“Tenía una fuerza bruta que de ningún modo podía controlar. Pateaba, gritaba, parecía como poseída y ni su esposo, ni el médico, ni el vigilante la podían aquietar”, recuerda la tía de Dionelis Azócar del episodio protagonizado por su sobrina, una mujer de 40 años que sufre de epilepsia y que tras agotarse el fármaco indicado para el control de su condición: Dilantin, debió cambiar de tratamiento  por uno que le causó una desfavorable reacción.

“Pasó dos días y medio agitada sin poder dormir, la trasladamos del Hospital Ruiz y Páez de Bolívar al Psiquiátrico, donde por suerte le administraron calmantes fuertes y la sometieron a una cura de sueño que la ayudó a desintoxicarse”, cuenta la tía, Marta Ruiz. Fue el resultado de dos píldoras de Kopodex, fármaco sustituto recetado por su neurólogo.

Desde su adolescencia, Dionelis está medicaca con Dilantin para evitar las convulsiones y siempre le ha funcionado de forma eficaz, pero desde hace dos años no se consigue en farmacias con regularidad. La situación en 2015 se ha vuelto crítica, asegura Ruiz. La familia lo ha buscado en distintos estados del país sin éxito. Hace 15 días a Dionelis se le agotó el último frasco que le quedaba y, tras consultarlo con su neurólogo, cambió al medicamento que le generó el ataque.

Esta situación no solo le afectó  a ella, sino que causó gran preocupación a toda su familia. “Solo quienes sufrimos esto sabemos lo desesperante que es la falta de un medicamento. Eso le cambia la vida al paciente, pero también a todos nosotros”, confiesa Ruiz entre lágrimas.

La tía de Dionelis se siente impotente por lo difícil que resulta conseguir la medicamentación de la joven y asegura que en su caso solo le alivia la esperanza y la fe en Dios. “Solo así, porque es duro ver a la gente con la necesitad de un medicamento para estar bien y que no lo consiga”, agrega.

Dionelis es ama de casa, está casada y tiene una hija de 10 años. Su condición, cuando está medicada correctamente, es estable por lo que verla padecer estas crisis pega fuerte en el seno de su familia.

Según la neuoróloga Beatriz González , hay entre 2 y 3 millones de venezolanos con epilepsia y muchos de ellos son recetados con este fármaco que está regulado a Bs. 16. En Venezuela, la escasez de medicamentos para el mes de agosto alcanza 70% según la Federación Farmacéutica. Familias como la de Azócar utilizan redes sociales para pedir medicinas.

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