetros de profundidad frente a las costas de Fukushima y Miyagi, con una magnitud preliminar de 7,3 posteriormente revisada hasta 7,4. Siguió a otro breve temblor de 6,1 que azotó la misma zona.
El terremoto desató una alerta de tsunami en el noreste que se saldó sin mayores contratiempos, con una altura máxima de 30 centímetros en el puerto de Ishinomaki, pero que trajo a la memoria, en los primeros momentos de incertidumbre, los recuerdos del desastre de 2011, cuyo aniversario fue el pasado día 11.
Por su parte, la compañía propietaria y operaria de las centrales nucleares de Fukushima Daiichi (1) y Daini (2), Tepco, está evaluando anomalías en las instalaciones a raíz del temblor.
En Daiichi, en proceso de desmantelamiento desde la crisis nuclear de 2011, se ha detectado una grieta en uno de los sistemas de refrigeración, sin que se hayan producido fugas.
Algunos tanques que almacenan toneladas de metros cúbicos de agua contaminada (y posteriormente tratada) tras emplearse para enfriar los reactores dañados en el accidente de hace más de una década se han desplazado, y hay desperfectos en algunas vigas y otras estructuras de la central.
La empresa dijo no haber detectado cambios en la presión de las vasijas de contención de los reactores ni variaciones en los niveles de radiación dentro y en los alrededores de las instalaciones, aunque continúa analizando la situación.
«Recordé lo sucedido hace once años y me preocupé por si algo iba mal en la central», coincidieron hoy en declaraciones a la cadena pública NHK varios residentes de Tomioka, una de las localidades que tuvieron que evacuar en 2011 por su proximidad a la planta.
Los sismólogos han alertado sobre la posibilidad de que un terremoto similar se produzca en el marco de una semana.
La región noreste de Japón ya registró en fechas similares de 2021 sendos terremotos de magnitud considerable. El 13 de febrero del año pasado otro seísmo de 7,3 con epicentro frente a Fukushima sacudió el país y en torno a un mes después, el 20 de marzo, otro de magnitud 7,2 se produjo en Miyagi, con alerta de tsunami incluida.
En aquel entonces las autoridades sísmicas niponas calificaron los temblores como posibles réplicas del terremoto de 9,1 de 2011. EFE
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Tras el fuerte terremoto que sacudió Fukushima (Japón) este 16 de marzo, unos 2,2 millones de hogares llegaron a quedar puntualmente sin electricidad, según el proveedor de la región, Tokyo Electric Power (Tepco), que informó de la reanudación progresiva del servicio, aunque unas 3.000 viviendas del noreste siguen sin abastecimiento.
Con la luz del día, los medios locales emitieron imágenes de fachadas de edificios dañados, tejas caídas y productos en tiendas desperdigados por el suelo, lo que ha llevado a unos dos centenares de tiendas de comestibles en Miyagi y Fukushima a no operar debido a las pérdidas materiales y cortes energéticos.
El Gobierno central ha desplegado tropas en la ciudad de Soma y localidades aledañas para ayudar con el reparto de agua. El terremoto registró allí una intensidad de seis superior en la escala sísmica japonesa de 7 niveles, centrada en medir la agitación en la superficie y los daños.
Al menos cuatro personas murieron y más de 200 resultaron heridas por el fuerte terremoto que ha dejado desperfectos en infraestructuras e interrupciones en el transporte y la actividad comercial que continúan bajo evaluación.
El temblor, que sacudió el este y centro del archipiélago durante medio minuto, comenzó a las 23:36 del jueves (14:36 GMT) a 57 kilómetros de profundidad frente a las costas de Fukushima y Miyagi, con una magnitud preliminar de 7,3 posteriormente revisada hasta 7,4. Siguió a otro breve temblor de 6,1 que azotó la misma zona.
El terremoto desató una alerta de tsunami en el noreste que se saldó sin mayores contratiempos, con una altura máxima de 30 centímetros en el puerto de Ishinomaki, pero que trajo a la memoria, en los primeros momentos de incertidumbre, los recuerdos del desastre de 2011, cuyo aniversario fue el pasado día 11.
Por su parte, la compañía propietaria y operaria de las centrales nucleares de Fukushima Daiichi (1) y Daini (2), Tepco, está evaluando anomalías en las instalaciones a raíz del temblor.
En Daiichi, en proceso de desmantelamiento desde la crisis nuclear de 2011, se ha detectado una grieta en uno de los sistemas de refrigeración, sin que se hayan producido fugas.
Algunos tanques que almacenan toneladas de metros cúbicos de agua contaminada (y posteriormente tratada) tras emplearse para enfriar los reactores dañados en el accidente de hace más de una década se han desplazado, y hay desperfectos en algunas vigas y otras estructuras de la central.
La empresa dijo no haber detectado cambios en la presión de las vasijas de contención de los reactores ni variaciones en los niveles de radiación dentro y en los alrededores de las instalaciones, aunque continúa analizando la situación.
«Recordé lo sucedido hace once años y me preocupé por si algo iba mal en la central», coincidieron hoy en declaraciones a la cadena pública NHK varios residentes de Tomioka, una de las localidades que tuvieron que evacuar en 2011 por su proximidad a la planta.
Los sismólogos han alertado sobre la posibilidad de que un terremoto similar se produzca en el marco de una semana.
La región noreste de Japón ya registró en fechas similares de 2021 sendos terremotos de magnitud considerable. El 13 de febrero del año pasado otro seísmo de 7,3 con epicentro frente a Fukushima sacudió el país y en torno a un mes después, el 20 de marzo, otro de magnitud 7,2 se produjo en Miyagi, con alerta de tsunami incluida.
En aquel entonces las autoridades sísmicas niponas calificaron los temblores como posibles réplicas del terremoto de 9,1 de 2011. EFE