La reunión de venezolanos con el vicepresidente estadounidense Michael “Mike Pence parecía una fotografía congelada desde el 2003, con la inclusión de algunos de los representantes políticos más emblemáticos de aquellos años. La cita fue en la iglesia católica Guadalupe, ubicada en Doral, una zona en Miami que es reconocida por la gran cantidad de compatriotas que viven allí. De hecho, se le conoce como “Doralzuela”.

Aunque la reunión estaba pautada a las 11:30 de la mañana, en realidad, el funcionario norteamericano habló casi a las 5 de la tarde. Durante la espera, el exdirectivo de Pdvsa, Juan Fernández, miraba los acontecimientos desde un banco del templo sin conversar con nadie; mientras que el empresario, Eligio Cedeño hablaba con todo el mundo. Por su parte, el vicealmirante Mario Carratú Molina saludaba a algunos de los asistentes, entre ellos varios otrora periodistas de Globovisión que cubrían el evento. Así, Carla Angola, quien estaba un poco ronca, se tomaba fotos con sus seguidores, al igual que Gaby Perozo y Alejandro Marcano. José Pernalete, exreportero de RCTV, también hizo lo propio.

La actriz Belén Marrero no pasaba desapercibida y el analista Carlos Blanco tuvo que hacer la cola para ingresar al recinto católico. También, de muy bajo perfil, estaba el exsubsecretario de Asuntos Hemisféricos del gobierno norteamericano, Roger Noriega.

Los que fueron tratados como VIP fueron los integrantes del grupo de 15 personas que se reunirían con Pence antes de que ofreciera sus palabras públicamente. En privado, el vicepresidente escuchó las versiones de los magistrados Alejandro Rebolledo y Tony Marval; los alcaldes Ramón Muchacho (Chacao), Gustavo Marcano (Lecherías) y Werner Jiménez (Maturín); los estudiantes José Zavarce, Reinaldo Marvéz y Francisco Márquez; la directora de Venezuela Awareness, Patricia Andrade; el activista Kennedy Bolívar; el directivo de Voluntad Popular, Carlos Vecchio; la hija del alcalde metropolitano de Caracas Antonio Ledezma, Daniela Schadendorf; la madre de Génesis Carrero, María Eugenia Tovar y el ex director de despacho de Henrique Capriles, Óscar López.

Durante el encuentro, entregaron un documento con los puntos más importantes de su petición, mientras que el alto funcionario aseguró que hacía todos los esfuerzos para que las sanciones hacia los políticos venezolanos no solo vinieran de Estados Unidos, sino de otros países latinoamericanos que le habrían manifestado su solidaridad.

Al mediodía, unas diligentes asistentes de protocolo repartieron sándwiches para todas las personas que estaban en el templo -con capacidad para mil 500 personas- que es un considerado un lugar emblemático, no solo por su arquitectura, sino porque quien está al frente es un sacerdote venezolano ordenado en Estados Unidos, Israel Mago, el cual dio la bienvenida y aprovechó para ofrendar su bendición.

Por la cámara de representantes habló Mario Díaz-Balart, quien no tuvo reparo alguno en llamar dictador a Nicolás Maduro y delincuentes a todos sus cercanos colaboradores. No se quedó atrás el senador Marco Rubio, quien aseguró que el Gobierno venezolano está manejado por narcotraficantes e hizo votos para que quienes aún residen en el país, no se sintieran abandonados. Su discurso fue recibido con aplausos, todo el aforo se puso de pie y  alguna que otra mujer le gritó: Marco, te amamos.

Finalmente, Michael Pence se subió a la tarima, que en realidad quedaba en el altar. Presentó el resultado de su gira por Latinoamérica y aseguró que había encontrado mucha receptividad por parte de los mandatarios para tomar medidas en contra de Venezuela, pero también admitió que era necesario llegar más allá de eso. Dijo que la administración de Donald Trump estaba comprometida con el destino de quienes viven en el país y envió unas palabras de aliento a los exiliados.

También hizo referencia a Cuba y dirigió unas palabras en español a la audiencia:

Al terminar el evento, los asistentes se quedaron con una sensación de que hizo falta más. El comentario generalizado fue que se trató de un acto del partido republicano para hacer propaganda a Trump y que no hubo resultados claros y específicos.

Muchos de los asistentes fueron con la idea de que se aprobaría la ley de Estatus de Protección Temporal (que ofrecería un respiro a quienes se encuentran ilegalmente en el territorio norteamericano); pero Pence no abordó el tema.

“No valió la pena la espera” afirmó Alejandro, mientras apagaba la cámara con la que había grabado todo el evento, “mejor nos vamos para la casa”. Lo que no quedó claro es si se refería su residencia en Miami o a su hogar en Venezuela.

Foto y videos: Laura Weffer

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