“Uno viene aquí porque debería haber de todo”, dice Yelitza Ortega, quien vino de Valle de la Pascua (Guárico) hasta Caracas para poder tratar a su hijo con leucemia. Lo dice y luego calla, porque sabe bien lo que no hay en el principal hospital de niños del país: no hay ni las vitaminas ni el hierro ni el ácido fólico ni el quimioprotector ni la quimioterapia que necesita para Alexis, de 12 años.

Pensó que en  la capital tendría más suerte que en su ciudad natal. Y ha sido así en parte. Al adolescente lo diagnosticaron en el hospital Rafael Zamora Arévalo, en Valle de la Pascua. “Pero no había cómo atenderlo ahí”, relata su madre. Después lo llevaron al hospital Israel Ranuárez Balza, en San Juan de los Morros —capital del estado Guárico—, “pero ahí no se conseguía nada y lo trasladaron a Caracas”, remata Ortega.

Desde hace tres meses y medio, Alexis asiste de martes a viernes al servicio de Hematología del J. M. de los Ríos para que le coloquen la quimioterapia.

Alexis, su padre y su madre abandonaron su vida en Guárico y a los otros hermanos por los próximos dos años. Viven alquilados en un apartamento en la avenida San Martín y el padre de familia, quien es albañil, no ha podido trabajar desde que al adolescente le diagnosticaron la enfermedad en junio de este año.

Yelitza es nueva, pero poco a poco se familiariza con una ciudad y una lucha que siempre le habían sido ajenas. “Nosotros somos de bajos recursos”, se lamenta. Poco sabe de las fundaciones que la pueden ayudar a costear, al menos, los exámenes, ya por el orden de los 200 mil bolívares cada uno.

Sí sabe que la Aspariginasa, única cura para Félix, cuesta tres millones de bolívares: 22 sueldos mínimos, si se calcula según el último aumento anunciado por el Ejecutivo en septiembre de 2017. Ya han usado ocho y le piden 18 para la primera fase de tratamiento.

Milagros con las medicinas

Félix dobla la edad de Robert. Ambos empezaron el protocolo para la leucemia al mismo tiempo y van por el día número 78 de tratamiento. Sus camas están una al lado de la otra en el servicio de Hematología y, mientras juegan, esperan este 12 de septiembre a que los médicos les realicen una punción lumbar. Al final, no les podrán tomar la muestra del líquido cefalorraquídeo debido a una filtración en el quirófano.

Robert le insiste a Félix para jugar. Le lanza una pelota y el otro la esconde. El más grande se ve cansado, pero trata de seguirle el juego al más pequeño para que no se ponga triste. Las madres de ambos esperan impacientes por la punción que no les colocarán ese día.  

“Robert tiene seis años y empezó el protocolo el 30 de junio, como Félix. Le diagnosticaron leucemia 20 días después de su cumpleaños. Cuando lo llevamos para que lo evaluaran, le tomaron una punción. Desde el primer momento los médicos nos dijeron que había 80% de probabilidades de que tuviera cáncer en la sangre”, cuenta Geraldine Labrador, la madre del niño.

Geraldine y Robert son de Caracas, pero no por eso el viacrucis es menos difícil. A las 6:00 am salen de Petare y atraviesan la ciudad para atender al pequeño en el hospital de niños, ubicado en el oeste de la ciudad. La escasez de medicamentos es la cruz que llevarán a cuestas madre e hijo por los próximos dos años.

La Asparaginasa (quimioterapia para tratar la leucemia), el Mesna (fármaco para reducir los efectos secundarios del cáncer) y la Mercatopurina (inmunosupresor) los han buscado hasta en los servicios públicos de los noticieros, actualmente “minados” de solicitudes que van desde antibióticos hasta insulina.

Solo así, publicando su necesidad en Televen, Venevisión y Globovisión, Geraldine logró conseguir siete Asparaginasa para el tratamiento de su hijo. Aún le falta conseguir una ampolla más. No sabe de dónde sacará los Bs. 3.000.000 en los que se cotiza. “Si hacemos milagros para comer, imagínate para comprar las quimioterapias y los medicamentos”, remata Geraldine.

Padres del J.M. de los Ríos han optado por comprar las quimioterapias de los niños en Colombia. Para el cierre de esta nota, una Asparaginasa es ofertada en el país vecino en 580 mil pesos, aproximadamente. Al cambio del día 2 de octubre, en el mercado negro, el precio del medicamento equivale a unos 5 millones 700 mil bolívares.

Para colaborar con Geraldine y Yelitza, comunicarse al (0424) 292-6549 / (0414) 0270325

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