La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) expresó este miércoles que varios de sus miembros buscan importar diésel desde Colombia para paliar la grave escasez de combustible que afecta al país y que está poniendo en riesgo la cosecha de rubros agrícolas.
“Hay productores que han hecho un acuerdo de traer gasoil (diésel) de Colombia, vía terrestre, y las autoridades (venezolanas) ni siquiera les han dado el permiso para traerlo”, dijo durante una rueda de prensa telemática el presidente de Conindustria, Adán Celis.
No obstante, Celis señaló que Venezuela tiene capacidad instalada para refinar en un día el combustible que podría usar en un mes, al tiempo que pidió que se otorguen las licencias para que los industriales puedan importar diésel.
“¿Ni producimos (diésel) ni permitimos que lo importen? ¿Entonces, cómo un país puede desarrollarse? ¿Será que tenemos que importar también toda el azúcar?”, se preguntó, al recordar que este producto es esencial para la industria de alimentos.
Además, dijo que más del 50 % de los agremiados de Conindustria reportan “afectación por escasez” de combustible, y que esta puede apreciarse en varios pasos de la cadena de fabricación de productos.
Números rojos
Durante la presentación de los resultados de la Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial correspondiente al IV Trimestre de 2020, el presidente de Conindustria aseguró que durante 2020 unas 88 empresas venezolanas se vieron obligadas a cesar sus operaciones como consecuencia de la crisis económica que enfrenta el país, agravada por la crítica escasez de combustibles que se agudizó el año pasado y los efectos de la pandemia del COVID-19.
De acuerdo con proyecciones, en 2019 había 2.209 establecimientos industriales en el país y a finales de 2020 quedaban 2.121.
“En 1997 había 5,46 establecimientos industriales por cada 10.000 habitantes en Venezuela, hoy el índice es de 0,65, es decir, hay menos de una empresa por cada 10.000 habitantes. Hay un gran espacio de empresas que no han cerrado definitivamente, que están dormidas, tienen un personal que hace labores de limpieza que mantiene las plantas y atraviesan una situación muy comprometida“, aseguró Celis.
Los resultados de la Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial correspondientes al IV trimestre del 2020 siguen evidenciando, según Conindustria, los bajos niveles de operatividad del sector manufacturero venezolano, que ya acumula 34 trimestres consecutivos de caída y un año de actividad reducida por la cuarentena decretada para frenar la propagación del COVID-19.
De acuerdo con el estudio que trimestralmente lleva a cabo la Confederación, más de la mitad de las empresas consultadas reportan que sus niveles de utilización de la capacidad instalada están por debajo del 20.5 %, cifra similar al mismo período de 2019, mientras que solo un 1,9 % indica que su operatividad supera el 50 %.
La encuesta revela que las empresas del sector se encuentran en modo supervivencia, puesto que el 87 % de los establecimientos encuestados no presentaron crecimiento en lo que a inversiones se refiere.
Al igual que en los últimos períodos evaluados, el sector más afectado es el de las PyMes, donde, se asegura, se registró una mayor disminución del nivel de empleo, así como del nivel de producción, en unidades, respecto al mismo período de 2019. “En concreto, un 57 % de la mediana empresa y un 63 % de la pequeña reportó caídas en su producción”, detalló Celis.
De igual forma, la mayoría de los encuestados sostuvo que su cartera de pedidos disminuyó respecto al mismo trimestre de 2019 y un 69 % reporta que, de acuerdo con su cartera actual, solo tienen garantizados dos meses de trabajo. Durante el período octubre-diciembre 2020, tan solo un 31 % de las industrias encuestadas reportó crecimiento en su volumen de ventas, al compararlo con el mismo lapso de 2019.
El estudio arrojó que el principal problema que las empresas identifican en sus negocios sigue siendo el bajo nivel de ventas, producto de las condiciones de poca demanda nacional observada en los últimos años. Le sigue la falta de financiamiento, factor que se explica por la reducida capacidad crediticia de la banca venezolana.