En una alcantarilla se espera encontrar agua sucia o, en su defecto, varios desperdicios. Pero en Caracas, hay más que basura en el sistema de drenaje de la segunda ciudad más violenta del mundo, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México. Aquí en la capital de Venezuela se puede hallar una granada.

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) reportaron a las 9:00 de la mañana que en un escotilla de Capitolio, específicamente entre las esquinas La Gorda y Mercaderes de la parroquia Santa Teresa, ubicaron un presunto artefacto explosivo, por lo que se comunicaron con el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) mientras acordonaron la zona.

Más tarde, una comisión del Sebin llegó al sitio para retirar el objeto sospechoso y ya para las 11:00 am, la normalidad había retornado a Capitolio.

Según un informe publicado por Transparencia Venezuela, entre 2013 y 2015 más de 18 personas fallecieron a causa de la manipulación de granadas en el país. Esta cantidad supera a Colombia, un país con historia bélica, que en ese mismo periodo registró ocho fallecidos por este tipo de artefactos.

El periodista Javier Mayorca, especializado en criminalística y seguridad ciudadana, explicó que una granada es por definición un arma de guerra “pero en Venezuela se han transformado en moneda común en los enfrentamientos entre funcionarios de los cuerpos de seguridad y delincuentes de todo el país. También han sido usadas para reemplazar a los explosivos de fabricación casera (IED, por sus siglas en inglés) en los ataques a instalaciones de estas instituciones. Así se añade un componente de violencia que las acerca más a conflictos armados como los vistos en Colombia y países centroamericanos”, analizó el especialista.

En los primeros diez meses de 2015, cuando la ONG publicó el informe, fueron contadas 33 muertes como consecuencia directa de las explosiones de granadas. Otras 62 personas fueron heridas. Se desconoce si luego del suceso, alguna de ellas fallecería.

Este episodio registrado el miércoles 11 de enero es el primer caso policial vinculado con una granada en lo que va de 2017.

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