A las 12:30 p.m. de este 10 de agosto, los 23 atletas de la delegación olímpica que representó a Venezuela en los Juegos de Tokio 2020 entraron triunfantes a Catia, municipio Libertador, en Caracas.
Todos trajeados con la chaqueta tricolor y ondeando la bandera nacional fueron ovacionados por una multitud que se desplegó a lo largo y ancho de la avenida Sucre.
El sonido de una salsa acompañaba el paso de la caravana. Los papelillos, los cohetones, las pancartas, los aplausos y gritos colmaron el ambiente.
La algarabía y la alegría se colaron en cada esquina en donde ese escuchaban los gritos de emoción.

Keydomar Vallenilla y Julio Mayora, los dos ganadores de medallas de plata, flanqueados Naryury Pérez y Yusleidy Figueroa merecedoras de diplomas olímpicos, se veían orgullosos de su gesta en Tokio.
Montados sobre la plataforma de un autobús mostraban con gallardía los medallones, al tiempo que posaban para decenas de cámaras de celulares cuyos dueños corrían por el asfalto para poder captar el momento histórico. Mujeres, hombres y niños les agradecían por los logros en Japón.

La delegación venezolana sumó 43 atletas clasificados en: once por ranking mundial (karate, esgrima, BMX freestyle, boxeo, lanzamiento de martillo, lanzamiento de bala, judo, halterofilia y golf); cuatro por cupo país (vela, ciclismo, judo y tiro deportivo); tres por eventos clasificatorios (saltos ornamentales, esgrima y karate); seis por marcas mínimas (atletismo y natación); dos por cupo continental (karate y aguas abiertas) y dos equipos en conjunto (voleibol y remo).
Y aunque Venezuela era uno de los países con el porcentaje más bajo para conseguir medallas en los Juegos Olímpicos de Tokio, los atletas fueron contra todo pronóstico y antes de salir a las canchas ya eran ganadores.
Se impusieron en las redes sociales y estuvieron de boca en boca en el gremio de comentaristas, debido a la humanidad, tenacidad, solidaridad y entrega que mostraba en cada justa olímpica.
Ciertamente, los atletas locales no contaron con mucho apoyo del Estado. Pero fue ese talento y la convicción lo que marcó a diferencia y, claro está, el histórico de cuatro preseas para el récord deportivo de Venezuela.
“Gracias por dejar a nuestro país en alto”, se leía en una pancartas que alzaban en la avenida Sucre. También la gente comentó que esos triunfos fueron felicidad en medio de tantos problemas. “No trajeron esperanzas”, decía una señora que con su banderín se sumó al homenaje.
“Practico fútbol y ver la selección me emociona y motiva a seguir jugando”, comentaba Ángel Sulbarán, de 13 años.


No todos regresaron al país. Solo 23 de los 43 delegados deportivos se bajaron de uno de los aviones de Conviasa que fue escoltados por dos aeronaves de a aviación venezolana.
Y, luego de su recorrido por el centro del oeste capitalino por donde dispusieron cerca de seis tarimas con música, los representantes olímpicos se alejaron del calor de la fanaticada y entraron a los espacios de Miraflores.
A los minutos, pasaba ya la 1:10 p.m., la algarabía se fue disipando, solo quedaba el ronroneo de las motos y las banderas ondeando en los balcones. “Orgullosa y alegre estoy, pero yo hubiera querido ver a Yulimar”, expresó Nereida González.

