Hiperinflación. La depreciada economía y el mermado sueldo del trabajador venezolano han derivado en que los oficios de zapateros y costureros cobren mayor relevancia. Las personas prefieren arreglar sus prendas de vestir antes que comprar una nueva.

Desde noviembre de 2017 ha aumentado la clientela de los que ejercen estos oficios como consecuencia del difícil acceso de los venezolanos a textiles y calzados nuevos. No es coincidencia que sea el mismo lapso que Venezuela lleva en hiperinflación, la cual aún no se detiene.

Un par de zapatos cuesta al menos ocho salarios mínimos. Es más factible repararlos que comprarlos nuevos, aseguran clientes y zapateros. La inflación diaria en octubre pasado fue de 3%, y según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación a finales de 2018 será de 1.000.000%.

“Le sale mucho más fácil a una persona reparar un par de zapatos que comprarlos nuevos. ¡Están muy caros! Un par sale al menos en 15.000 bolívares soberanos, mientras que reparar una suela en 4.000″, expresó Yalila Ariza, trabajadora de la zapatería Afamia, en el municipio Chacao.

En este local, al este de Caracas, atienden al menos a 40 clientes diariamente. La razón más común: las suelas desprendidas. La trabajadora criticó la mala calidad de los zapatos a los que tienen acceso los venezolanos.

“Y no solo es el alto costo, sino que ahora los zapatos que venden comúnmente en la calle son de mala calidad; se dañan rápido. Al menos los más baratos”, dijo.

De casualidad, en el momento, Ariza atendía a una cliente que venía por ese problema. Era de urgencia; en mitad de su jornada laboral, lo zapatos fallaron. Ariza aseguró que la situación es común, mientras la mujer descalza esperaba su calzado.

“Estas emergencias las vemos a diario. Si, los zapatos están viniendo de mala calidad, además del desgaste”, reafirmó.

El local es pequeño. Sin embargo, su interior, lleno de calzados, es suficiente para ofrecer el servicio de reparación. Al fondo del pequeño establecimiento, se encuentra la persona que se encarga de remendar los zapatos. Además de la reparación de suelas, ofrecen otros trabajos.

“La gente también viene mucho a pintar los zapatos que ya están decolorados y agrietados. Acá también traen carteras para reparar; colocar un parche sale en 2.000 bolívares soberanos, porque las carteras también están muy caras”, dijo Ariza.

La clientela también incrementa en estos meses,  por el fin de año. “La gente repara muchos zapatos en diciembre, hay más trabajo en esta época”. La trabajadora aseguró que “cada vez son más costosos los insumos para trabajar, pero se siguen consiguiendo por los momentos”

“Prefieren arreglar que comprar ropa nueva”

Además del calzado, las personas buscan reparar ropa vieja, para alargar su vida útil. Así lo aseguró Santiago López, encargado de la Tintorería y arreglos Emperchados, en el centro comercial Centro Plaza, en los Palos Grandes, municipio Chacao.

“Antes se acercaba la gente pero no así como ahora. Antes era ropa nueva, que traían de sus viajes, ahora es pura ropa usada que la remiendan. Las personas se quejan todo el tiempo, porque la ropa está inaccesible. Prefieren arreglar que comprar ropa nueva”, expresó López.

En este negocio, la prenda que llevan los clientes con mayor regularidad, son los jeans. En muchos casos reparan hasta tres veces la misma prenda . “El principal trabajo que estamos haciendo es colocar parches para la ropa rota. Los jeans, en especial, los traen para estrecharlos”, dijo.

Este local funciona desde 2004. En él, tres mujeres con cintas métricas en el cuello y agujas en mano, trabajan a ritmo acelerado para cumplir con la demanda del día. Noviembre y diciembre son los meses más  demandados. Así como su clientela ha aumentado, lo han hecho los costos, debido a la ascendente inflación y al limitado acceso a los insumos.

“A media que todo sube, tenemos que subir. Y todo sube rápido cada semana. Productos como, por ejemplo, los cierres para ciertos artículos y algunos materiales para la máquina de coser, han aumentado mucho en precio”, dijo López.

No se compran muebles y pocos reparan

La crisis no ha aumentado el trabajo en todos los oficios. En el caso de las labores de tapicería, ante los altos costos de reparar muebles, los clientes son cada vez menores, según Roberto Rotonda, dueño de la tapicería La Mejor, conocidos también como los artesanos de Chacao.

“El trabajo ha disminuido mucho. La situación está fuerte, todo está caro y las personas están ocupadas buscando comida, no muebles”, dijo Rotonda.

Sin embargo, aunque la mayoría de las personas no reparen los muebles, tampoco compran nuevos. Y los pocos que pueden, aprovechan es de remodelar, porque arreglar un sofá de tres puestos y uno de dos puestos, este jueves 22 de noviembre, costaba 80 mil bolívares soberanos.

“El año pasado tuvimos alrededor de 60 clientes en noviembre, y este año no llegamos a 15 clientes para reparar muebles. Antes, en noviembre, la gente comenzaba a arreglar su casa para tenerla lista en diciembre”, expresó.

En este comercio también se encargan de vender productos nuevos, los cuales tampoco han registrado gran demanda este año, aseguró.

En el establecimiento los presupuestos no duran más de un día. Cuando algún cliente adquiere los servicios debe pagar por adelantado, porque al otro el día el precio aumenta, ante el costo de los materiales que necesitan para trabajar.

“Nuestros proveedores dan precios al día, y así nos manejamos nosotros. Materiales como la goma, por ejemplo, aumenta diariamente. Conseguir los insumos no ha sido difícil, pero sí caros, no hay comparación con los precios del año pasado”, agregó.

Rotonda, quien lleva más de 25 años en esta área comercial, desestimó que la situación mejore en lo que va de año. ” Lo que sale ahora no sale en diciembre”, manifestó.

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