“Nada alentador”, es el panorama en Perú, tras el triunfo cantado del candidato de izquierda, Pedro Castillo en las elecciones presidenciales, advierten internacionalistas.
Con 100% de las actas escrutadas, Castillo y su partido Perú Libre, aparece como vencedor con 50,2% de la votación frente a Keiko Fujimori con 49,7%, en medio, una escasa diferencia de 63.000 sufragios. Un recurso de la hija del expresidente Alberto Fujimori, su intento de anular 200.000 votos, retrasa la proclamación del educador.
“Desde la campaña electoral resultó muy lamentable que los peruanos tuvieran que evaluar quien de los candidatos era el menos malo. Votar por Castillo era votar contra la clase política peruana, pero a favor de un populista, mientras Fujimori tenía detrás la sombra de su padre y las acusaciones de corrupción y toda esa mafia en torno a la contratista Odebrecht. Esa escogencia fue dramática”, sostiene el presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras.
En declaraciones a Efecto Cocuyo, avizora que en la búsqueda de castigo para esa clase política el pueblo peruano puede terminar castigándose a sí mismo, pues considera que Castillo es una persona “limitada políticamente” y poco conocedor de la realidad de ese país.
“Basó su campaña en la promesa de una Constituyente con experiencias fracasadas en América Latina, el caso más reciente Venezuela, y en clichés simples como el de acabar con todo lo que hay para reconstruir, es algo muy presente en Perú por el tema de la corrupción, por eso ya tiene cuatro presidentes en el último año y pareciera que la situación puede repetirse”, advierte.
Perú procesa 100 % de las actas y Pedro Castillo se alza como virtual presidente electo
Gobernabilidad comprometida
En plena votación durante las presidenciales peruanas, analistas políticos dirigían sus apuestas no a quien resultara ganador sino cuánto duraría en el cargo, dado el clima de ingobernabilidad reinante en Perú y su Congreso fragmentado. Contreras añade que la legitimidad también está comprometida, por cuanto ni Castillo ni Fujimori representan más del 20 % de la población.
El analista internacional Gerson Revanales añade el hecho de que a partir del discurso basado en el “nacionalismo exacerbado, xenófobo y clasista” durante la campaña electoral, Castillo dejó en evidencia que no gobernará para todos los peruanos sino para un sector, acentuando las divisiones.
“El futuro del Perú se manifiesta difícil, es un nuevo retroceso en América Latina que se adentra en un callejón sin salida por el populismo de sus gobernantes, que ofrecen falsas esperanzas de un bienestar ilusorio pero que terminan destruyendo a un país. Con Castillo pueden esperarse estatizaciones, alejamiento de la inversión extranjera, pérdida de empleo y migración”, asegura el diplomático de carrera.
Señala que para lograr gobernabilidad Castillo tendrá que sentarse a conversar francamente con todos los sectores e intentar alcanzar puntos de acuerdo por el bien del país, pero, alerta, no la tendrá fácil.
El 10 de noviembre de 2020, el Congreso peruano, sin claras mayorías, destituyó al presidente Martín Vizcarra por “incapacidad moral”, al ser vinculado con casos de corrupción. Luego asumió como interino el presidente del Legislativo nacional, Manuel Merino, quien solo duró seis días en el cargo. Posteriormente Francisco Sagasti Hochhausler tomó posesión, para convertirse en el tercer presidente peruano en una semana.
En ese diálogo, Castillo deberán incluir el llamado a Constituyente para cambiar la Carta Magna de 1993, por cuanto no posee mayoría en el Congreso para convocarlo solo. Frente a ello pueden ocurrir dos cosas: que el nuevo presidente reciba un voto de confianza para adelantar el proceso o concrete su amenaza velada de disolver el Legislativo, asomada el 8 de abril, ante un medio peruano.
“Las experiencias de Constituyente en Colombia o Venezuela han demostrado que los problemas de los países no son de índole constitucional; la cuestión es precisamente que no se cumple con la Constitución, entonces se termina engañando a la gente y se usa esa figura con fines de control político”, afirma Contreras.
“En Perú aún no podemos decir que tenemos un presidente electo”, afirma periodista Diego Salazar #CocuyoClaroyRaspao
Aliado potencial
Pese a que durante la campaña electoral Castillo intentó que no lo relacionaran con Nicolás Maduro, los internacionalistas consultados creen que el gobernante venezolano puede resultar un “aliado potencial”, dado su corte demagógico y populista.
“Acá no hay nada de chavismo ni de otra cosa. Los problemas que se han vivido en otro país que lo resuelvan ellos. Quiero decirle abiertamente al señor Nicolás Maduro que, por favor, si hay algo que tiene que decir concerniente al Perú, primero que arregle sus problemas internos”, dijo Castillo, el 23 de abril durante una entrevista.
Contreras hace notar que detrás de Castillo está Vladimir Cerrón, catalogado como su padrino político, ideólogo del partido Perú Libre y líder de la izquierda peruana, con una sentencia firme por corrupción, lo que le impidió ser candidato presidencial El analista internacional cree que Cerrón pudiera “deslizar” a Castillo hacia Maduro.
¿Afecta a migrantes venezolanos?
Los analistas también creen que el triunfo de Castillo no es una buena noticia para los migrantes venezolanos en Perú, calculados en más de 700.000, por cuanto se enfrentan a un gobierno con las mismas características que el que los hizo huir de su país. Advierten además que el discurso de Castillo tiene visos de xenofobia, la cual esperan que no aumente cuando esté en la silla presidencial.
“Yo me ratifico que el 28 de julio asumiendo el mandato, voy a sacar un decreto supremo dándole 72 horas de plazo a las personas que han venido a delinquir a nuestra patria. Nuestro país necesita orden”, dijo Castillo, en plena campaña por la presidencia.
“Querer atribuir a los venezolanos o personas de cualquier otra nacionalidad, los problemas de desempleo que padecen los peruanos, el aumento de la delincuencia, cuestionar que ocupen espacio en el sistema sanitario y educativo, es populismo. Esperemos que en él (Castillo) prive la sensatez”, manifiesta Contreras.