Mucha gente me pidió que no le colocara FeminismoINC a mi organización. Que era un vocablo en declive, que estaba desprestigiado, que ya los organismos de cooperación internacional le estaban sacando el cuerpo. Que “feminismo” sonaba a cosa de izquierda, de radicales, de mujeres frustradas que no se afeitaban y odiaban a los hombres. Ponle otra cosa, me dijeron, mira que eso de feminista te va a traer más contrariedades que aceptación.

A todos les dije: se va a llamar Feminismo porque quiero reivindicar con mis acciones a esa hermosa palabra. Su definición, -Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres (RAE)-, me inspiraba mucho. ¿Cómo va a tener algo malo el que uno desee apoyar una ideología que solo quiere la igualdad entre géneros y replantear la balanza de poder para que sea más justa la sociedad como la conocemos hoy?

Dos eventos han ocurrido esta semana que me hacen pensar que elegí bien esta pelea. Uno, la prestigiosa revista Time, declara como personaje del año a todas las manifestaciones que durante el 2017 se hicieron en contra del acoso y violencia de género. Dos, Merriam-Webster elige “feminismo” como palabra del año. Según su editor jefe, Peter Sokolowski “las búsquedas de feminismo se incrementaron un 70% con respecto a 2016 en Merriam-Webster.com y repuntó varias veces tras eventos claves: la Marcha de las Mujeres, de Washington, que estuvo acompañada de manifestaciones similares en todo el mundo; la campaña presidencial y derrota de la demócrata Hillary Clinton, junto a las referencias que la vinculaban con las sufragistas, y el movimiento “Me Too” (“Yo también”) en el cual muchas mujeres revelaron casos de abusos sexuales” (AP).

Llevo 3 años ya con mi FeminismoINC y esa voluntad de llamarle abiertamente y con voz alta y clara feminista a mi organización, sigue firme, sin titubeos, sin dudar ni un minuto de que es así como se debe llamar.

Creo que nuestras potencialidades, las de las mujeres venezolanas, se encuentran en una etapa trascendente en la que debemos dar un paso adelante y superar la mezcla actual de roles socialmente deseables: la madre que resuelve en el hogar y al mismo tiempo trabaja y se forma para mejorar como profesional, muchas veces sin el apoyo de una pareja estable. Eso es feminismo.

Creo que cierta reeducación debe ser impulsada para que mujeres y hombres, juntos, avancemos en un orden de relaciones más equilibrado, en el que las potencialidades del desempeño organizacional femenino no tenga “techos” artificialmente impuestos por necesidades y ocupaciones que parecieran tener un marcado carácter de género, sin analizar en profundidad hasta donde estos “techos” son simples artificios sexistas para reproducir modelos caducos de liderazgo. Eso es feminismo.

Estoy aquí para ayudar a las mujeres. No solo a las luchadoras que se fajan en interacciones cargadas de poder sexista. También las que prosperan calladamente, como pidiendo perdón, usando ardides para “cuadrar” con el marco de incentivos que se les ha impuesto. Quiero ayudarlas para que hagan lo que tengan que hacer para prosperar, pero que añadan un poco más de “conciencia de género” a su desempeño, para educar a todos a su alrededor y allanar el camino a las que no tienen iguales oportunidades o destrezas, y que ninguna se quede atrás. Eso también es feminismo.

Con este renacimiento del movimiento feminista y desde esta trinchera, quiero rendir un homenaje a los que antes que yo ya se plantearon estas tareas y hacen cosas mucho más valiosas para mejorar la situación de las mujeres en el Mundo. Sin duda alguna, las cosas están cambiando. Somos feministas. Y lo decimos alto y claro.

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