El epidemiólogo Zhang Wenhong avisó en una carta a las autoridades de Shanghái de que, debido a «la relajación mundial«, China se enfrenta a «más riesgos», por lo que la ciudad debería «prepararse para rebrotes cinco o diez veces mayores», recoge hoy el medio hongkonés South China Morning Post.
Al contrario de los países que aflojan sus restricciones, China «no puede relajar en absoluto la prevención contra la pandemia» dado que la propagación de ómicron traería una gran presión sobre el sistema sanitario.
El experto, que lidera la lucha contra la pandemia en Shanghái y es una de las caras más reconocibles entre los epidemiólogos chinos, demostró a las autoridades que «lleven a cabo simulacros», «refuercen el sistema de tratamiento» y que «hagan un buen trabajo en la preparación de los materiales necesarios y en la organización de cursos de capacitación».
Zhang dijo que la variante contagiosa ómicron «se está expandiendo por el mundo a una velocidad sin precedentes», lo que implica un riesgo de «casos importados» del extranjero, los cuales podrían solaparse con «casos de transmisión local», según el diario de la antigua colonia británica.
China, para frenar rebrotes, continúa aplicando la política de tolerancia cero contra el coronavirus, que implica campañas de pruebas PCR masivas y restricciones a la movilidad allá donde se detecte algún caso.
Además, desde marzo de 2020, las fronteras del país asiático permanecerán probablemente cerradas a extranjeros visitantes no residentes y todos los pasajeros que llegan a China han de someterse a una estricta cuarentena de al menos 14 días en hoteles sufragados por el viajero.
Shanghái, una de las principales conexiones de China con el extranjero, era una de las ciudades que aplicaban una política de cuarentena relativamente más laxa, exigiendo 14 días de cuarentena en hoteles a los viajeros procedentes del exterior.
Sin embargo, la ciudad ha decidido aumentar los 14 días de vigilancia centralizada hasta el 21 en el caso de los viajeros que no residen en la urbe, política que se mantendrá, al menos, hasta el 31 de marzo, según la agencia de noticias Xinhua.
Según las cifras oficiales chinas, desde el inicio de la pandemia, se infectaron 105.660 personas en el país y se detectaron 4.636.
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El epidemiólogo Zhang Wenhong avisó en una carta a las autoridades de Shanghái de que, debido a «la relajación mundial«, China se enfrenta a «más riesgos», por lo que la ciudad debería «prepararse para rebrotes cinco o diez veces mayores», recoge hoy el medio hongkonés South China Morning Post.
Al contrario de los países que aflojan sus restricciones, China «no puede relajar en absoluto la prevención contra la pandemia» dado que la propagación de ómicron traería una gran presión sobre el sistema sanitario.
El experto, que lidera la lucha contra la pandemia en Shanghái y es una de las caras más reconocibles entre los epidemiólogos chinos, demostró a las autoridades que «lleven a cabo simulacros», «refuercen el sistema de tratamiento» y que «hagan un buen trabajo en la preparación de los materiales necesarios y en la organización de cursos de capacitación».
Zhang dijo que la variante contagiosa ómicron «se está expandiendo por el mundo a una velocidad sin precedentes», lo que implica un riesgo de «casos importados» del extranjero, los cuales podrían solaparse con «casos de transmisión local», según el diario de la antigua colonia británica.
China, para frenar rebrotes, continúa aplicando la política de tolerancia cero contra el coronavirus, que implica campañas de pruebas PCR masivas y restricciones a la movilidad allá donde se detecte algún caso.
Además, desde marzo de 2020, las fronteras del país asiático permanecerán probablemente cerradas a extranjeros visitantes no residentes y todos los pasajeros que llegan a China han de someterse a una estricta cuarentena de al menos 14 días en hoteles sufragados por el viajero.
Shanghái, una de las principales conexiones de China con el extranjero, era una de las ciudades que aplicaban una política de cuarentena relativamente más laxa, exigiendo 14 días de cuarentena en hoteles a los viajeros procedentes del exterior.
Sin embargo, la ciudad ha decidido aumentar los 14 días de vigilancia centralizada hasta el 21 en el caso de los viajeros que no residen en la urbe, política que se mantendrá, al menos, hasta el 31 de marzo, según la agencia de noticias Xinhua.
Según las cifras oficiales chinas, desde el inicio de la pandemia, se infectaron 105.660 personas en el país y se detectaron 4.636.