El enfant terrible de la literatura, periodismo y la noche caraqueña se despidió para siempre este pasado miércoles 17 de agosto, en la ciudad de Barcelona, España. Su representación del este caraqueño, lleno de personajes rebeldes y decadentes convirtieron a su novela más famosa, Pin Pan Pun (1998), en un objeto de culto. Casi 20 años después de su publicación, se sigue pasando de mano en mano entre jóvenes que todavía tienen que escoger el escape o el fracaso como destino para sus vidas.

El periodista y escritor falleció a sus 46 años, luego de pasar por diversas redacciones caraqueñas: las de El Nacional, Feriado y El Mundo tienen sus pasos marcados, así como el Semanario Urbe, del que fue uno de los fundadores.

Rebolledo ostentó también un curioso mérito: el de ser “El único finalista del premio Rómulo Gallegos que nunca se leyó Doña Bárbara“, como se anunció para publicar la versión original del libro. La Editorial PuntoCero fue la encargada de devolverlo a las librerías venezolanas en 2010, cuando lo reeditó bajo el nombre Pim Pam Pum, quizá para hacer más evidente la onomatopeya de los tiros, de esos que para entonces ya teníamos tantos.

A pesar de tener ya varios años en España, Rebolledo tenía muy fresca en la memoria la idiosincrasia del venezolano a quien, en una entrevista para el semanario Todo en Domingo en 2001, describió así: “Somos un carite frito que yace picado en dos, como tablero de ajedrez, en una pollera de techo de zinc, neón y un ventilador del año 73. Somos un cohete que viaja con gasolina de 87 hacia ningún lugar. Una niñita andrógina que perdió a su mamá en un diluvio, que llora cuando ve televisión y que tiene un tío con una bodega en San Casimiro. Un recuerdo, una mentira, un Ford LTD y un suspiro. Somos un bigote, negro y espeso, que lee Todo en Domingo y que sueña con días más bonitos y almidonados: Valentina Quintero, una mozzarela de búfala y la esperanza de irse, algún día, a vivir a Miami”. Este fragmento fue recordado por el periodista Gonzalo Jiménez en su cuenta de Facebook, hablando de la noticia.

Descrito como “tierno, cascarrabias, irónico y, a veces, sorprendentemente desprendido y protector”, por su amigo y colega Boris Muñoz, Rebolledo se graduó de periodista y posteriormente obtuvo un máster en Psicología Social, que le dio un entendimiento propio del mundo que lo rodeaba y que reflejaba a través de sus palabras.

En una entrevista concedida al portal Qué Leer en 2013, Rebolledo confesó que “el desamor, la venganza,  la rabia, el amor y el anhelo” son sus principales motivaciones literarias, “pero nada de esto funciona si no te ríes y la pasas bien mientras lo haces”. Su partida deja un vacío en la literatura venezolana; nadie puede negar que vivió su vida en un eterno “Romance del Destroy”, como bautizó a su poemario.

Foto: Queleer.com.ve

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