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 Ocho atentados con bomba en tres iglesias, cuatro hoteles y un complejo residencial desataron la muerte y el caos en Sri Lanka cuando celebraban el domingo de resurrección en el país asiático.

Los ataques provocaron al menos 207 muertos, entre ellos nueve extranjeros, y 450 heridos.

Según la policía local, las primeras explosiones se produjeron casi de forma consecutiva entre las 8:45 y las 9 de la mañana, afectando a la iglesia de San Sebastián y otro templo cristiano, el de San Antonio, ubicado en un suburbio de Colombo (la capital).

Ambos se encontraban repletos de feligreses que celebraban la simbólica jornada que pone fin a la Semana Santa. Un portavoz de los uniformados aseguró a la agencia Reuters que sólo en San Sebastián habían fallecido más de medio centenar de asistentes.

Para controlar la situación, el Gobierno de Sri Lanka ha declarado el toque de queda desde las seis de la tarde hasta la seis de la mañana del lunes 22 de abril.

El ministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, aseguró, en una breve rueda de prensa, que tomarán medidas contra cualquier grupo extremista que esté operando en la nación insular, aunque no aclaró quiénes podrían estar detrás de los atentados.

Los ataques contra minorías religiosas en la isla se han venido repitiendo en el pasado, los últimos de relevancia en 2018, cuando el Gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia después de se produjeran enfrentamientos entre musulmanes y cingaleses budistas con dos muertos y decenas de detenidos.

En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4 %, mientras que los budistas son el 70,2%, los hinduistas son el 12,6 % y los musulmanes el 9,7%, según datos del censo de 2011.

Varias fuentes hospitalarias elevaron hasta ahora la cifra de heridos a 469.

Con información de EFE y Reuters