“Nos preocupa (el presidente Donald) Trump. Nos preocupa la acción de Estados Unidos“, expresó la señora Katerin Muñoz, habitante de Petare. Con su botella de agua y gorra del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), acudió a la concentración del chavismo de este miércoles, 1 de mayo, para “defender a esta revolución” que “ya no tiene vuelta atrás”.

A su juicio, Venezuela está enfrentada a la gestión de Trump y lo sucedido este martes 30 de abril “fue un show”. El presidente encargado, Juan Guaidó, anunció que el “cese de la usurpación empezó hoy (martes)” desde el distribuidor Altamira, adonde llegó acompañado por Leopoldo López, liberado minutos antes, y un grupo de militares que le declararon su respaldo.

Pero Muñoz no es la única persona en la concentración del chavismo que piensa eso sobre el gobierno estadounidense. Un grupo llevaba sobre sus hombros, como si fuera una urna, una caja rectangular decorada con fotos de líderes opositores. En uno de sus extremos tenía una cruz, coronada con la foto de Trump.

Para este miércoles, “el número dos” del chavismo, Diosdado Cabello, convocó a una marcha por el Día del Trabajador, que saldría desde el puente Longaray, en la autopista Valle-Coche, y llegaría hasta el centro de Caracas. No especificó el punto de llegada, pero la propaganda oficial indicó que el acto terminaría en el Palacio de Miraflores, lo que implicaba caminar una distancia de alrededor de 6,7 kilómetros.

“Vine porque quiero que se sienta mi presencia contra Estados Unidos, para que el mundo sepa que Venezuela tiene quién la defienda”, manifestó Carlos Parra. El pasado martes, recibió una llamada a las 6 de la mañana. Le informaron sobre lo sucedido cerca de la base aérea La Carlota y que debía ir a los alrededores del Palacio de Miraflores. “Antes de irme, llamé a varias personas. Había que alertar para la defensa, aunque con estas fuerzas armadas estoy tranquilo”, dijo.

Cambio de ruta

“¿Será que vienen?”, preguntó a sus compañeros una señora que descansaba en las inmediaciones del Banco Central de Venezuela (BCV). “Deben venir por ahí”, le respondió otra mujer.

Bajo la sombra de los edificios de los ministerios e instituciones cercanas, decenas simpatizantes chavistas esperaban pacientes la llegada de sus compañeros que caminaban desde la plaza Longaray. La militancia estaba reunida entre la esquina Carmelitas, en la avenida Urdaneta, y la esquina Bolero, la más próxima al Palacio de Miraflores y donde se había instalado una tarima.

No era difícil caminar de un extremo a otro de la concentración. El chavismo no llenó el espacio.

Chavistas y empleados públicos llegaban al espacio, buscaban protegerse del sol y compraban bebidas y chucherías para pasar el calor. Conversaban entre ellos, repetían las consignas que sonaban desde el escenario y se entretenían con la música. Con el paso del tiempo, el cansancio pudo más. Poco a poco el espacio entre la esquina Carmelitas y puente Llaguno se fue quedando vacío.

Poco antes de las 5:00 de la tarde algunos militantes se asomaban por puente Llaguno hacia la avenida Baralt, en dirección a Capitolio. Pequeños grupos de manifestantes cruzaban la calle. Esperaban que llegaran hasta la tarima en el Palacio de Miraflores.

“¿Está hablando Maduro? ¿Dónde está?“, preguntó uno de los militantes sorprendido de que el gobernante estuviera en plena alocución, pero desde una pantalla ubicada en la tarima. Nicolás Maduro habló desde puente República según informó el portal del Ministerio de Comunicación e Información. La web de Venezolana de Televisión aseguró que llegó a Miraflores.

Un grupo de personas se quedó escuchando a Maduro cerca de la tarima
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