Vanessa Arenas / @VanessaVenezia

La concentración en Plaza Venezuela comenzó antes de las 7:00 de la mañana de este jueves 12 de febrero. Un grupo de personas saltó la cadena de protección de la fuente para tomarse fotos. Otros aprovechaban y dormían en los banquitos mientras esperaban que dieran la señal para marchar por el “Día de la Juventud Revolucionaria”, como la denominaron los rojos rojitos, hasta Parque Carabobo.

Durante toda la mañana siguieron llegando autobuses cargados de gente, que se estacionaban en las avenidas cercanas al Paseo Colón. Había jóvenes que lucían orgullosos sus batas blancas de medicina, chaquetas con el logo de la casa de estudio a la que pertenecían o franelas rojas con algún mensaje para el presidente fallecido, Hugo Chávez.

También había niños, trabajadores de distintos organismos del Estado y otros, no tan jóvenes, que decidieron unirse a la actividad. Entre ellos, la señora Niurka (55) que caminaba con unos tacones rojos sin perder el paso y menos mostrar incomodidad. “Estos son mis zapatos de marchar y, aunque no soy joven, siempre apoyo al gobierno“.

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Desde la tarima central se escuchaba un grupo de merengue que hacía bailar a todo el que pasaba en frente. A lo lejos, retumbaba el sonido de la voz de Hugo Chávez proveniente de las cornetas de un camión que detrás llevaba gente con banderas rojas.

A las 12:00 del mediodía empezó la movilización. “Ha comenzado la marcha revolucionaria”, dijo uno de los animadores, que además pedía la “colaboración” de los asistentes para que no siguieran desarmando la tarima. De inmediato, el fuerte Sol que acompañaba el día se escondió y el cielo se nubló por completo. A esa hora, en la UCV, algunos jóvenes opositores realizaban “La declaración de febrero” y otros asistían a una movilización en la Avenida Los Ilustres, por los caídos en protesta hace un año.

“Tenemos la posibilidad de estudiar medicina gratis. Eso no pasaba con otros gobiernos. Es una gran razón para marchar y apoyar esta revolución”, dijo Geraldine Yaguare, estudiante de medicina de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), mientras retrataba a su grupo de amigos.

El ambiente era de celebración. “Que baile el profe, que baile”, coreaban unas jóvenes al señalar a un hombre que llevaba una chaqueta de la Unefa y que los acompañaba en la marcha.

“Ahora podemos estudiar. La gente pobre no podía hacerlo”, gritaba Nora Sánchez, estudiante del Colegio Universitario de Caracas. Sus compañeros decían en coro: “Yo soy chavista, soy radical. No como cuento ni chantaje empresarial”.

A las 12:30 pm comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia, pero los estudiantes continuaron la marcha. Una persona vestida de sacerdote, con un brazalete del 4F en el brazo izquierdo y el crucifijo en la mano derecha, pasó montado en una moto y hacía la señal de la cruz.

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Al llegar a la altura del Teatro Teresa Carreño, el olor a alcohol se percibía entre muchos asistentes. Algunos bebían cerveza; otros, sangría. Bailaban al ritmo de tambores y reguetón. La música provenía de los carros que acompañaban el recorrido.

La lluvia arreció a la 1:00 pm. La marcha iba por Bellas Artes, por lo que muchas personas decidieron interrumpirla e irse. Truenos, relámpagos y un viento fuerte, terminaron suspender la actividad en Parque Carabobo, que había organizado la juventud del Psuv.

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