Al triunfo de Donald Trump, candidato del Partido Republicano en las elecciones de Estados Unidos se le atribuyen varias causas: la guerra sucia electoral, su éxito mediático al presentarse como personaje mesiánico (salvador de la economía), su discurso populista y su éxito en atizar el miedo en un país atemorizado por el terrorismo y la llegada masiva de inmigrantes.

Lo cierto es que el triunfo del candidato del partido republicano corresponde en gran medida, desde el punto de vista geopolítico, al llamado “Cinturón bíblico” (en inglés, Bible Belt), extensa región de los Estados Unidos donde el cristianismo evangélico tiene un profundo arraigo social, circunstancia que se manifiesta nítidamente en la forma de vida de la población, en la moral y en la política.

Estos Estados que en el pasado fueron en su mayoría agrarios y esclavistas y protagonizaron la Guerra de Secesión contra el norte industrial, son los estados cuyos habitantes pueden considerarse “ciudadanos promedio” de Estados Unidos o sea WASP (blancos, anglosajones y protestantes).

Es un sector que se ha visto empobrecido por la migración de empresas que para reducir costos han preferido irse a producir en otros países como México o China, de ahí que haya calado el discurso de Trump prometiendo castigar a las empresas que se vayan del país y/o premiar con incentivos fiscales a las que se queden contribuyendo a recuperar la “mejor economía del mundo”,

Asimismo son los habitantes de estos estados donde aún predomina el racismo que se manifiesta en organizaciones como el Ku Klux Klan, que apoyó la campaña de Trump, la xenofobia, o sea el rechazo a los extranjeros y las actitudes misóginas derivadas de una interpretación patriarcal de la Biblia. Difícilmente estas personas votarían por una mujer como primera presidenta de los Estados Unidos, y menos aún ante el éxito mediático de presentarla como una “delincuente” y cuando aún carga con el peso muerto del escándalo sexual de su marido cuando fue presidente de EEUU.

En resumidas cuentas, fueron los estados más conservadores de la Federación los que decidieron en esta ocasión, tras ochos años de presidencia demócrata de Barack Obama.

¿Pesaron más los argumentos económicos o religiosos? Eso aún queda por determinar, lo cierto es que los votantes de Trump de los estados del Cinturón Bíblico obviaron la imagen frívola, mundana y poco religiosa del magnate inmobiliario y se decantaron por la promesa de recuperación económica. De ahí que en estos estados Trump haya sacado los más altos porcentajes de votación.

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