Hay decisiones contradictorias a los ojos de unos pero tienen su explicación bastante lógica con los juicios de otros. Detrás de cada decisión hay un propósito, pero detrás de cada decisión absurda siempre se está cocinando algo bueno para pocos. Es lo que podría deducirse de las importaciones que ordena la administración estatal, para distribuir una caja con alimentos básicos que denominan “CLAP” (llamados así por ser el acrónimo de Comités Locales de Abastecimiento y Producción).

¿Por qué resulta paradójica esta política? Simplemente porque esos productos que distribuyen son producidos por empresas privadas mexicanas. Ni hablar de la empresa privada brasileña JBS, de la cual importamos la mayor cantidad de carne que consumimos, y le pagamos hace poco 2 mil millones de dólares por sus productos. Entonces menosprecian el emprendimiento nacional pero financian el desarrollo empresarial extranjero. Muestra mucha incoherencia ver cómo quienes toman esas decisiones satanizan la iniciativa privada local, pero contribuyen al crecimiento de las empresas foráneas.

Otro alegato absurdo, es ese que intenta ignorar la grave situación financiera de Pdvsa -aunque no sé si sea con intención u omisión- pues declarar que la estatal petrolera aumentará en un año la producción en un millón de barriles diarios, es la prueba más evidente de que no conocen qué significa la cifra y mucho menos han evaluado cómo se logrará eso. En palabras del experto petrolero, Rafael Quiroz, se tiene un diagnóstico bien explicativo: “Incrementar la producción petrolera vía Faja del Orinoco en 1 MMB/d, significa tener que invertir 125.000 millones de dólares (MMU$) en 5 mejoradores (200 mil barriles diarios por mejorador), pues la construcción de cada mejorador tiene un costo de 25.000 MMU$; y si se pretende aumentar 1 MMB/d vía crudos convencionales tendrá que disponerse de no menos de 15.000 MMU$”. Esta suma no la tiene Pdvsa, tampoco el mágico Banco Central  de Venezuela y menos aún la hacienda pública.

Igualmente, quieren promover una moneda virtual. ¡Perfecto! Es una buena alternativa para superar las sanciones financieras que sufre el país. Además, da un tinte de modernidad y nos pone a correr a buen ritmo junto a las innovaciones tecnológicas financieras de vanguardia. Pero (¡bendito pero!) ¿Cómo puede ser exitoso un sistema que se ampara en el mercado libre si quienes lo promueven no creen en eso? ¿Cómo será viable una estructura de pago digital en la que el primer requisito es la confianza y eso es lo que menos pueden brindarle?

Venezuela sufre de una sequía financiera mayúscula, en eso hay consenso. Ahora bien, sería imposible resolver la escasez, la hiperinflación, las distorsiones cambiarias y todos los desequilibrios macroeconómicos, sin reestructurar la deuda, solicitar financiamiento internacional cuanto antes, restituir las libertades económicas, abrir el canal humanitario y diseñar las compensaciones sociales que consistan en transferencias directas a las personas vulnerables.

Si no se toman esas medidas, no habrá estímulos para producir ni un clavo y la utilidad que le quedará al gobierno sólo será para centralizar la administración de la escasez y la repartición de la ruina.

El plan totalitario avanza. Hoy fue la imposición de la Asamblea Nacional Constituyente (que hasta sirve para destituir presidentes electos), mañana será la eliminación de los concejos municipales y los consejos legislativos. Es muy probable que estén acariciando esa propuesta. ¿Quién dice “no, vale, yo no creo”?
Pareciera que su intención es convertir en realidad la frase de Dante, en su obra magistral “La divina comedia”, cuando en el canto tercero, antes de entrar al Infierno se lee en la puerta: “¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”. Si es así, no permitamos que nos ganen esa partida, no permitamos que la desesperanza nos infecte. Ya sabemos que la desmoralización nunca ha dado frutos.

Foto: soloclic.com

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