“Maduro, cobarde, los colombianos no son culpables”, repetía un grupo de representantes estudiantiles de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Central de Venezuela este miércoles en la planta baja del edificio Credival, donde se encuentra la embajada de Colombia. “Apoyo total a nuestros hermanos colombianos” y “No más violaciones a los derechos humanos”, rezaban algunas de las pancartas entre los presentes.

El grupo de representantes de la UCV, acompañados de estudiantes de la UPEL y UCSAR visitó la embajada colombiana para solidarizarse con el país vecino y los afectados por el cierre de la frontera colombo-venezolana. “Queremos resaltar que esta situación no es culpa ni de los colombianos ni de los venezolanos en la frontera”, aseguró Sairam Rivas, secretaria de Asuntos Internacionales de la FCU y vocera de la protesta.

Los estudiantes hicieron entrega de un documento donde rechazaron el cierre fronterizo, alegando que la medida solo beneficia a las mafias que practican el comercio ilícito y el contrabando de gasolina y alimentos. Igualmente, la FCU ratificó la lucha por los derechos humanos de los deportados.

A continuación el comunicado completo.

Carcas, 9 de septiembre del 2015.

Excelentísimo Embajador

de la República de Colombia

Presente.-

El Movimiento Estudiantil Venezolano Dignidad Universitaria, en el marco de los acontecimientos resultantes del cierre arbitrario del  eje fronterizo Colombo-Venezolano (Estado Tachira y Estado Zulia) y el desesperado Decreto del Estado de Excepción en varios municipios del Estado Táchira y del Estado Zulia, manifestamos nuestro rotundo Apoyo y Solidaridad con el noble y humilde PUEBLO COLOMBIANO.  Las decisiones tomadas por el Gobierno Venezolano de cerrar  la frontera Colombo-Venezolana y decretar apresuradamente el Estado de Excepción en municipios de los Estados Táchira y Zulia solo representan, a juzgar por sus efectos, la naturaleza excéntrica de un régimen criminal que comienza a desmoronarse. Estas persiguen el objetivo de manipular la atención pública y trasladar la responsabilidad de los efectos del fracaso de su gestión administrativa e ineficiencia gubernamental a los ciudadanos colombianos que vienen a Venezuela huyendo de la miseria y en la búsqueda de un presente y un futuro de bienestar y ascenso social. Buscando condiciones de vida que reivindiquen su dignidad humana.

Lo que ocurre hoy en la frontera con Colombia es la expresión más viva de un régimen despótico, fascista, totalitario, antipopular y demagogo. Nada más contrario al socialismo que la Xenofobia. Nada más lejano al socialismo que el patrioterismo extremo y el anticolombianismo. Nada más lejano al socialismo que expulsar a un hermano latinoamericano por su nacionalidad. Es la sobrevivencia de la anacrónica fraseología de un régimen revisionista de izquierda, que intenta justificar la expulsión y repatriación de cientos de pobres, de necesitados colombianos, detrás del acomodo de multimillonarios paramilitares en suelo Venezolano.  Son acciones fascistas y violatorias de los derechos humanos, las adelantadas por el Gobierno Chavista en la frontera. Es inaceptable que ciento de niños y jóvenes que viven cerca de la frontera, del lado venezolano, los requisen con rayos X cuando entran y cuando salen por el corredor humanitario. Que muchos de estos pequeños tengan que salir solos y volver a sus hogares sin la compañía de sus padres o un adulto. Así mismo que sean deportadas y expulsadas cientos de personas diariamente sin llevarse a termino el debido proceso que norma la legislación venezolana para dichos casos. El pueblo colombiano violentado tiene derecho a recuperar sus enseres materiales confiscados arbitrariamente por las fuerzas represivas del Estado venezolano.

Como si lo anterior fuera poco, siguen dejando sin comunicación a cientos de familias. La extensión hacia la zona zuliana del cerco militar deja incomunicadas a miles de familias colombo-venezolanas que habitan por igual en la zona binacional. Muchas de estas familias pertenecen a la etnia Wayúu, quienes organizados en grupos tienen sus asentamientos familiares en la Guajira. Estos verán más extrema su supervivencia al no poder transar los bienes producidos de sus labores de artesanía, agricultura y ganadería. La extensión de cierre del corredor fronterizo, a los municipios del estado Zulia, es una agresión que se suma a la constante persecución perpetrada al pueblo Wayúu, por parte de la GNB, que ha terminado en encarcelamientos y confiscaciones injustas de bienes de primera necesidad, tan escasos y tan costosos -cuando se encuentran- en la región Zuliana.

En suma el Pueblo Colombiano está padeciendo el resentimiento, el odio y la miseria a la que también hemos sido sometidos por décadas los propios ciudadanos Venezolanos. El cierre de la frontera solo beneficia a las mafias articuladas entorno a la GNB y a las FARC que operan en el comercio ilícito y extracción de Gasolina y alimentos. Por lo que, es la miseria, el hambre, la corrupción, la usura, la estafa, la escasez y la inflación Chavista las únicas responsables de la crisis económica en Venezuela. El pueblo humilde Colombiano nada tiene que ver con el contrabando de extracción y el bachaqueo en la frontera, por el contrario, son los más afectados al llevar sobre sus hombros la carga del estigma internacional, la del olvido de su propio gobierno y ahora la desfachatez y la mentira de los pillos cobardes que se empeñan en mantener encuartelados los deseos de progreso de los Venezolanos.  Si tanto se quejan de las miserias que produce Colombia, ¿dónde están las riquezas que profesan para el pueblo Venezolano? Que debieran ser solidarios como para atender esas miserias y no para expulsarlos.

¡Viva el Pueblo Colombiano! ¡Abajo la Tiranía! ¡Basta de Xenofobia!

Sairam Rivas

Secretaria de Asuntos Internacionales

Federación de Centros Universitarios

Universidad Central de Venezuela

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